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26 abril 2024

El Béisbol en Venezuela: Mundial Amateur de 1945, el último cetro

El Mundial de 1945 se jugó con un formato de dos rondas todos contra todos. La novena criolla obtuvo triunfos contundentes y juegos memorables para la historia de la pelota criolla. El jugador más valioso del torneo fue Héctor Benítez “Redondo”, quien dejó un promedio de 526 y 16 carreras impulsadas. Venezuela conquistó su tercera corona en el VIII Campeonato Mundial de Béisbol Amateur. Aquel 18 de noviembre de 1945, el país celebró el nuevo cetro sin imaginar que sería el último por un número de décadas que aún no sabemos hasta dónde crecerá.

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Félix Seijas Rodríguez | 16 octubre 2020

En 1945 Venezuela albergó por segundo año consecutivo el Mundial de Béisbol Amateur, que en esa oportunidad celebraba su octava edición. El Estadio Cerveza Caracas, sede de la justa del ‘44, repitió como sede de todos los encuentros. En aquellos días el país se encontraba en medio de un proceso histórico cuyo análisis aún genera controversia. El 18 de octubre de 1945, tan solo nueve días antes de la inauguración del torneo, un golpe cívico-militar había depuesto al presidente Isaías Medina Angarita e instaurado una Junta de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt. La revuelta marcó el final de la hegemonía andina (1899-1945) y el inicio del período conocido como el trienio adeco. No obstante, y como ocurrió en otras áreas de la vida nacional, los preparativos para el Mundial de Béisbol no fueron interrumpidos y en pocos días la ciudad de Caracas comenzó a recibir a las delegaciones de los cinco países participantes: Colombia, Panamá, Nicaragua, El Salvador y la debutante Costa Rica.

Una vez más la ausencia de los Estados Unidos de América se hacía sentir. Desde 1941, la Segunda Guerra Mundial había apartado al país del norte de estos torneos, situación que se repitió para el Mundial de 1945. Si bien el conflicto bélico había finalizado, esto apenas había sucedido un mes antes con la rendición de Japón en septiembre de ese año, por lo que el mundo recién iniciaba el camino de la reconstrucción de Asia y Europa, y de la consolidación de una nueva estructura de orden mundial con los norteamericanos como uno de sus principales protagonistas.

Sin embargo, fueron otras ausencias las que marcaron la historia de este torneo. Por un lado, las selecciones de México, República Dominicana y Cuba, decidieron no acudir a la justa en reclamo por los hechos ocurridos en el torneo de 1944 donde, sostenían, habían sido perjudicadas por la actuación de los umpires y la organización local del evento. Por otra parte, la novena de Puerto Rico se unió al boicot quizás como consecuencia de una serie de roces que hacía algunos años venían sucediendo entre los quisqueyanos y la selección venezolana. De esta manera, el VIII Mundial de Béisbol Amateur de 1945 se llevó a cabo con seis selecciones entre las que la novena criolla, campeona vigente del torneo y con una poderosa y experimentada nómina, se erigía como la favorita indiscutible.

Héctor Benítez “Redondo”.

El sábado 27 de octubre San Agustín se vistió de gala para la ceremonia inaugural. El Estadio Cerveza se colmó de quince mil almas que vieron desfilar a las seis selecciones. Ramón “Dumbo” Fernández, uno de los siete bicampeones de los Mundiales de 1941 y 1944 con los que contaba el equipo criollo, fue el abanderado de la selección nacional. El juramento del deportista fue pronunciado por Antonio Briñez, primer ganador del recién instituido premio Atleta del Año (1944), quien formó parte, además, de los siete bicampeones y otros cinco jugadores del equipo ganador de 1944. Sí, la selección criolla, conducida de nuevo por José Antonio Casanova, contaba en el torneo de 1945 con 13 jugadores que habían ya saboreado las mieles de la victoria en esta instancia. A este talento se unían cuatro debutantes, entre los que se encontraba un muchacho de 19 años llamado Alfonso Carrasquel, el “Chico”, sobrino de uno que ya era grande… y patón.

El honor de lanzar la primera bola recayó sobre el teniente de 25 años de edad, Oscar Zamora Conde, edecán de Rómulo Betancourt y Jefe de la Casa Militar durante la presidencia de Rómulo Gallegos. El teniente Zamora, gran defensor de los ideales democráticos en el país, fue uno de los primeros militares de carrera que contrastaban con los llamados “chopos e’ piedra”, castrenses de baja preparación formal e intelectual asociados con Juan Vicente Gómez. Quizás el pasaje más recordado de este militar es aquel de 1959, cuando desarmó a Fidel Castro luego de que el líder cubano se negara a entregar la subametralladora que cargaba en el hombro a su llegada al sitio fijado para la reunión con Betancourt en la ciudad de Caracas.

