Un aspecto que se destacó en la inauguración del primer hipermercado iraní Megasis, el pasado 29 de julio en Caracas, fue el gran despliegue oficial que recibió, tanto de la República Islámica de Irán como del gobierno de Nicolás Maduro.
En medio de una extrema crisis humanitaria y la pandemia que obliga a la ciudadanía mantenerse en cuarentena, el acto inaugural mostró su perfil oficial con la presencia en el evento del embajador de Irán en Venezuela, Hojjatollah Soltani; el principal inversionista Issa Rezaei, a quien se le identificó en la transmisión de la estatal Venezolana de Televisión como viceministro de Industrias de Irán. Estuvo además el viceministro para Asia, Medio Oriente y Oceanía, Rubén Darío Molina, y el ministro de Alimentación, mayor general Carlos Leal Tellería. La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez presidió la inauguración en nombre de Nicolás Maduro.
Rodríguez, no escatimó en alabanzas por la iniciativa y lo primero que resaltó fue su agradecimiento al presidente iraní, Hasán Rohaní, por todo el apoyo que está brindando a Venezuela; en nombre de Maduro saludo “este tipo de alianzas”. Destacó que “a pesar del bloqueo imperial hemos podido mostrar más de 2 mil productos que tienen acá para el público venezolano”.
La inversión declarada para esta tienda por Rezaei fue de 10 millones de dólares y será la primera de una serie de hipermercados que se abrirán en otras regiones de Venezuela. Estas se unirán a la cadena de 700 tiendas que posee la cadena iraní. Como indicó Delcy, no sólo es una cadena de supermercados, sino una alianza.
Un dato aportado por el diario estadounidense The Wall Street Journal es que Rezaei lleva tiempo dirigiendo empresas propiedad de la Guardia Revolucionaria Iraní, un cuerpo militar al que Estados Unidos cataloga como organización terrorista.
“Irán estrecha los lazos con Maduro. Estados Unidos observa con preocupación mientras un nuevo tendero trae vínculos con el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica de Irán. Un conglomerado iraní propiedad del ejército del país y vinculado a su programa de misiles ha establecido un punto de venta minorista en Venezuela, según funcionarios y registros que detallan la medida, profundizando la participación de Teherán con el gobierno de Maduro. La firma iraní está trabajando con el problemático programa de alimentos de emergencia del gobierno de Maduro, que es el tema de la acción policial de los Estados Unidos como una supuesta operación de lavado de dinero, lo que agrava las preocupaciones de los Estados Unidos con respecto a la medida”, detalló el medio en un amplio reportaje con la firma de Ian Talley y Benoit Faucon, el pasado 5 de julio.
Un trabajo publicado por Los Angeles Times estima que los Cuerpos de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGCI) tienen vínculos con más de 100 empresas que le reportan ingresos anuales por 12 mil millones de dólares. Es una fuerza militar y económica de 150 mil miembros que maneja armas estratégicas y opera internacionalmente en áreas militar, tecnológica y de asesoramiento de gobiernos aliados como Venezuela.
“El pasdarán (guardianes en persa) cuenta con sus propias instituciones, sistema de pensiones, becas para hijos de sus miembros, supermercados, bancos y cualquier tipo de facilidad necesaria para poder vivir dentro de su red. Además de la fortaleza ideológica, millones de iraníes profesan la fe del pasdarán porque se ha convertido en una forma de ganarse la vida”, describe el periodista vasco, Mikel Ayestaran, especialista en Oriente Medio.
Según The Wall Street Journal, Rezaei ha sido un importante ejecutivo de los IRGCI, “incluido en la lista negra de EE.UU. por su participación en el desarrollo de armas”.
La paradoja
El despliegue festivo que se hizo de la inauguración, contrasta con la realidad de un país en el que la gran parte de sus ciudadanos dependen para su alimentación de una caja de comida que distribuyen las comunas a quienes se afilian al programa “Carnet de la Patria”.
La nueva tienda inaugurada exhibe todo tipo de productos que escasean en otros mercados, sin rubor; hasta verduras y productos manufacturados en Venezuela, son tasados en dólares para una población cuyo salario mensual apenas alcanza a dos dólares al mes.
Mientras Rodríguez exaltaba la gran variedad de productos ofrecidos por el empresario iraní, los trabajadores de la industria petrolera llamaban a una protesta nacional en reclamo por sus bajos salarios, al igual que el resto de los sectores laborales del país, y por la paralización de gran parte de los taladros y la producción de gasolina.
