En la aldea
13 septiembre 2024

Sensei Díaz: “El autocontrol, la disciplina, el logro a través del esfuerzo y el respeto, esas cosas son muy bonitas del kárate”.

Antonio Díaz sobre Tokio 2020:

“Podemos conseguir puntos en común para brindarle alegría a nuestro país”

“Para mí fue un sueño hecho realidad el poder ir a unos Juegos Olímpicos, pensé que no iba a tener esa vivencia”, palabras del karateca venezolano Antonio Díaz, a su regreso de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Convencido de que el cambio comienza por uno mismo, agrega: “Las cosas se logran con esfuerzo, no caen del cielo”. Un atleta que enseña a niños y jóvenes la disciplina del kárate desde su propia escuela en Caracas, concluye: “Nunca quiero desligarme de Venezuela porque es mi casa, es mi hogar”.

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Grecia Guerra Huizi | 08 septiembre 2021

La primera vez que vi a Antonio Díaz fue en Parque Miranda, en el año 2010. Estaba dictando una clase para niños y jóvenes. Ya para ese momento él tenía casi 15 años participando en Campeonatos Mundiales de Kárate y fue justo ese año cuando ganó por primera vez la medalla de oro. Ya era un campeón dentro y fuera del Tatami, porque querer ayudar a los suyos y ser un ejemplo, ya es ser campeón.

Volvió a ganar oro dos años después, en 2012, que hoy acompañan una de plata (en 2008) y cinco de bronce (obtenidas en 2002, 2004, 2006, 2014 y 2016). Nadie tiene tantas medallas como él en estos campeonatos.

Al principio pensó que la inclusión del kárate en los Juegos Olímpicos había llegado tarde para él, pero no fue así. Se dedicó a entrenar cinco años más para llegar a competir en aquello que tiene casi toda la vida haciendo, que lo alegra a él y nos alegra a todos los venezolanos. De esta forma sumó un Diploma Olímpico que consiguió en su extraordinaria actuación en Tokio 2020.

Más allá de sus katas, el Sensei Díaz es un ser humano que cree que el cambio comienza por nosotros, de allí su llamado a que todos los venezolanos busquemos lo mejor que podamos hacer para nuestro país.

-¿Cómo nació el amor por el kárate?

-El kárate estaba presente en mi familia desde antes que yo naciera, incluso mi papá siempre fue fanático del kárate, también le gustaba el boxeo. Practicó muchísimos años, incluso estando de novio con mi mamá la llevó a practicar. Lo que me cuentan a mí -yo no recuerdo tanto-, era que de chiquitico veía a mi papá practicando kárate en la casa, muchas veces se ponía a hacer movimientos, a entrenar y yo lo imitaba, digamos que ese fue mi inicio informal en la disciplina. A los seis años fue la primera vez que fui a una escuela de kárate formalmente.

-¿Siempre destacó tanto, siempre fue tan bueno?

-No siempre me destaqué. Al principio yo no participaba tanto en campeonatos o competencias, iba a mis entrenamientos y bueno, más que nada me centraba en el tema de pasar de cinta. Tuve algunas pequeñas experiencias en eventos, campeonatos que se hicieron entre los alumnos del Dojo y no me fue muy bien. Yo tampoco era el chamo más atlético, me costaba un poquito la coordinación, pero poco a poco iba mejorando. Como me gustaba tanto iba siempre, yo creo que esa constancia me ayudó a ir mejorando. En mis primeras competencias me fue malísimo, pero creo que siempre las personas que me tocaron como instructores algo veían, no sé si era esa constancia que yo tenía. Mis papás, como veían que me gustaba mucho, a veces me ponían a tomar algunas clases privadas y fui mejorando. Luego, tuve la oportunidad de entrar en la Selección del estado Miranda y después de ahí, en una selección nacional juvenil. Cuando entré en este mundo de la competencia -soy muy competitivo-siempre buscaba cómo mejorar, ver de qué manera entrenar más o mejorar ciertas cosas, para ir logrando avanzar más en las medallas que iba ganando.

-¿Qué es lo que más le gusta del kárate?

-¡Wow! El kárate tiene muchas vertientes y eso lo he aprendido en el camino, está la parte deportiva, que para mí ha sido muy importante porque es la que me ha dado a conocer, me ha traído muchísimas alegrías, me ha permitido viajar, conocer gente, sus culturas, ha sido increíble; pero además, tiene esa parte de tradición, de filosofía, en donde hay valores que son muy importantes. Como arte marcial tiene méritos que van más hacia lo que es el autocontrol, la disciplina, el logro a través del esfuerzo y el respeto, esas cosas son muy bonitas del kárate.

