El próximo 5 de enero deberá despejarse hoja de ruta presidencial de Venezuela, ya sea porque se active o no el referendo revocatorio contra Nicolás Maduro o porque simplemente se cumplan los tiempos para llegar a las elecciones previstas en 2024.
La evolución que tenga el Gobierno interino, que desde 2019 encabeza Juan Guaidó (Voluntad Popular), es clave en esta ruta. Hay posturas diversas al respecto, pero la mayoría confluye en la necesaria revisión del liderazgo opositor a la luz de su desempeño en los últimos tres años y, especialmente, tras los resultados electorales del 21 de noviembre.
Destacan algunos factores críticos, muchos de los cuales venían presentando prácticamente desde enero de 2019 con el llamado “Cucutazo”(escándalos y manejos poco claros asociados al intento de ingreso al país de ayuda humanitaria), los manejos asociados a la “Operación Gedeón”, y luego sobre los cuestionamientos a la forma como se han gestionado y administrado los activos externos de la nación (caso muy particular de Monómeros Colombo Venezolanos, S.A.), entre otros, como el fraccionamiento de la unidad opositora y su “infiltración”, que dio lugar a una oposición a la medida del régimen de Maduro.
La necesidad de hacer frente al régimen de Nicolás Maduro no debería implicar per se la revisión de los elementos que pueden no estar desarrollándose en la medida adecuada, y que, por el contrario, han debido ser profundamente señalados, investigados y resueltos para colocar a la oposición en el nivel que las circunstancias demandan, porque las inconsistencias y las diferencias saltan a la vista, y los correctivos escasean. Esto influirá de una u otra manera en la evolución del interinato de cara al año 2022, y en lo que se pueda esperar de la reconfiguración de la oposición.
En concreto, de cara al 5 de enero, hay al menos cuatro puntos a considerar:
1. Señalamientos de Julio Borges
La decisión de Julio Borges (Primero Justicia) de separarse del cargo de Comisionado de Relaciones Exteriores del Gobierno interino, y sus señalamientos específicos sobre lo que ha sido su desempeño desde 2019 y la necesidad de revisión dentro de las filas opositoras. Específicamente, Borges dijo en declaraciones al Financial Times que “debe haber un proceso de reforma de la unidad democrática” que debe ser “radical” para que la oposición pueda recuperar su enfoque. Esto no parece ser posible con la estructura actual.
“En vez de ser una herramienta para luchar contra la dictadura, el Gobierno interino se ha convertido simplemente en un fin por derecho propio”, razón por la cual, a su juicio, “debe desaparecer completamente”.
Uno de los problemas de fondo es el manejo de los activos externos. “El hecho de que no haya todavía respuesta de la auditoría a la comisión que investiga el caso de Monómeros es algo intolerable”, señaló Borges al anunciar su decisión. La poca transparencia en esta gestión es uno de los puntos donde enfoca sus críticas. “Es una barbaridad que, sobre todo, el partido de Guaidó y Guaidó no tengan la voluntad política para hacer las cosas correctamente (…) No digo que Guaidó sea culpable de corrupción, pero tiene responsabilidad política”.
2. Llamados a la revisión de liderazgos
Los problemas internos de la oposición, que la condujeron a presentarse descolocada y sin la unidad necesaria al proceso electoral del 21 de noviembre, hicieron que varios de sus dirigentes salieran a hacer llamados concretos sobre la necesidad de revisar sus liderazgos. Al margen de lo dicho por Borges, hubo otras propuestas.
Una de las más comentadas fue la de María Corina Machado (Vente Venezuela) que dijo que el país necesita “una nueva dirección política”, por lo que habría que hacer una gran elección popular para elegir “el liderazgo que conduzca a Venezuela hasta su libertad”, ante lo cual Stalin González (Un Nuevo Tiempo) propuso que se usara la plataforma del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Otra muy llamativa fue la de Henrique Capriles quien llamó a conformar un “Consejo Federal de las fuerzas democráticas de todos los electos, alcaldes, gobernadores, concejales, diputados. Hay un nuevo liderazgo en el país”. Esta instancia contaría con nuevos líderes que obtuvieron su legitimidad el 21N, incluyendo a facciones “opositoras” que muchos ven alineadas con el régimen.
