En la aldea
09 febrero 2025

El golpe militar a la Asamblea Nacional

Aun cuando Maduro logró vaciar de competencias constitucionales a la Asamblea Nacional, no logró erosionar su legitimidad democrática y en especial su reconocimiento internacional. Esto permitió iniciar una nueva fase en la transición a la democracia en Venezuela. Para tratar de frustrar ese proceso, y seguir organizando fraudulentas elecciones, Maduro planeó un golpe militar a la Asamblea Nacional. Pero aunque intenten simular el ejercicio de las funciones del Poder Legislativo a través de Parra y sus cómplices, será vano el esfuerzo, pues como dispone el Artículo 138 de la Constitución, toda autoridad usurpada es ineficaz.

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Cuando la oposición democrática en Venezuela obtuvo las dos terceras partes de la Asamblea Nacional (AN), en diciembre de 2015, la democracia constitucional se encontraba severamente deteriorada en Venezuela. La intoxicación de los petrodólares y de las varias elecciones organizadas desde 1999, habían creado la imagen de una democracia fuerte. En el fondo, ello era resultado de la -peligrosa- confusión entre elecciones y democracia.

Pues más allá de las elecciones, lo cierto es que el Estado de Derecho había sido minado por Hugo Chávez, en especial, luego de que en 2004 lograra intervenir políticamente al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y a su Sala Constitucional. Esto permitió a Chávez implementar lo que hoy día se conoce como autoritarismo populista: Progresivas y tenues violaciones al Estado de Derecho basadas en la supuesta defensa del pueblo.

Con todo, este autoritarismo chavista -que Nicolás Maduro heredó en 2013- permitía cierto grado de competitividad electoral, lo que llevó a la oposición a participar en las elecciones parlamentarias de 2015. Fue la última elección competitiva que se realizó en Venezuela.

II

En efecto, poco después de la elección de la Asamblea Nacional, Maduro utilizó al Tribunal Supremo de Justicia para dictar decenas de sentencias que, en la práctica, vaciaron de contenido constitucional a la Asamblea Nacional, desconociendo así el resultado electoral de diciembre de 2015.  Se trató de un golpe de Estado continuado que intentó consolidarse con la fraudulenta elección de la asamblea nacional constituyente, órgano que concentró todas las funciones del Estado, erigiéndose así en una tiranía.

“Secuestrando por el uso de la fuerza el Palacio Federal, los diputados de la Asamblea Nacional pueden sesionar en cualquier otro espacio físico, pues el Poder Legislativo no es el Palacio Federal”

Logrado ese objetivo, Maduro organizó su propia elección presidencial en 2018, encargándose de escoger los “candidatos” que podían participar en esa “falsa elección”, pues la participación de los principales líderes y organizaciones políticas fue vetada.

El error de Maduro fue pensar que la comunidad internacional seguiría aceptando que Venezuela era una democracia. Así, los principales países democráticos rechazaron la fraudulenta reelección de Maduro, lo que llevó a considerar que, a partir del 10 de enero de 2019, el presidente de la Asamblea Nacional debía asumir la Presidencia de la República en condición de encargado, como lo dispone el Artículo 233 de la Constitución.

III

Aun cuando Maduro logró vaciar de competencias constitucionales a la Asamblea Nacional, no logró erosionar su legitimidad democrática y en especial, su reconocimiento internacional. Esto permitió iniciar una nueva fase en la transición a la democracia en Venezuela, a través del reconocimiento del presidente de la Asamblea Nacional, diputado Juan Guaidó, como presidente encargado de la República.

Para tratar de frustrar ese proceso, y seguir organizando fraudulentas elecciones, Maduro planeó un golpe militar a la Asamblea Nacional.

Así, en la mañana del 5 de enero de 2020, cuando de acuerdo con la Constitución la Asamblea Nacional debía iniciar un nuevo período de sesiones para elegir a una nueva junta directiva, efectivos militares al servicio de Maduro bloquearon el acceso al Poder Legislativo, incurriendo en manifiesto uso excesivo de fuerza para impedir el acceso de los diputados al Palacio, entre ellos, al presidente Guaidó.

