La traición de los “alacranes” tiene fecha de aniversario. Los diputados de la también llamada “Fracción CLAP” iniciaron su vertiginoso viaje hacia la desvergüenza en diciembre de 2019, cuando se fueron desnudando día tras día hasta quedar a la intemperie sin más protección que un fajo de dólares.
Apurados en cobrar, en menos de quince días Luis Parray José Brito -los cabecillas de la banda-, pasaron de insultar a Nicolás Maduro, pedir la libertad de Juan Requesens, denunciar el asesinato de Fernando Albán y apoyar incondicionalmente a “su presidente” Juan Guiadó, a justificar sus extrañas idas a Europa -adonde fueron a defender los negocios de Alex Saab-, y desgarrarse las vestiduras públicamente por su presunta inocencia en esa movida. Hasta que finalmente quedaron en pelotas cuando, bien armados de dólares y respaldados desde Miraflores, se dedicaron a comprar adeptos a su banda, asaltaron la Asamblea Nacional para autoproclamarse nuevos directivos y, finalmente, se robaron las siglas de los partidos que los habían llevado a donde estaban, todo un regalo de sus nuevos amigos del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el premio mayor a su felonía.
Basta con jurungar el pasado de los susodichos -esa historia que a veces nos condena sin más armas que sí misma-, para establecer la ruta de ese particular proceso que catapultó a estos oscuros diputados hasta la página de los escándalos más lamentables de la política contemporánea. Porque asomarse a las redes sociales de dos de los más conspicuos integrantes de los también bautizados “Fracción CLAP” –Luis Parra y José Brito– es escuchar de su propia voz cómo y cuánto cambiaron en tan poco tiempo. A finales de noviembre de 2019, el diputado Luis Parra (@luiseparra78) publicaba en sus redes insultos y críticas al gobierno de Nicolás Maduro: “Depende de todos lograr la salida del usurpador”… “Primero Justicia amaneció en la calle exigiendo que se vaya el dictador y haya elecciones libres”… hasta que el 1o de diciembre salió del closet y colgó en su cuenta de Instagram una foto del periodista Roberto Deniz, acusándolo de extorsionador. Deniz había develado, en el portal Armando.Info (https://armando.info/Reportajes/Details/2614), la escandalosa trama oculta detrás de los viajes de los diputados a Europa cuando la bola de nieve ya se les venía encima; porque semanas atrás el diputado José Guerra había denunciado la maniobra de compra de algunos diputados de oposición, asunto que se aceleró cuando las máscaras de los “alacranes” rodaron a raíz de la publicación. Y aunque Parra buscó lavarse la reputación publicando imágenes de vírgenes y discursos propios defendiendo su actuación en Europa, para el 8 de diciembre inició su segundo viaje vergonzoso, esta vez ya en pública defensa del gobierno de Maduro, porque despegó atacando a Juan Guaidó (a quien poco antes había calificado como Presidente Legítimo mientras criticaba a Maduro por querer desmantelar la Asamblea Nacional y “tomarla por asalto”); y empezó a dejarse ver en camionetas de lujo y con escoltas. Luego vendría el asalto a la Asamblea Nacional para impedir que Juan Guiadó se juramentara, y acompañado por varios de sus iguales, todos enredados en la defensa de Alex Saab (José Brito; Franklin Duarte; José Gregorio Noriega; Alexis Vivenes; Negal Morales; Conrado Pérez; Adolfo Superlano; Richard Arteaga; Chaim Bucaram; Guillermo Luces, y Héctor Vargas), se retrató de lo más bien vestido en las puertas del Parlamento y se auto erigió como Presidente. Aunque en su “biografía” virtual ignoró reseñar el asalto posterior de la verdadera Directiva, que dejó a Brito con cara de ponchao y los hizo huir apresuradamente a todos.
De allí en adelante comenzó el aterrizaje forzoso de su declive moral, cuyo clímax lo vimos en vivo y en directo cuando Parra y sus amigotes fueron descubiertos en Madrid rodeados de bolsas de marcas carísimas y al mismísimo Parra contando miles de euros en cash, toda una metáfora de lo que son ahora. “Mi padre me enseñó a contar dinero”, fue la sarcástica justificación de Parra ante el video. Pero nunca logró responder que, para contar dinero hay que tener dinero, puñado de dólares y euros que Parra y los suyos todavía no han podido justificar.
Basta con revisar la historia pública del resto de ellos, la “biografía” que despliegan en sus redes, para toparse con un resultado asombrosamente fastidioso y similar. Porque José Brito (@diputadobrito) hizo exactamente lo mismo que Parra. De denunciar el asesinato del Concejal Fernando Albán en noviembre, saltó a defenderse de las acusaciones en su contra en la misma fecha y con el mismo cliché que utilizó Parra, “doy la cara”, mientras sus seguidores lo insultaban: “Vendido, qué se siente ser millonario, bien hecho que te bloquearon tus activos en EE.UU.”. Hasta que Brito finalmente se convirtió en su opuesto y armado de un activo Community Manager se dedicó a esconder bajo la alfombra todo el sucio de sus acciones a punta de Photoshop donde lo mostraban dirigiéndose a una multitud de supuestos militantes de Primero Justicia, mientras él los arengaba clamando por una nueva directiva honesta; vaya ironía. Asunto que resolvieron de un plumazo en el TSJ cuando les regalaron las siglas y activos de los partidos de oposición que los habían suspendido de militancia y, en el límite de la desfachatez, lanzaron sus candidaturas para las próximas “elecciones” parlamentarias, donde probablemente el Gobierno les va a regalar una que otra curul para que aprueben lo que a Maduro y al PSUV les convenga.
Convertidos en rehenes del poder, aunque muy bien atendidos por sus secuestradores, el viaje inicial que los condujo a defender a un corrupto culminó en una excursión hacia lo peor de sí mismos, esa mezcla de ambición, indolencia y desfachatez que caracteriza a cualquier canalla.