Felipe VI y su esposa, la reina Letizia, pasarán a la historia como los primeros monarcas españoles en viajar a Cuba. Sin embargo, lo que debería ser un gesto diplomático y afectivo hacia lo que una vez fue una de las colonias más importantes del extinto Imperio español, tiene visos de convertirse en una polémica que podría dañar no sólo la imagen de la Casa Real sino también al Gobierno del país ibérico.
¿La razón? El momento en que se produce el viaje no podría ser menos oportuno. Por un lado, se da justo cuando el deshielo entre Washington y La Habana se ha detenido y los vínculos vuelven a deteriorarse, debido a la reimposición de sanciones que la Casa Blanca del republicano Donald Trump ha impuesto al régimen comunista debido a su apoyo a Nicolás Maduro.
Pero además el periplo se produce apenas a unas horas de las cuartas elecciones generales que España ha celebrado, debido al bloqueo político que ha impedido al socialista Pedro Sánchez formar Gobierno y que parece que no vaya a resolverse con esta nueva convocatoria a las urnas.
“Al Rey lo metieron un rollo muy feo, porque hay que recordar que él va a donde le manda la Cancillería española. El Rey no es autónomo y su agenda está engranada en los intereses del Estado español; y por lo tanto depende del Gobierno de turno”, recordó Carmen Beatriz Fernández, profesora de Marketing Político de la Universidad de Navarra.
Razones oficiales
Desde Madrid son varias las razones que se esgrimen para este viaje. En primer lugar, Cuba es el único país latinoamericano que un monarca español no ha visitado oficialmente. Ciertamente en 1999 el hoy rey emérito Juan Carlos I estuvo en La Habana, pero en el marco de la Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno que ese año se celebró allí. Después en 2016 volvió al funeral de Fidel Castro, pero ninguno de ambos periplos fue una visita de Estado.
Durante su reinado, el padre del actual soberano trató durante varias ocasiones de visitar la Isla, pero nunca se materializó. Incluso durante el mandato del conservador José María Aznar (1996-2004) esta posibilidad fue vetada, debido a la política que el entonces mandatario español tenía hacia el fallecido dictador.
Aznar fue impulsor de la política común europea hacia Cuba, la cual congeló en la práctica fondos y cualquier cooperación con el régimen castrista hasta tanto este no diera muestras de democratización.
La segunda razón que esgrimen desde Madrid para este viaje es que este año se conmemoran los 500 años de la fundación de La Habana. Sin embargo, Felipe VI y la reina Letizia no participarán en los actos oficiales, los cuales están previstos para el día 16, para evitar compartir escenario con Maduro y con el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, han asegurado fuentes diplomáticas españolas.
En los últimos años los gobiernos españoles, sin importar su signo ideológico, han criticado duramente el comportamiento de los ejecutivos de Caracas y de Managua y sus prácticas autoritarias contra la disidencia.
En el caso de Maduro, el gobierno de Pedro Sánchez fue uno de los primeros en reconocer al presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, como presidente interino de la República, luego de la cuestionada toma de posesión de Maduro el pasado 5 de enero.
“El viaje no es un gesto de apoyo al régimen cubano, sino que es la superación de una anomalía”, replican desde el Ejecutivo de Sánchez, donde recuerdan que tres Papas e incluso el ex presidente de Estados Unidos, Barack Obama, han visitado la Isla en las últimas tres décadas, mientras que ningún Jefe de Estado español lo ha hecho en ese mismo periodo.
Sin embargo, en la oposición española el mismo no ha sentado bien. Así el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha tildado de “lamentable” que el Gobierno “mande” al Rey a visitar una “dictadura”; y el líder del ultraderechista Vox, Santiago Abascal, trató de que se convocase una la Diputación Permanente del Congreso para frenarlo.
Por último, la agenda de los monarcas incluye un homenaje a los soldados españoles que batallaron en la Guerra contra Estado Unidos por el control de la Isla.
Motivos para la duda
El hecho de que los reyes no tengan previsto reunirse con miembros de la disidencia cubana, ha hecho que las razones esgrimidas por Madrid pierdan credibilidad y el viaje se vea envuelto en la polémica.
Así por ejemplo Amnistía Internacional (AI) envió una carta a Felipe VI para que en sus reuniones bilaterales con las autoridades cubanas se interese por el disidente José Daniel Ferrer, que se encuentra en paradero desconocido, y pida la liberación inmediata de los seis presos de conciencia que tiene constatados la organización.
Por su parte, organizaciones de disidentes están impulsando una solicitud vía online criticando el viaje real, porque el mismo implica un respaldo a la “esclavitud” en la que se encuentra el pueblo cubano debido al régimen castrista.
“Lamentamos esta decisión porque pasa por alto la violación sistemática de los derechos y las libertades de los cubanos. La situación represiva en Cuba ha empeorado este año (…) y el Gobierno ni siquiera da signos de que en breve comenzará las reformas políticas y económicas que el país necesita con urgencia”, lamentó el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), el cual agregó: “Esta visita real no envía un mensaje de optimismo y solidaridad hacia el pueblo cubano, sino que representa un espaldarazo al régimen que condena a la miseria y deja sin futuro a millones de cubanos”.