“El burdo golpe militar a la Asamblea Nacional es, desde el punto de vista jurídico, irrelevante”

Un grupo de personeros y cómplices del régimen sí logro entrar al Palacio, para simular una supuesta elección de la junta directiva, encabezada por el diputado Luis Parra, excluido de las filas de la oposición democrática por denuncias de corrupción. Así, como hizo en 2018, Maduro pretendió escoger a su propia oposición, corrompida, como parte de su cleptocrático sistema de dominación.

El montaje realizado por Parra y sus cómplices fue muy burdo, pues obviaron todas las formalidades exigidas por la Constitución y el Reglamento Interior y de Debates. Así, no se conformó la Comisión que debe coordinar la primera sesión bajo la dirección del presidente de la Asamblea, ni se verificó el quórum mínimo de 84 diputados que se requiere para que la Asamblea pueda sesionar. Tampoco hubo inicio de la sesión ni registro formal de la supuesta votación. Como un destacado profesor universitario recordó en las redes: ‘Una reunión de junta de condominio tuvo más sustancia y forma que la farsa montada por Parra y sus cómplices’.

Por ello, en la mañana del 5 de enero no hubo sesión en la Asamblea Nacional ni se eligió una junta directiva. Lo que sucedió es que un grupo de personas optó por tomar militarmente el Palacio Federal Legislativo y ocupar, por la pura fuerza bruta, las sillas que corresponden a la junta directiva.

IV

En la tarde del 5 de enero los diputados leales a la Constitución optaron por efectuar la sesión en otra sede, a saber, el edificio de El Nacional, tal y como lo permite el artículo 1 del Reglamento. Así, reunidos en ese lugar, se cumplieron todas las formalidades preceptuadas para el inicio de sesiones de la Asamblea Nacional: Se conformó la Comisión dirigida por el presidente Guaidó, que previa verificación del quórum -100 diputados- procedió a iniciar la sesión de elección de la junta directiva. Como resultado de ello, los diputados Juan Pablo Guanipa y Carlos Berrizbeitia fueron electos en las Vicepresidencias, y el diputado Juan Guaidó fue ratificado como presidente de la Asamblea Nacional y por ende, como presidente encargado.

V

El burdo golpe militar a la Asamblea Nacional es, desde el punto de vista jurídico, irrelevante.

Así, diversos países ya han condenado este golpe, incluyendo los gobiernos de Argentina y México, la Unión Europea y el Grupo de Lima, entre otros. Asimismo, se ha reiterado el reconocimiento a Juan Guaidó como presidente encargado, como hizo el Gobierno de Estados Unidos. Por ello, resulta irrelevante que Maduro siente por la fuerza a Parra en la silla de la presidencia de la Asamblea del Palacio Federal: Cualquier decisión que se tome con base en ese acto de fuerza será ineficaz.

“Maduro puede intentar simular el ejercicio de las funciones del Poder Legislativo a través de Parra y sus cómplices, pero será vano el esfuerzo, pues como dispone el Artículo 138 de la Constitución, toda autoridad usurpada es ineficaz”

Además, incluso secuestrando por el uso de la fuerza el Palacio Federal, los diputados de la Asamblea Nacional pueden sesionar en cualquier otro espacio físico, pues el Poder Legislativo no es el Palacio Federal. A ello se le suma, además, el voto electrónico de los diputados que han sido forzados al exilio.

Todo esto es importante recordarlo, pues Maduro puede intentar simular el ejercicio de las funciones del Poder Legislativo a través de Parra y sus cómplices, como ha intentado hacer con sus magistrados del Tribunal Supremo y sus falsos diputados de la fraudulenta constituyente. Será vano el esfuerzo, pues como dispone el Artículo 138 de la Constitución, toda autoridad usurpada es ineficaz.

*Procurador Especial de la República designado por la Asamblea Nacional.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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