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12 octubre 2024

El precio de la gasolina en Venezuela, un reto a la sensatez

En medio de la anarquía que propicia el precio de la gasolina, los usuarios terminan dando al personal que atiende la estación de servicio la cantidad de la que disponen, a cambio de poder llenar el tanque del vehículo. La anomia total del sistema evidencia la ausencia de sensatez para establecer un criterio razonable de asignación de precios al combustible, con una estructura de costos de la que bien pudieran derivar ingresos para el mantenimiento y conservación de vías o la prevención de siniestros viales.

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Celia Herrera | 21 febrero 2020

En 2007, la Sociedad Venezolana de Ingenieros de Transporte y Vialidad preocupada por los problemas de movilidad en el país, debatía entre los colegas acerca del precio que debía tener la gasolina. El tema fue objeto de discusión pública en el Coloquio “El caos vial de Caracas”, a propósito del incremento en los volúmenes vehiculares, que ocasionaba congestión en la mayor parte de la trama vial de la ciudad; principalmente por la significativa presencia de vehículos particulares en el flujo, circunstancia propiciada por el bajo costo de la gasolina, entre otras razones.

Desde entonces la inquietud trascendió, por lo que en 2015 la Sociedad realizó el Foro “Valor social del combustible, transporte y desarrollo”, en el que participaron profesionales como el Dr. Francisco Javier Larrañaga, Ingeniero Químico de gran trayectoria. De su exposición titulada “¿Es un problema subsidiar la gasolina?” y en memoria al valioso legado de conocimientos que nos dejó, cito aspectos concluyentes: “La política de ajuste del precio de combustibles en Venezuela se inicio en 1945, buscando beneficiar al ciudadano, exonerando impuestos; mantener el combustible barato, le sale muy caro al país; subsidiar los combustibles es una mala política contra la pobreza, que profundiza la desigualdad; entregar el combustible a precios subsidiados es un problema financiero, que incentiva el consumo, el contrabando, y  tiene alto impacto en la disponibilidad de fondos para manejar la industria petrolera y los programas públicos de la nación. Se requiere una solución estructural que incluya acuerdos, abordar todos los aspectos del consumo de combustibles, y que conlleve a un beneficio tangible para la sociedad”. Para febrero de 2015, el portal internacional globalpetrolprices.com indicaba un precio en las estaciones de servicio de 0,01 dólares por litro para la gasolina de 95 octanos.

“En medio de la anarquía que propicia el precio de la gasolina, los usuarios terminan dando al personal que atiende la estación de servicio la cantidad de la que disponen, a cambio de poder llenar el tanque del vehículo”

El 19 de febrero de 2016, sorprendió la noticia de la “Resolución mediante la cual se establecen los precios de los tipos de productos que serán vendidos en los establecimientos dedicados al expendio de combustibles”, Gaceta Oficial Nº40.851 de fecha 18 de febrero de ese mismo año, en la que el Ministerio del Poder Popular de Petróleo y Minería, señalaba nuevos costos que significaban un aumento de precios de la gasolina; de manera que un litro de 91 octanos pasó de 0,070 a 1,00 bolívar, y el de 95 octanos cambió de 0,097 a 6,00 bolívares. Así, el incremento fue notable en cifras, mas no resolvió el problema de fondo: La gasolina seguía siendo exageradamente barata en Venezuela; y tan es así, que la noticia del incremento pasó sin pena ni gloria.

El 14 de agosto de 2018 el Ejecutivo Nacional anunciaba el inicio del período de prueba para un nuevo sistema de subsidio a la gasolina. Comenzó entonces un “censo nacional automotor”, en el que debían registrarse los usuarios interesados en recibir el subsidio, mediante el denominado “carnet de la patria”. Este documento y la huella dactilar serían verificados mediante lectores inteligentes instalados en las estaciones de servicio.

Desde entonces, del censo hay noticias recurrentes en lugares remotos como en la ciudad de San Cristóbal, pues en el estado Táchira especialmente, son censados vehículos particulares y del transporte público para recibir combustible, bajo la premisa de que con ello se daría un “vuelco completo a la situación de abastecimiento de combustible en la entidad”. 

“En aras de la calidad de vida del venezolano, las políticas de Estado debían tender a sincerar los costos de la gasolina y regularizar el suministro a nivel nacional”

Lo cierto es que no todos los propietarios censaron su vehículo, aunque algunos sacaron el “carnet de la patria”, pensando que no podrían sufragar el costo de llenar el tanque semanal con el preciado líquido, o tan solo por tener acceso al subsidio. Sin embargo, la obligatoriedad de registrarse en el censo para tener acceso a la gasolina en las estaciones de servicio no se extendió a todos los propietarios de automotores, ni se implementó en la mayoría de las gasolineras el control biométrico para la prestación del servicio a los usuarios.

Tras la medida y hasta ahora, el precio de la gasolina permanece invariable desde 2016, mas son montos que resultan imposibles o muy difíciles de sufragar, cuando el billete de menor denominación circulante es de 100 bolívares, que además nadie quiere recibir por el poco valor que tiene, pues no recuerdo artículo alguno que pueda comprarse con esa cantidad, equivalente 0,001 dólares, según la tasa de cambio del Banco Central de Venezuela (BCV) para el 19 de febrero de 2020; a lo que se agrega la escasez de efectivo y la limitación para retiros en las entidades bancarias por día, que oscila entre 20.000 y 50.000 bolívares dependiendo si se trata de banca privada o pública, agencias a las que además hay que acercarse personalmente y en horario y día laborable, porque los cajeros automáticos no disponen de papel moneda (en pleno siglo XXI en Venezuela estas facilidades no operan), y la escasez de combustible propiamente, en estados como Zulia, Táchira, Trujillo, y Mérida, por mencionar algunos de los más golpeados, situación que se extiende a buena parte de la nación por temporadas, incluyendo el Área Metropolitana de Caracas.

“Para febrero de 2020 el precio de la gasolina de 95 octanos en las estaciones de servicio, según el portal internacional globalpetrolprices.com, es de 0,001 dólares por litro”

En medio de la anarquía que propicia el precio de la gasolina, los usuarios terminan dando al personal que atiende la estación de servicio la cantidad de la que disponen, a cambio de poder llenar el tanque del vehículo, que puede ser desde el billete de 100 bolívares, hasta el de 20.000 bolívares, con lo cual un solo conductor termina pagando con creces un camión cisterna que pida la estación, pues sus algo más de 36.000 litros alcanzaron un costo de 2,01 bolívares en diciembre de 2019, según reseñó la prensa en el país. Para febrero de 2020 el precio de la gasolina de 95 octanos en las estaciones de servicio, según el portal internacional globalpetrolprices.com, es de 0,001 dólares por litro.

Lo narrado hasta ahora da cuenta de la anomia total del sistema, evidenciando la ausencia de sensatez para establecer un criterio razonable de asignación de precios al combustible, con una estructura de costos, de la que bien pudieran derivar ingresos para el mantenimiento y conservación de vías o la prevención de siniestros viales, como si fuese poco salvar vidas.

En aras de la calidad de vida del venezolano, las políticas de Estado debían tender a sincerar los costos de la gasolina y regularizar el suministro a nivel nacional, aumentar progresivamente el uso del gas u otras fuentes de energía más limpias para la movilización de los ciudadanos y de los insumos, modernizar el parque automotor y mejorar en forma sustancial el transporte público.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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