Justamente, la tarea de intentar reconstruir la deteriorada industria petrolera, ahora se le adjudica a Irán, con la compra de combustible e insumos y asesoramiento técnico. Todo ello pagado con el oro extraído de Guayana; una región ahora devastada por la extracción indiscriminada de una minería artesanal, ausente de uso de tecnología de avanzada y controles ecológicos.
Junto a los petroleros, las manifestaciones exigiendo alimentos y servicios se triplicaron en el primer semestre de 2020 con 4.414 protestas registradas por el Observatorio Venezolano de Conflictividad Social. La represión a este descontento social no se hizo esperar y 221 de ellas fueron severamente reprimidas; resultando 129 personas detenidas.
Una expresión repetida por compradores y curiosos que fueron a visitar el nuevo establecimiento fue: “Variedad de comida y productos hay. Lo que no hay es dinero para pagarlos”.
Levantada sobre ruinas
Luego de años con una política de expropiaciones y controles de precios que han llevado al cierre a importantes comercios de inversionistas privados en el área comercial en Venezuela, resulta curioso el apoyo y despliegue que se hace sobre este nuevo negocio iraní.
Es de recordar que el lujoso local, que se muestra como un ejemplo de reactivación económica y de apertura hacia las inversiones extranjeras, se ha levantado sobre las ruinas del oficialista Abastos Bicentenario que se implantó tras la expropiación de la cadena Hipermercados Éxito, que fue un importante conglomerado de tiendas con presencia en varias ciudades del país.
En enero de 2010 fue ordenada su expropiación por Hugo Chávez alegando violación de las regulaciones de precios de aquellos tiempos y exaltando que, en adelante, bajo el control del Estado: “Aquí se bañarán con la praxis del mundo nuevo el Socialismo, la igualdad, la justicia. Precios justos, eliminando la plusvalía capitalista”.
Para ese año había comenzado el proceso de devaluación de la moneda venezolana y comenzaban a sentirse los estragos económicos de las políticas gubernamentales de controles de precios y control cambiario. Chávez ordenaba a militares y autoridades fiscalizar todo tipo de tiendas en el país para evitar alzas de precios a punta de fusil. El acoso sobre los empresarios privados se aplicaba a los productores del campo, la industria y el comercio.
Hoy la producción de alimentos se ha reducido en 80%, no hay acceso a tecnología, semillas e insumos. Las extorsiones a los productores agropecuarios son un mal adicional. El pasado miércoles 5 de agosto el presidente Maduro retomó la vieja tesis de Chávez de reanudar el lanzamiento de los “conucos” en todo el país, en un mundo cada vez más tecnológico y competitivo.
Técnicos y gasolina
Los efectos de las políticas socialistas llegaron igualmente a la industria petrolera, que ha reducido su producción a la sexta parte de lo que generaba hace diez años. Un proceso de deterioro y politización que comenzó desde los primeros años del chavismo, mucho antes de las sanciones aplicadas por Estados Unidos.
Por esta razón, Maduro y la cúpula gobernante han tenido que acudir a los aliados de Irán para surtir algunas estaciones de servicio de gasolina, ante la paralización de las refinerías venezolanas. La alianza no sólo está cambiando combustible sino que, debido a la fuga del talento venezolano, también envían técnicos e insumos para intentar reiniciar la producción en las empresas paralizadas. Sin embargo, aún con la ayuda iraní, las plantas siguen sin recuperar su normalidad.
Ni aún con las importantes inversiones que durante más de 15 años Irán, China y Rusia han ejecutado en áreas de minería, petróleo, infraestructura e industrias, Venezuela ha podido frenar la caída económica que ya acumula siete años consecutivos y la mayor inflación del mundo.
Varios monumentos en donde se observa la primera piedra, o el cartel anunciando la obra y el monto de la inversión con el rostro de Chávez, en medio de un terreno cubiertos por la maleza, es lo que se conserva de algunas de esas grandes inversiones anunciadas en cadenas televisivas.
Aliado en devaluación
Aún con sanciones y problemas internos, Irán ha registrado un crecimiento sostenido del Producto Interno Bruto (PIB) en los últimos 15 años y su economía ha ido desplazándose del sector público al privado en una proporción de 50%; pero sus ingresos en divisas dependen 80% del petróleo y gas.
El país que viene al rescate de Venezuela padece una fuerte devaluación de la moneda, inflación que sobrepasa el 50%, en una crisis económica (agravada por la pandemia) que se ha profundizado en los últimos tres años, con huelgas y manifestaciones de la población menos favorecida.