El Mundial de 1945 se jugó con un formato de dos rondas todos contra todos. Venezuela enfrentó en su primer desafío a la selección de Costa Rica. El juego finalizó once carreras por una ante una selección tica que opuso escasa resistencia. El siguiente encuentro fue con la novena colombiana, a la que la selección nacional blanqueó anotándoles tres carreras. Luego llegó el encuentro contra Panamá, el más disputado del torneo y el único en el que la selección criolla estuvo en peligro de salir derrotada. Luego de que los locales anotaran dos rayitas en el primer inning, el pícher panameño, Astor Cupidán, anuló a la ofensiva anfitriona durante catorce entradas. Los del istmo lograron igualar las acciones que se extendieron por quince episodios, hasta que por motivos de iluminación el encuentro tuvo que ser suspendido. El partido de desempate se jugó días después, resultando favorable para los criollos. El siguiente rival de Venezuela fue El Salvador, a quien superó con facilidad diez carreras por una. El equipo local cerró la primera ronda jugando contra Nicaragua, novena a la que venció en tan solo hora y cuarto con marcador de tres anotaciones por cero.

Aun cuando culminó la primera mitad del calendario invicta, la selección venezolana fue objeto de serias críticas en los medios de comunicación. Los locales transitaban un torneo en el que su superioridad era clara y esto los había llevado a jugar con evidentes problemas de concentración. Abelardo Raidi llegó a apuntar que los jugadores se entretenían haciendo “payasadas en las bases”, y que se notaba “desgano” en su desempeño. El mánager Casanova incluso fue acusado de tomar las cosas a las ligeras cuando sentó al veterano Adolfredo González para darle tiempo de juego en el campo corto al novato Alfonso Carrasquel. Aunque el futuro “Fantasma de la calle 35” no volvió a ver acción durante el resto del torneo, se conoce que Casanova lo iba a incluir en la alineación del encuentro final, pero el muchacho se negó a jugar y fue expulsado del equipo. En una entrevista concedida en 1981 para la revista Universo Deportivo, el mismo Carrasquel hizo referencia a aquel episodio diciendo que lo habían “eliminado” de la serie mundial por “una protesta” que había hecho.

“El VIII Mundial de Béisbol Amateur de 1945 se llevó a cabo con seis selecciones entre las que la novena criolla, campeona vigente del torneo y con una poderosa y experimentada nómina, se erigía como la favorita indiscutible”

Al comenzar la segunda ronda del evento, la actitud del equipo había cambiado: La selección de casa empezó a asumir los juegos con mayor sobriedad. El resultado fue el esperado. Luego de vencer a Costa Rica quince por una con una cosecha de 22 imparables, los venezolanos blanquearon a Colombia con pizarra de doce carreras por cero. La siguiente víctima fue Panamá; en esta ocasión el país del canal cayó derrotado por los de casa ocho rayitas por cuatro. En el penúltimo juego del torneo, los criollos propinaron su cuarto blanqueo al vencer a Nicaragua trece por cero.

Entonces llegó el juego histórico contra El Salvador. Ese día la selección nacional aplastó a los salvadoreños 31-1, lo que aún hoy se mantiene como la pizarra más abultada en la historia de los Mundiales de béisbol de mayores. Los criollos conectaron 22 imparables durante el encuentro, que combinados con los doce errores que cometieron los jugadores de El Salvador, produjeron un marcador que parece extraído de una jornada de fútbol americano.

Venezuela conquistó así su tercera corona mundial de béisbol. Aquel 18 de noviembre de 1945, el país celebró el nuevo cetro sin imaginar que sería el último por un número de décadas que aún no sabemos hasta dónde crecerá. En lo que atañe al deporte de las cuatro esquinas a nivel de selecciones, la atención se concentra hoy en día en el Clásico Mundial de Béisbol, un torneo jugado por estrellas profesionales. La mejor figuración de Venezuela en esta instancia ha sido, hasta el presente, el tercer lugar alcanzado en 2009. Quizás otra corona llegue en el futuro. En todo caso, cualquier expectativa deberá esperar al menos tres años, ya que la edición de 2021 fue aplazada para 2023 debido a la pandemia por Covid-19 que afecta al planeta.

Por ahora, volvamos a 1945 para reconocer el segundo lugar logrado por Colombia en ese VIII Campeonato Mundial de Béisbol Amateur, con un récor de siete victorias y tres derrotas; así como la tercera plaza ocupada por Nicaragua con balance de seis triunfos y cuatro reveses.

El jugador más valioso del torneo fue Héctor Benítez “Redondo”, quien dejó un promedio de 526 y 16 carreras impulsadas. La mayoría de los lideratos fueron ocupados por jugadores locales. A continuación, presentamos el roster de la selección venezolana:

Bicampeones: Ramón “Dumbo” Fernández; Enrique “Conejo” Fonseca; Guillermo Vento; Dalmiro “El Ovejo” Finol; Luis Romero Petit; Héctor Benítez “Redondo” y Julio Bracho.

Campeones 1944: Antonio Briñez; Adolfredo González; Luis “El Mono” Zuluaga; Eduardo “Churupa” Pérez; Valentín Arévalo, y Víctor García.

Debutantes: Juan Tremaria; V Osorio; B Fuenmayor, y Alfonso Carrasquel.

Manager: José Antonio Casanova.

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