Hasta el año 2000 las instituciones financieras en Venezuela ofrecieron a sus clientes una modalidad de préstamo hipotecario en los que se sustituía la tasa subsidiada por un sistema de capitalización de los intereses que, en medio de una economía inflacionaria, hizo cuesta arriba los pagos de los financiamientos.
Por ello, en 2001 varios grupos de deudores hipotecarios decidieron demandar a los bancos por esos créditos indexados. El entonces presidente Hugo Chávez ordenó suspender este tipo de financiamientos y al año siguiente el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) falló a favor de los deudores, por lo que las entidades bancarias tuvieron que recalcular los préstamos.
“Todo eso nosotros lo acabamos, nosotros hicimos una ley para prohibir aquello que cobraban, el Índice de Precios al Consumidor todos los años subía el precio de la vivienda y habían empresas que alargaban el tiempo de construcción, nunca las entregaban”, dijo Chávez en 2002.
Después de 17 años el Banco Central de Venezuela (BCV) aplica una política similar, esta vez para los créditos comerciales. La resolución del BCV establece que los créditos comerciales ahora tomarán en cuenta el tipo de cambio bolívar-dólar, con lo cual las autoridades han decidido indexar los préstamos, regresando a un esquema que fue cuestionado 17 años atrás.
Ahora, las empresas y los particulares que gestionan préstamos comerciales tendrán que pagarlos según la fluctuación de la tasa cambiaria del mercado oficial, que supera los 20.000 bolívares por dólar.
La resolución, que entró en vigencia este 28 de octubre, señala que “los créditos de la cartera comercial se expresarán en Unidades de Valor de Crédito Comercial (UVCC) que resultan de dividir el monto en bolívares a ser liquidado del crédito otorgado entre el Índice de Inversión vigente para dicha fecha, el cual será determinado por el BCV tomando en cuenta la variación del tipo de cambio de referencia del mercado y publicado diariamente en la página web”.
Para el cálculo inicial de los intereses los bancos deberán aplicar una tasa entre 4% y 6% anual, agrega la norma.
De acuerdo con esa disposición del BCV, cuando el precio del dólar oficial suba el monto a pagar por capital e intereses aumentará, por tanto “las deudas serán más costosas”, escribió la firma Ecoanalítica tras la divulgación de la resolución.
¿Qué se busca con la medida? Seguir disminuyendo las presiones sobre el mercado cambiario. “Los ajustes parecen estar más dirigidos a restringir el financiamiento a las empresas, y con ello la compra de moneda extranjera en el segmento con mayor impacto en el mercado no oficial”, agregó la consultora.
Hace un año el BCV incrementó el encaje legal, que obliga a los bancos a mantener un alto porcentaje de depósitos en el ente emisor, todo con el fin de evitar que la tasa paralela subiera. Pero la acción impidió a los bancos incrementar los financiamientos para la actividad productiva.
A la par, el régimen ajustó el gasto, lo cual se reflejó con los ajustes salariales que en el año apenas han sido tres, cuando en 2018 fueron cinco incrementos.
Sin embargo, cuando se han registrado necesidades puntuales en el sector público, el BCV ha fabricado bolívares de forma desordenada que presionan en el sistema cambiario paralelo. En agosto el financiamiento monetario subió 137% y ese mes el tipo de cambio se disparó.
Tras la revisión salarial, analistas estiman que vendrá otro salto en la asistencia financiera a los entes públicos. Y adicionalmente, noviembre es un mes de altas erogaciones por las bonificaciones de fin año, por lo que el gasto tendería a crecer y esos bolívares se volcarían hacia el mercado cambiario.
En medio de esta situación, comienza la nueva medida del BCV con los créditos que en el sector bancario califican de impredecible. La norma continúa en evaluación dentro de los bancos, porque es otra limitación que enfrenta el sector comercial para poder financiar la adquisición de materia prima y equipos.