“Venezuela es mi casa, es mi hogar, yo creo que cuando tienes la posibilidad de viajar y de conocer otros lugares valoras también más lo que tienes”

Antonio Díaz

-Sin duda alguna en una trayectoria tan larga e importante ha vivido momentos increíbles, pero si tuviese que elegir uno, ¿cuál sería?

-El momento más importante para mí fue cuando gané mi primer Campeonato Mundial, porque fueron muchísimos años de preparación, era un sueño que yo tenía desde pequeño. Ganar una medalla era algo que muchos cuando se los comentaba me decían que era imposible porque en la categoría específicamente de Kata, los campeones siempre habían sido japoneses y los únicos no japoneses fueron un español y un francés, luego una italiano, que era con el que yo competía; y bueno en esa época estábamos los dos ahí, él ganó. Increíblemente en la final del 2010 yo le gané. Muchos decían que era imposible que alguien que no fuese europeo o japonés ganara esa categoría. Nos tocó demostrar que en el país hemos tenido muy buenos karatecas y que siempre se ha practicado mucho. Pero en el Campeonato Mundial de Kárate nunca habíamos obtenido ni siquiera una medalla de bronce; entonces, estar ahí y lograr una medalla de oro fue increíble. Recuerdo que cuando iba a dar seminarios, me decían: “¡Tú eres un ejemplo de que no tienes que ser de esos cuatro países (que eran los que siempre dominaban: España, Francia, Italia y Japón) para lograr ganar!”.

-¿Cómo se sintió siendo el abanderado de la delegación venezolana en Tokio 2020?

-El haber sido abanderado también fue algo mágico, poder entrar con el tricolor nacional, enfrente de esa delegación, de tantos atletas exitosos, de compañeros que admiro muchísimo, fue sublime y a la vez raro; una de las cosas más extrañas fue cuando entras súper emocionado a un estadio imponente, pero con un silencio, porque no había público y dije: ¡Aquí falta algo! Pero, independientemente de eso, lo disfruté.

-¿Qué anécdota en Japón, bien sea suya o de alguno de los que participaron allá, nos podría contar?

-Creo que estuvo lleno de increíbles anécdotas, pues para mí fue un sueño hecho realidad el poder ir a unos Juegos Olímpicos, pensé que no iba a tener esa vivencia. Recuerdo que desde pequeño veía los Juegos Olímpicos y siempre me lamentaba que el kárate no estaba en el programa, hasta que en el 2016 se da la inclusión del kárate. Al principio, dije: Me llegó tarde, no voy a poder ir, pero será una alegría verlo, hasta que decidí participar. Fueron cuatro años que se convirtieron en cinco. Una vez que clasifiqué, disfruté esto al máximo, a pesar de la situación complicada que estamos viviendo con la pandemia, de unas condiciones muy distintas en estos juegos atípicos, disfruté muchísimo. En la Villa Olímpica también viví momentos maravillosos, hubo uno que se hizo muy viral, que fue el robo de la bicicleta del compañero de Daniel Dhers y casualmente unos días antes, cuando iba camino al gimnasio que teníamos en la Villa, vi que estaba la bicicleta tricolor de Daniel y grabe una historia en Instagram y en broma dije que me la iba a llevar, (ja,ja,ja); luego dijeron que era el primer sospechoso. Aquí no podía faltar ese espíritu venezolano que nos tomamos las cosas siempre con alegría. El otro aspecto bonito fue esa unión que hubo entre todo el equipo, independiente que unos nos conocíamos desde hace mucho y a otros recién, unos con más o menos edad, con preferencia y pensamientos distintos, pero ahí logramos unirnos y pudimos llevarle ese mensaje a Venezuela, que podemos conseguir puntos en común para brindarle alegría a nuestro país, creo que eso fue una de las cosas más bonitas que nos dejó Tokio.

-Hoy son los atletas venezolanos quiénes nos han dado alegrías. ¿Qué mensaje se le puede dar a los más chamos para que sigan estos pasos?

