En la aldea
09 febrero 2025

Agosto caliente

El mundo se ha recalentado y en agosto se nota más que nunca con incendios desmesurados, inundaciones y olas de calor infernales. En medio de todo, un país vuelve a intentar entenderse a ver si puede salir de la Emergencia Humanitaria Compleja. Lo tiene difícil, pero ojalá sea el principio de otro principio de un proceso que conduzca a un cambio.

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Sebastián de la Nuez | 24 agosto 2021

Quizás el recalentamiento influya en que los talibanes hayan tomado la capital de Afganistán, Kabul, lo que ya ha hecho retroceder las libertades que habían logrado hasta ahora muchas mujeres en ese país. También el clima puede estar influyendo en los vapores que envuelven a Nicolás Maduro, quien lució muy enardecido al inaugurarse una nueva ronda de diálogo, esta vez en México y de nuevo auspiciada por Noruega. Aunque se mostró feliz abrogándose la iniciativa de haber llevado a las oposiciones (no a todas, aclaró) a la mesa de diálogo y por tanto dispuesto a no expresar su opinión sobre Juan Guaidó para no afectar las negociaciones, al poco rato no pudo aguantar más y saltó: «Hicieron una propuesta engañosa: “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”. ¿Dónde está la consigna, Guaidó? Fuiste derrotado y derrotado te sentamos en México, Guaidó, para hablar de paz, para hablar de reconciliación, para hablar de futuro… te derrotamos, Guaidó, te derrotó el pueblo de Venezuela». Menos mal que no deseaba influir en las negociaciones. Lo tiene fácil el chavismo, por lo visto, puesto que asistir a una mesa de diálogo con alguien derrotado debe ser pan comido para la parte no derrotada. A lo mejor el gobierno venezolano ha debido hablar de Mesa de Capitulación en vez de Mesa de Diálogo.

El mundo anda recalentado y esto lo paga la gente incluso en la cuenta de la luz. En Siberia, en estos días, la temperatura alcanzó los 30 grados centígrados. ¡Treinta grados en Siberia! ¿No querrán irse a vivir allá los chavistas de la cúpula y sus secuaces? Treinta grados en Siberia les dará la sensación de estar en Maracay. Hasta allá no llegarán las sanciones. Una ganga.

“El oponente en México solo tiene entre ceja y ceja un solo objetivo: la eliminación o atenuación de las sanciones”

Es un hecho: el mundo se ha recalentado, casi tanto como la gente ociosa y sus dedos inquietos sobre el teclado de las redes. Campea una libertad para la expresión de la rabieta, el resentimiento y el fascismo de andar por casa. Es el mundo de los negacionistas, liderado por personas que han ingerido demasiadas sustancias alucinógenas en su vida de faranduleo, o por seguidores de Trump que también se han fumado lumpias a millón, nuevos chamanes de una revolución estúpida. Casi tan estúpida como el feminismo que busca la igualdad a rajatabla de género gramático. Lo único gramático es su ignorancia.

Al mismo tiempo que crecen las olas de calor y la estupidez, crece cierta conciencia sobre el verdadero talante del régimen chavista. Este 8 de agosto se pronunció -aun a ritmo de paquidermo, como hace la justicia internacional–   la Fiscalía de la Corte Penal Internacional sobre el caso Venezuela, que estima la existencia de inacción de las autoridades venezolanas en investigar y sancionar a los responsables de los crímenes de lesa humanidad presuntamente cometidos. Algo es algo. La CPI es ahora un aliado del pueblo venezolano. Pero Acnur no. Aun cuando los venezolanos demócratas han contado con el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados hasta hoy, resulta que ahora esta oficina ha traicionado su esencia y a quienes se han visto obligados a dejar su país y refugiarse en otros. Lo ha denunciado Ligia Bolívar, del Centro de Derechos Humanos de la UCAB, una autoridad en esta materia. Ha dicho Bolívar que «la población venezolana ha sido invisibilizada por Acnur, todo lo contrario a lo que debe hacer» puesto que ha rebajado el estatus de quienes han debido huir refiriéndose a ellos como «venezolanos desplazados en el exterior». Un grave error.

“De modo que ese objetivo puede ser un arma en manos de unos contrarios firmes, racionales, sagaces y asertivos”

Quizá en septiembre se enfríen un poco los ánimos de la Tierra, con la salida  del verano en buena parte de la geografía. Pero México se recalentará todavía más, pues Nicolás Maduro y su corte estarán muy enfurecidos con el asunto de las sanciones. Hay pesimismo en torno a las conversaciones y es lógico, después de varios fracasos. Es difícil que se avance un solo paso, es algo muy cuesta arriba porque la gente que está del otro lado de la oposición no maneja conceptos universales como democracia y alternabilidad. Es lo más complicado del mundo, lidiar con individuos como Jorge Rodríguez.

Lo mejor que se le puede pedir a quienes asisten al diálogo de México en representación de la voluntad de cambio (es el 80% de la población) es que ejerciten su conciencia, que la pongan a bailar con el sentido común; que lo hagan teniendo presente que su compromiso no es con un grupo determinado sino con un país entero. Ese país arrastra de todo, como un río crecido. Incluyendo a los chavistas y a los militares y a los del FAES y los colectivos. El oponente en México solo tiene entre ceja y ceja un solo objetivo: la eliminación o atenuación de las sanciones. De modo que ese objetivo puede ser un arma en manos de unos contrarios firmes, racionales, sagaces y asertivos.

Un apéndice: hablando de las conversaciones en México y de la cobertura de los medios internacionales, cabría preguntarse porqué, por ejemplo, la estatal Televisión Española asume como un hecho incontestable cierto argumento que ha salido de la sesera de Nicolás Maduro y nada más que de la suya: los servicios informativos de TVE no ponen en duda, ni siquiera utilizando la muletilla «supuestamente», que Venezuela es un país «ahogado» por las sanciones de Europa y Estados Unidos. Eso no está comprobado. Venezuela ya era un desastre social y económico antes de las sanciones. La dirección de TVE en la actualidad depende del partido PSOE, que está en el poder. La manera en que se dan las noticias puede ser también una forma de universalizar un bulo, una mentira o una tergiversación de la realidad.

@sdelanuez
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