En la aldea
18 abril 2024

Entrevista con Doña Bárbara (I)

“El barro que nos formó como pueblo tiene muchos ingredientes, no solo esa mezcla de mediocridades y pequeñeces que recogió el autor para buscar la manera de redimirnos como pueblo. Si represento o representé a la sociedad venezolana, como quiso el señor Gallegos, lo soy o lo he sido de un conjunto de personas que también han demostrado cualidades, virtudes, esfuerzos y metas alcanzadas”, así responde hoy Doña Bárbara, con la contundencia que la caracteriza y que la hizo inmortal Rómulo Gallegos. Veamos qué más dice...

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Elías Pino Iturrieta | 30 marzo 2020

-Perdone que la moleste en la tumba, señora, pero quiero su autorizada opinión sobre lo que está pasando hoy en Venezuela. ¿Se anima a contestarme?

-Si hace bien las preguntas, porque empezó mal. No estoy muerta, no me encuentro en la urna, a pesar de que el señor Gallegos escribió sobre mí para matarme. Nadie me puede enterrar porque mi hechura no es un autor frente a su máquina de escribir, por más brillante que sea, sino una representación establecida del pueblo venezolano. Estoy viva y fortalecida, como siempre, porque el supuesto representante de la santidad y de la luz que me iba a llevar al cementerio perdió el tiempo. Sigue por allí, hablando de virtudes y de educación, tratando de engañar a los tontos que le compran el mensaje, pero que terminan por burlarse de sus palabras.

-¿Se refiere usted a Santos Luzardo?

-Por supuesto. En el nombre que le puso su creador se resume todo. Lo bautizó como representante de la virtud y de la iluminación, como si todo a su alrededor fuera vicio y oscuridad. Demasiado elemental para ser verdad, demasiado esquemático, porque las cosas no dependen de la superioridad de un único poseedor de la verdad, del rigor de un solo maestro, por muy bienaventurado y alumbrado que sea; y, además, porque la vida de las criaturas de Dios está hecha de matices, es decir, de lo que olvidó el novelista cuando se puso a escribir sobre las maneras de acabar con la hacienda de Doña Bárbara.

-Entonces usted no se considera como una representación de la barbarie.

-La barbarie solo existe en los esquemas de los intelectuales que miran a los demás desde un pedestal. El barro que nos formó como pueblo tiene muchos ingredientes, no solo esa mezcla de mediocridades y pequeñeces que recogió el autor para buscar la manera de redimirnos como pueblo. Si represento o representé a la sociedad venezolana, como quiso el señor Gallegos, lo soy o lo he sido de un conjunto de personas que también han demostrado cualidades, virtudes, esfuerzos y metas alcanzadas, pero jamás de unos seres incompetentes e ignorantes que deben sentarse en los pupitres de Santos Luzardo para salir adelante.

-Se expresa usted muy bien.

-¿Y qué quería?, ¿quiere que hable como María Félix, mi imitadora en una película mexicana, o como una campesina corriente? No olvide que soy una propietaria y una señora con autoridad. Hablo como hablan ellas, las de antes y las de mañana, porque sé cómo se mueve mi mundo y cómo lo puedo explicar sin ínfulas de sabia, sin lecturas, sin escuela, pero con la seguridad de que me entienden. Quizá más que a Santos Luzardo, o a los que continuaron con sus prédicas sobre la civilización contra la barbarie, que a estas alturas siguen sin arrimar el mingo a la bola.  -Después de esa andanada me tomo un descanso, señora.

Continuará el miércoles 1 de abril…

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