-Yo les diría que no se den por vencidos, que luchen por sus sueños, todo inicia así, hay que soñar en grande, pero muchas veces nos quedamos ahí, debes creer que puedes aunque al comienzo sea difícil. Por otro lado, siempre van a venir personas que te dirán que no lo vas a lograr, por eso les digo, soñemos en grande, pero además hay que trabajar duro y entender que las cosas se logran con esfuerzo, no caen del cielo. Creo que hablo por todos mis compañeros, estoy seguro que piensan como yo. Ahora tenemos a los atletas paralímpicos que nos dieron una alegría grandísima, nos demuestran que no hay barreras, que se pueden realizar cosas maravillosas con esfuerzo; detrás de cada uno de ellos hay una historia llena de obstáculos, de momentos difíciles que hubo que superar para llegar ahí; muchas veces solo vemos el resultado final y no conocemos todo lo que hay detrás. No darse por vencido es lo que hace que tú veas ese momento alegre, feliz, en ese momento de conseguir una meta, a través de ese camino se aprenden muchísimas cosas; particularmente creo que ha sido una ganancia porque siempre algo sacas de aprendizaje.

-¿Qué hace cuando no está sobre un tatami?

-En los últimos años mi vida ha girado en torno al kárate, porque tengo una escuela acá, en Venezuela y es algo a lo que quiero dedicarme; también quiero seguir transmitiendo conocimientos, impartir clases e ir a dar seminarios en otros países. Igualmente pertenezco a la Comisión de Atletas de la Federación Mundial de Kárate; en resumen, todo prácticamente ha estado ligado al kárate. Pero me gusta mucho viajar, aprovecho de conocer, explorar esas culturas nuevas, de probar las comidas, es algo que me encanta y bueno por supuesto compartir con mi familia, ahora en los momentos que tengo disponibles aprovecho de disfrutarlos con ellos. Me gusta muchísimo la playa, cuando tengo oportunidad, es un lugar que me encanta ir.

-¿Cuál es su deporte favorito además del kárate?

-De pequeño me gustaba muchísimo el Básquet, era seguidor de la NBA, toda esa época de Jordan, de los Chicago Bulls, me disfruté muchísimo el documental The Last Dance. No soy súper fanático de otros deportes, pero siempre disfruto verlos, creo que uno conecta con lo que significa estar ahí. Me encanta ver los Juegos Olímpicos, siempre era un evento que disfrutaba muchísimo. Estando ahí presente, creo que es cuando menos competencias vi por estar tan concentrado en la mía, aunque, claro, estaba súper pendiente de las competencias de mis compañeros. Me di cuenta que hay muchas cosas que no sé de varios deportes, cada vez voy aprendiendo un poquito más y en esta oportunidad también tenía la posibilidad de preguntarle a algunos de mis compañeros que me explicarán, eso lo disfruté muchísimo.

-¿Qué significa Venezuela?

-Venezuela es mi casa, es mi hogar, yo creo que cuando tienes la posibilidad de viajar y de conocer otros lugares valoras también más lo que tienes, el espíritu de Venezuela es lo mejor. Aunque tenemos muchas cosas que no son las mejores, creo que hay un potencial humano enorme. Siempre he estado muy ligado a querer hacer cosas acá, a invertir aquí, debemos tratar de aportar un granito para que podamos ser cada vez un país mejor, independientemente de las cosas o el rumbo que pueda tomar, nunca quiero desligarme de Venezuela porque es mi casa, es mi hogar.

-¿Qué proyectos tiene pensados hacer ahora?

-Estoy como en un proceso de concretar todos mis proyectos, quiero dedicarle tiempo a la escuela de Kárate y de sistematizar un poquito más la metodología de la enseñanza que impartimos allí, para poder replicar ese modelo en otros lugares de Venezuela; y por supuesto hay que esperar que la pandemia baje un poco y se normalice para cumplir con compromisos de seminarios fuera del país.

-Equipo de béisbol venezolano.

-La Guaira.

-Un mensaje para Venezuela.

-Yo creo que cada uno puede aportar para el país desde su ámbito. A veces, estamos como esperando que todo se resuelva por otro lado, hay cosas que tal vez no están en nuestras manos; pero yo creo que si cada uno de nosotros aporta en positivo, en ser un mejor ciudadano, en ser una mejor persona, todas esas cosas van a ir sumando para que podamos ser una mejor sociedad y un mejor país. Quizá suena un poquito a cliché, pero el cambio comienza por nosotros, es el llamado a todos los venezolanos a que busquemos ser lo mejor que podemos hacer para nuestro país.

*La fotografía es cortesía de Antonio Díaz, y fue dada por la autora Grecia Guerra Huizi al editor de La Gran Aldea.

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