En la aldea
06 diciembre 2024

Los secretos de la Aldea

¿Aunque debía estar operativo hasta 2024, todo indica que el satélite artificial venezolano Venesat-1 ya hoy es historia?, ¿ahora es el coronavirus quien vuelve a colocar en un callejón sin salida a la oposición frente al chavismo por un tentativo “acuerdo nacional” ante la crisis?, ¿hasta dónde puede la oposición asumir una corresponsabilidad en la toma de decisiones concretas si el control fáctico sigue en manos del régimen y, además, con cuáles recursos lo haría?, ¿Henri Falcón y el economista Francisco Rodríguez son las caras visibles de quienes quieren imponer una tregua, entre oposición y chavismo, para enfrentar al Covid-19?, ¿serán efectivas las triangulaciones de Alex Saab con empresas suizas en la compra-venta de petróleo y gasolina para el régimen de Maduro?

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Redacción LGA | 25 marzo 2020
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Responsabilidad política

La llegada a Venezuela del Covid-19 no solo es un tema de salud de alta complejidad, sino que también se ha convertido en un punto crítico en las filas del gobierno interino de Juan Guaidó. Si bien el ejercicio del poder territorial en el país lo ejerce Nicolás Maduro y, en consecuencia, es su régimen el que ha estimulado el desmantelamiento del sistema nacional de salud; para los líderes de la oposición la crisis del coronavirus no puede ser observada desde la barrera. Los principales partidos del G4 sienten que es el momento de asumir la corresponsabilidad en el manejo de la coyuntura, por lo que puede implicar en términos de vidas humanas y de impacto económico; pero no todos son de la misma opinión. En el caso de los primeros las dudas que asaltan son ¿hasta dónde puede la oposición asumir una corresponsabilidad en la toma de decisiones concretas si el control fáctico sigue en manos del régimen y, además, con cuáles recursos lo haría? Y, de intentarlo, ¿es realmente estratégico hacerlo? En el caso de los segundos, que tienden a la idea de un acuerdo con Maduro, el debate se abre a partir de la conducta histórica del chavismo que siempre hace lo propio para capitalizar las crisis a su favor, por lo que parece ingenuo pensar que esta vez no serán usados para el juego de sobrevivencia política de Nicolás Maduro.

En el callejón del coronavirus

Precisamente en este sentido Nicolás Maduro no ha perdido tiempo para avanzar en su agenda. Por una parte, pide que desmonten las sanciones internacionales en su contra por razones humanitarias, y por la otra sondea a organismos como el Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de financiamiento bajo los mismos argumentos. La coyuntura le juega a favor y muchos, desde la UE, la ONU, e incluso a lo interno de las filas opositoras venezolanas, comienzan a pronunciarse en pro del cese de las sanciones dado el dramático cuadro del país. También se suman voces al planteamiento de que Venezuela necesita financiamiento para salir de la crisis, lo que solo será posible si hay un gran acuerdo nacional que avale cualquier petición de recursos ante instancias internacionales. La agenda rojita vuelve a colocar a la oposición en un callejón, pues dada la crisis se esperaría que apoye una opción conjunta que vaya en favor de los venezolanos y no hacerlo, o hacerlo planteando condiciones políticas en medio del brote del virus y la desesperación popular, los coloca en una posición compleja. En el gobierno interino de Juan Guaidó se impone la tesis de que no hay espacio para sentarse con el régimen y darle carta blanca a propósito del Covid-19, porque saben que el chavismo jugará siempre para su propio beneficio, pero entre sus filas hay una porción importante de líderes que creen que es su responsabilidad histórica hacerlo. Para Maduro cualquier cosa es ganancia y espera que el costo político de la decisión recaiga en la oposición.

El comodín del Covid-19

Con paso firme en la línea de imponer un acuerdo nacional se mueven otros actores, siempre como satélites en esa zona difusa que les permite denominarse oposición, aunque su actuación luzca permanentemente alineada con la gestión del régimen venezolano. Destaca, por ejemplo, Henri Falcón, para quien ante el brote del coronavirus es la hora de una tregua, para apartar el odio y la división, unas palabras muy parecidas a las dichas por el propio Maduro: “No es tiempo de peleas entre el Gobierno y la oposición (…) Es tiempo de unir esfuerzos y avanzar, por una causa humana”. En esta línea destaca también la postura de Francisco Rodríguez, quien fuera asesor de Falcón y economista de la firma Torino Capital, pero que más recientemente se presenta como director de la Fundación Petróleo por Venezuela, de la que poco se sabe, pero que promueve el intercambio de petróleo por alimentos para el país. Desde esa plataforma Rodríguez también hizo un llamado a que las partes “busquen mecanismos de entendimiento para tomar las decisiones urgentes que exige la emergencia”.

Gestión petrolera con sello Saab

En momentos críticos para el régimen de Nicolás Maduro debido al cerco de las sanciones internacionales, más la crisis global generada por la pandemia, que le han restringido el margen para comercializar hidrocarburos, algunos de sus aliados hacen gestiones para abrirle opciones a través de enrevesadas operaciones, con muchas intermediaciones y costos. Tal es el caso de Alex Saab, el empresario colombiano señalado de operar en línea directa con Maduro y su familia en varias redes de corrupción, como la tejida alrededor de los CLAP. Saab, que no pierde tiempo para identificar nuevas fuentes de negocio de la mano del chavismo, ya está tratando de triangular con empresas suizas la compra-venta de petróleo y gasolina para sus socios venezolanos.

Fuera de órbita

Lanzado desde China, con una inversión cercana a los 400 millones de dólares, en noviembre de 2008 el satélite artificial venezolanoVenesat-1 alcanzó la que sería su posición orbital: 36.500 kilómetros de altura sobre el Ecuador, a 78 grados oeste de longitud. Se supone que entre sus objetivos se contaba un mejor acceso a internet, telefonía y televisión en Venezuela, un país que se ubica entre los peores del orbe en cuanto a conectividad de internet. Resulta que, a casi 12 años de ese momento, el satélite se salió de curso y lleva desde el 13 de marzo fuera de servicio y moviéndose en una órbita elíptica, según publicaciones especializadas. Aunque debía estar operativo hasta 2024, todo indica que el Venesat-1 ya es historia.

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