La frontera entre Colombia y Venezuela se mantendrá cerrada al menos hasta el 31 de octubre y, aun así, miles de ciudadanos han buscado la manera cruzar para salir del territorio nacional ya que, debido al decreto de Estado de Alarma dictado por causa del Covid-19, los venezolanos se encuentran confinados a su país. Llama la atención que Leopoldo López, líder de Voluntad Popular y piedra angular del gobierno interino de Juan Guaidó, haya decidido sumarse a ese flujo que se escabulle por las trochas para abandonar el territorio en busca de una puerta de acceso al resto del mundo a través de Colombia. Y, más aun, que lo haga a pocas semanas de un momento definitivo para el país, cuando está por ser anulada la última institución democrática que queda en pie en Venezuela y que, de paso, le da soporte al interinato reconocido como Gobierno legítimo por unos 50 países del orbe: La Asamblea Nacional.
Pero Guaidó se refirió a la salida de López en un tono llamativo, por decir lo menos. “Maduro, no controlas nada. Burlando tu aparato represivo, logramos sacar a territorio internacional a nuestro Comisionado para el Centro de Gobierno, Leopoldo López. Su aporte por Venezuela continúa desde este nuevo espacio de acción”.
Lo vende como un logro, como un éxito, como una operación que merece aplausos. “La lucha que damos y daremos desde y por Venezuela necesita del máximo apoyo del mundo. La presión interna será reforzada y fortalecida por la labor de quienes nos representan en los distintos espacios internacionales, desplegando su máximo potencial”, dijo un vehemente Guaidó a través de Twitter, desde donde una y otra vez intenta reconectarse con los venezolanos.
Vende la evasión de López como si de esta dependiera la estrategia a desarrollar, a casi dos años de su interinato, cuando algunos nombres clave que lo acompañaron en esas lides ya se han desincorporado y cuando para el común de los venezolanos luce claro que los desaciertos de parte de los líderes han pesado de manera determinante en contra del tan anhelado cambio político.
Este escape furtivo de Leopoldo López es un capítulo más de una historia que comenzó a escribirse desde enero de 2019 y de la que es mucho lo que se desconoce, como ocurrió con los hechos del 30 de abril de 2019 cuyos detalles comenzaron a aflorar con el paso de los meses, pero lamentablemente para una sociedad sumida en la pobreza, donde sus necesidades son secundarias a la ideologización y la propaganda, el tiempo es un lujo.
Hay un margen de poco más de tres meses para que se hagan visibles los esperados logros de esta salida de López y de su llegada final a España que, vale decir, es un actor de mucho peso en hechos que se registran en Venezuela y en otros países de la región.
Sin un liderazgo a seguir, sin estrategia para conectar y sin una opción de cambio en el panorama muchos podrán sentirse tentados a avanzar por la ruta de escape trazada. Las autoridades colombianas estiman que una vez reabierta la frontera recibirán de vuelta al menos al doble de los venezolanos que volvieron a casa en el inicio de la pandemia en lo que sería una nueva oleada de fuga de un país que luce desahuciado y sin posibilidades. ¿Es eso en verdad lo que les queda a los venezolanos?, ¿es ese el mensaje que el liderazgo quiere transmitir? Son tiempos concluyentes y se requieren respuestas a la altura.