El proceso de privatización de empresas no incluyó a sectores independientes sino que fueron asignadas a organizaciones vinculadas a los Guardias de la Revolución (pasdarán) que se han convertido en núcleos de influencia política, como lo refiere, Hossein Raghfar, profesor de Economía de la Universidad Alzahra de Teherán, en un trabajo citado por el diario El País de España. Luego de 40 años de la Revolución Islámica las nuevas generaciones comienzan a cuestionar la falta de libertades, la legitimidad del sistema y a exigir reformas estructurales.
Una sólida alianza
Poco después del ataque, el 3 de enero de 2020, en el que las fuerzas militares de Estados Unidos, en las cercanías del Aeropuerto de Bagdad mataron al carismático comandante de la Fuerza Quds del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica, general de división Qasem Soleimani, el gobierno de Nicolás Maduro emitió un comunicado condenando el ataque estadounidense; al tiempo que varios de los jefes de la revolución, encabezados por Diosdado Cabello, se presentaron en la Embajada de Irán en Venezuela para ofrecer el pésame al representante iraní. El constituyentista Pedro Carreño, al firmar el libro de condolencias, juró vengar la muerte del general.
El entonces canciller Jorge Arreaza, el 19 de enero arribó a Teherán y sostuvo un encuentro con el presidente Rohaní donde resaltó que Venezuela ha aprendido “mucho” de Irán para “burlar el bloqueo, las agresiones y poder desarrollar” su economía pese a las presiones de Estados Unidos y destacó la capacidad militar, su Guardia Revolucionaria y el rol en la región del fallecido Soleimani.
Apenas una semana antes, el 8 de enero dos misiles iraníes habían derribado el avión de Ukraine International que dejó 176 muertos. Las armas del sistema defensivo utilizado por Irán fueron los misiles antiaéreos rusos Tor-M1; similar al adquirido por Venezuela en 2006. El siniestro del avión ocurrió poco después que Irán atacase la base estadounidense ubicada en Irak con misiles como respuesta al asesinato del líder militar. El pasado 12 de julio la Organización de Aviación Civil de Irán reconoció que el accidente se debió a “un error humano” por la alineación de una de las unidades del sistema de defensa aérea del país.
En 2005 Chávez condecoró con la Orden del Libertador a Mohammad Jatamí, presidente de Irán hasta ese año; y lo llamó “un incansable luchador por las causas justas del mundo”. De inmediato apoyó los proyectos militaristas del régimen islámico, en especial el programa nuclear promovido por el sucesor de Jatamí.
Mahmud Ahmadineyad, quien formó parte de la Guardia Islámica y combatió en la guerra contra Irak, presidió la República Islámica entre 2005 y 2013. Llamó a “borrar a Israel del mapa” y se convertiría en otro gran aliado de Chávez, quien le ratificó que Venezuela estaría junto a Irán “en cualquier momento y bajo cualquier condición”.
En su primera visita a Venezuela en septiembre de 2006, Ahmadineyad estuvo acompañado por 70 empresarios para concretar negocios para lo cual crearon un fondo por 2 mil millones de dólares. “Estamos aquí para darte la bienvenida a ti, hermano Mahmud Ahmadineyad. Líder, hermano, compañero. Yo diría, incluso, gladiador de las luchas antiimperialistas. (…) Sólo un pueblo libre puede recibirte como te recibimos. (…) Cristo y Mahoma nos alumbran el camino para derrotar las amenazas del imperio”, enfatizaba Chávez. Ahmadineyad viajó a Venezuela seis veces, mientras que Chávez lo superó con nueve visitas. ¿Qué habrá pasado con esas inversiones?
Maduro siguió las orientaciones heredadas de Chávez y fortaleció la alianza en todos los terrenos. Durante un encuentro con el canciller de Irán, Mohamad Yavad Zarif, en agosto de 2016, anunció un acuerdo para “integrar plenamente a las poderosas empresas iraníes a la agenda económica bolivariana”.
A finales de 2018, en declaraciones formuladas en torno al nuevo destructor Sahand, construido por Irán, con capacidad de portar helicópteros, lanzar torpedos y derribar aviones, el subcomandante de la Armada iraní, contralmirante Touraj Hassani-Moqaddam, en declaraciones transmitidas por Reuters, anunció que podría enviar dos o tres de ellos a Venezuela.
En un evento organizado por Heritage Foundation, el pasado mes de junio, el enviado especial de Estados Unidos para Venezuela, Elliott Abrams, comentó que el aislamiento diplomático al que EE.UU. ha sometido a ambos países lo que ha hecho es que los dos se busquen para fortalecer el apoyo económico e ideológico.
@folivares10