En la Asamblea Nacional se trabaja con organismos como ACNUR y la OIM para velar por la dignidad, los derechos y el respeto a la vida de los migrantes, según explica el diputado Carlos Valero.
Hasta la primera semana de septiembre el número de venezolanos en el exterior ascendía a 4,3 millones, y todo apunta a que esa cifra va en aumento. Dan cuenta de ello los datos actualizados que maneja la Asamblea Nacional (AN) de Venezuela en coordinación con los organismos de las Naciones Unidas, como la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), más las oficinas migratorias de los principales países de destino.
El diputado Carlos Valero, miembro de la Comisión de Política Exterior de la AN, es de los que teme que siga creciendo el éxodo. Es precisamente por ello que desde el Parlamento están trabajando con las naciones aliadas para garantizar condiciones para los migrantes venezolanos.
En esta línea de acción destaca la primera reunión de parlamentarios que tuvo lugar en Cúcuta, Colombia, en 2018 y en la cual se acordaron medidas para que la migración venezolana tuviese una “acogida digna” en la región. Pero se trata de un trabajo que no cesa.
“Ahí se habló del tema de las visas humanitarias, de facilitar la homologación de títulos para los venezolanos, e incluso de la necesidad de tener un tratamiento multilateral al problema de la migración. En ese momento, estábamos hablando de cerca de 3 millones de venezolanos en el mundo, de acuerdo con OIM”.
Con el tiempo la situación se ha agravado. “La cifra actual es de 4,3 millones de venezolanos”, un número que permanentemente se está actualizando.
Según los datos que maneja la AN, hay aproximadamente un millón de personas con pasaporte y nacionalidad europea de primera generación y unos 3 millones de segunda generación. “De esos, la mayoría españoles, portugueses, italianos. Entonces, el número de 4,3 millones puede ser evidentemente un número mayor”, explica Valero.
-¿Qué apoyo han conseguido para estos 4,3 millones de venezolanos?
-Hemos intentado coordinar con las agencias de las Naciones Unidas, ACNUR, OIM, y con distintas ONG que trabajan el tema, programas de ayudas para los venezolanos en situación de vulnerabilidad, que han sido sometidos a violaciones de Derechos Humanos. Hemos intentado atender a niños y a adultos mayores a través de los mecanismos de la ONU.
-Sobre los casos de los venezolanos desaparecidos en embarcaciones hacia las islas del Caribe, y las denuncias de trata de personas y esclavitud en torno a ello. ¿Cómo se está tratando el tema con las autoridades de esas islas?
-En la medida en que algunas nos lo permitan, porque hay algunas, sobre todo las de habla inglesa, con las que ha sido bastante complicada la coordinación.
Nos apoyamos mucho en ACNUR, en la OIM, cuya misión es precisamente velar por la dignidad, los derechos y el respeto a la vida humana de los migrantes.
-¿Tienen identificadas las irregularidades?
-Ha habido muchos problemas de lo que la misma OIM ha llamado esclavitud moderna. Ellos dicen que es silenciosa, y consiste en ofertas engañosas de trabajo. Le envían a la gente un ticket, les dan 500 dólares, y cuando llegan al lugar de destino en las islas del Caribe o América Latina los confinan en una finca, mina o fábrica, donde les quitan los pasaportes, los amenazan con deportarlos si dicen algo y terminan trabajando bajo esa situación de esclavitud.
-¿Hay cifras exactas de la cantidad de venezolanos en esa situación?
-Tenemos denuncias específicas, más que números, porque al final es una cifra muy oscura y, como ocurre con todos los casos típicos de violaciones a la dignidad humana, si la gente no denuncia no aparecen en las estadísticas.
Hay casos puntuales que visibilizamos, nos avocamos y tratamos de resolverlos a través de OIM o los gobiernos.
-¿La situación política que vive Venezuela complica resolver la situación migratoria de los venezolanos en algunos países?
-Es muy complicado, aun así hemos construido una serie de políticas públicas con los gobiernos que nos reconocen, hemos levantado estadísticas, desarrollado programas contra la xenofobia e inserción laboral, reconocimos la vigencia de los pasaportes vencidos.
-¿Cómo están manejando las denuncias de xenofobia contra los venezolanos?
-La cantidad de venezolanos en algunos destinos comienzan a convertirse en un problema para esas sociedades. Por ejemplo, en Perú hay 860 mil venezolanos aproximadamente, muchos de ellos están concentrados en Lima y la misma población de la capital peruana los acusan de quererles quitar el trabajo.
En ese sentido, hemos insistido en que el manejo de la crisis migratoria venezolana y de la diáspora tiene que ser multilateral y no un caso focalizado de Ecuador o Perú. Debe verse como un plan global con programas de reinserción, de reubicación de venezolanos en los países. Si tienes muchos médicos en Trujillo (Perú) y sólo pueden asumir 40 o 50, con una coordinación es probable movilizarlos a alguna provincia u otro país que los requiera.
-¿Existe esa red de interoperabilidad?
-Ese trabajo hay que hacerlo, a través de ACNUR y OIM, que son los que tienen las posibilidades de ver la data global y el acceso a los recursos. Nosotros estamos trabajando en combinación con la ONU y la OEA. Sólo a través de estos organismos es que podemos ir atendiendo el problema de forma equitativa.
-Hay países que ya están atendiendo el problema bajo sus propias medidas migratorias, y una de ellas es el visado. ¿Usted cree que esa sea la solución?
-No, al final esa no es la respuesta. Nosotros hablamos con esos países. Por supuesto, son soberanos y tienen la potestad de definir sus políticas migratorias internas, y nosotros sólo podemos exhortar. Pero esas medidas al final no van a detener el flujo migratorio, la gente va a seguir llegando a los países de la región para escapar de la crisis venezolana, salvo que construyeran unos muros para frenar la migración.
-¿Cuáles son los casos de xenofobia que más preocupan?
-En los países del Caribe ha sido un tema muy delicado y el problema de Perú, porque se puede estar generando un movimiento xenófobo que una vez que se desate puede convertirse en una tormenta. Eso hay que atajarlo pronto, hacer campañas para evitar que exista la xenofobia, resaltar los beneficios que nuestra población migrante está generando en esas regiones. Hay muchísimos profesionales y personal calificado. Por ejemplo, hay lugares en Europa que tienen una media de población con edad bastante avanzada y los jóvenes se convierten en un motor de impulso en estas sociedades, generando una respuesta en positivo y global.
-¿Teme que se agudice la salida de venezolanos este año?
-Siguen saliendo venezolanos. Todos los días siguen saliendo y, en la medida en que los problemas persistan y se profundicen, los venezolanos intentarán salir del país. La hiperinflación está desatada, continúa el colapso en los servicios públicos. Salvo en la burbuja de Caracas, porque la administración de Nicolás Maduro ha intentado tenerla aislada, Venezuela es realmente una tierra arrasada.