En la aldea
16 enero 2025

Transición, de Margarita para el mundo

En Margarita hay polarización, pero no la que había antes entre opositores y chavistas. Los chavistas son una especie en vía de extinción. Mientras, ya hay una campaña electoral en forma, con candidatos, giras y propagandas. Los representantes de la oposición han llamado a primarias. La impresión que da es que aquí va a haber elecciones regionales con o sin condiciones. Voltearon la ecuación: primero se medirán y van a luchar por las condiciones para votar después. En términos prácticos, esa creencia se concreta en la convicción de que Venezuela y el mundo son como Margarita, y no al revés.

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Francisco Suniaga | 03 marzo 2021

Vivir en Margarita, dada su condición de isla, genera dificultades para juzgar y valorar con acierto lo que ocurre en el resto de Venezuela. Una de esas dificultades es la manía de los margariteños, geocéntricos desde antes de Colón, de que la isla es el mundo, y que el eje en torno al cual gira la Tierra pasa por La Asunción. En términos prácticos, esa creencia se concreta en la convicción de que Venezuela y el mundo son como Margarita, y no al revés. Hace tiempo traté de adentrarme en ese Dasein heideggeriano para encontrarle una explicación a ese “ser-en-el-mundo” de los ñeros, pero ni el filósofo alemán tiene una respuesta para ese enredo.

Un ejemplo tal vez ayude. Los seguidores de Jóvito Villalba, que aquí eran muchísimos, siempre que se realizaban elecciones, cantaban fraude. Era la única explicación posible a un resultado contrario a lo que percibían sus sentidos. Toda Venezuela estaba con Jóvito, eso era aquí una verdad que se ratificaba con cada visita suya durante la campaña. Entonces, se preguntaban, cómo es posible que al contarse los votos El Maestro tenga menos. Cuando llegó la televisión y Margarita comenzó a modernizarse, esa forma de percibir la realidad se fue ajustando, pero no crean que mucho, el geocentrismo continúa siendo un sesgo muy poderoso.

Con esa advertencia, veamos el panorama político:

En Margarita hay polarización, pero no la que había antes entre opositores y chavistas. Los chavistas son una especie en vía de extinción y si algún sentimiento hay hacia ellos en las comunidades margariteñas es el de la solidaridad. Los chavistas son seres que necesitan ayuda y los psiquiatras son muy caros, dicen. Quien tiene un familiar psuvista lo dice con recato, como si se tratara del loco de la casa, que lo mejor es que la gente no se entere. La revolución del socialismo del siglo XXI no existe. Para el margariteño ha pasado a ser una dictadura incómoda, un fastidio militar-cívico que se expresa en los cortes de luz; la carencia del agua; las escuelas sin maestros; el alto costo de alimentos; los salarios bajos; la falta de seguridad; la corrupción; la peladera, en fin, todas las plagas. Lo peor, cero políticas públicas que puedan resolverles sus problemas.

Ante el fracaso estrepitoso del socialismo chavista-madurista, los margariteños empresarios, o sea casi todos porque aquí todo el mundo es ahora emprendedor, comienzan a comportarse como si este no existiera. Solo esperan que pase el siete por siete de la pandemia y se recupere cierta normalidad para que el turismo vuelva a fluir y la registradora a sonar. Saben que las decisiones de Caracas pueden hacerles daño, pero continúan buscando salidas a sus negocios con una terquedad atávica. Es una cosa rara; vivir en un régimen comunista, pero no estar sometidos a sus rigores sádicos porque la víctima decidió que el régimen no existe, o por lo menos se está desmoronando. Los más optimistas, llaman a esa actitud, transición a la democracia. ¿Comprenden? O sea, que los margariteños, ellos solitos, ya están en transición.

Las decisiones que determinarán lo qué va a ocurrir en Venezuela en el ámbito de la política se tomarán en Washington, Moscú, Beijín, Madrid, Bogotá y hasta en Caracas. Hay una negociación compleja a cuya cabeza está Estados Unidos. Según parece, están dispuestos a levantar sanciones, conceder inmunidades y cejar en el empeño de que Maduro tenga que irse antes de unas elecciones limpias. Pero, eso sí, quieren fechas de elecciones, hechos y condiciones electorales cónsonas con los estándares internacionales.

Los margariteños ni se dan por enterados. Aquí ya hay una campaña electoral en forma, con candidatos, giras y propagandas. Los candidatos de la oposición han llamado a elecciones primarias. Por si no hay CNE, o no es posible pagar su costo, ya hay gente organizando unas elecciones primarias. La impresión que da es que aquí va a haber elecciones regionales con o sin condiciones. Vale decir, los hijo ’er diablo voltearon la ecuación: decidieron primero ir a las elecciones y van a luchar por las condiciones para votar después.

¿Y el CNE y las condiciones para votar?, pregunto. “Uggggño, chico, tú si eres fastidioso”. La idea, me explican, es luchar porque tengan el estándar internacional resumido en el estribillo: justas, libres y verificables, pero sin dejar de remar. Preparando a la gente que va a cuidar los votos para que no nos los roben, como se los robaban a Jóvito.

¿Transición democrática? Tal vez no, pero si ocurre en Margarita y en el resto de Venezuela, ¿qué nombre le ponemos?

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