Manuel Rosales (Un Nuevo Tiempo), recién electo gobernador de Zulia, dijo que el 21N “perdimos más de 10 gobernaciones porque no hubo unidad, porque no se respetaron los liderazgos; porque no se crearon mecanismos ni métodos para elegir las candidaturas. Reinó la anarquía, y en ese desastre, fíjate en el resultado. Tenemos todos que asumir nuestras culpas e iniciar una reingeniería, un relanzamiento de la oposición en Venezuela”.
Lo cierto es que el propio Guaidó llamó a legitimar liderazgos de la oposición. Dijo que se necesita “una unidad sincera, que legitime los liderazgos en Venezuela, que reconstruya una plataforma unitaria”, pues la situación “nos obliga al liderazgo político del país a asumir de cara al futuro una ruta común. Donde hay diferencias es en la táctica en este momento: asumir o no un referendo revocatorio, asumir o no una elección presidencial”. Sin embargo, dijo que seguirá siendo Presidente encargado hasta que ocurra un cambio político en Venezuela.
Lo cierto es que todos estos planteamientos sobre una renovación no han terminado de traducirse en algo concreto, a semanas del 5 de enero.
3. Estados Unidos
En enero de 2019 unas 50 naciones desconocieron a Nicolás Maduro como presidente de Venezuela y le dieron su reconocimiento al Gobierno interino de Juan Guaidó. Estados Unidos y la Unión Europea han sido piezas fundamentales en este cuadre global de fuerzas ante la evolución de la crisis venezolana, sin embargo, estos pilares también se han visto afectados por factores tanto internos como externos que -a lo largo de estos casi tres años-han generado matices en sus posturas.
Joe Biden desde Washington ha mantenido su apoyo y reconocimiento al interinato de Juan Guaidó, aunque sin el efectismo que antes imprimía Donald Trump. No obstante, existe un fuerte lobby desde sectores diversos para que su administración cambie o flexibilice su política de sanciones contra el régimen de Maduro y aunque en lo inmediato esto pudiera no ocurrir, no se puede perder de vista la propia agenda interna de Estados Unidos y lo que esta pudiera traer en la política externa sobre Venezuela.
En todo caso, de cara al 5 de enero, la Casa Blanca parece que seguirá firme en el respaldo al interinato (basta ver la invitación de EE.UU. a Guaidó para participar en la “Cumbre de la Democracia”); pero no por ello Washington queda libre de los riesgos que implica el fraccionamiento de la oposición venezolana y la poca transparencia de su gestión, factores que en algún momento pueden jugar en contra.
4. Entramado legal
Partidos como Encuentro Ciudadano, Voluntad Popular, Proyecto Venezuela, La Causa R y Copei ya han manifestado su respaldo a la continuidad del Gobierno interino en 2022, pero falta ver la forma como las demás organizaciones se reacomodan y fijan posición sobre el tema. Los que reiteraron su respaldo afirman que mientras no haya elecciones libres en Venezuela el presidente es Juan Guaidó.
El interinato se sostuvo en la Asamblea Nacional electa en 2015, pero a partir del 5 de enero de 2021 esta circunstancia cambió al vencerse el período del cuerpo legislativo, que desde entonces ha venido operando a través de una Comisión Delegada. Además, el interinato se apoya en el llamado Estatuto que rige la Transición a la Democracia, sustentado en los Artículos 7 y 33 de la Constitución, donde no solo se contemplan sus funciones y atributos sino además su continuidad constitucional. Es preciso entonces que la Asamblea Nacional electa en 2015 apruebe la modificación del Estatuto para permitir la continuidad del interinato a partir del 5 de enero de 2022, cuando vence el efecto de la reforma previa hecha hace un año.
Expertos jurídicos como Allan Brewer Carías, Cecilia Sosa Gómez, Juan Manuel Raffalli y Rafael Badell Madrid se suman a la idea de que hasta que no haya unas elecciones libres y justas se continúa en el ámbito del Artículo 333 de la Constitución, por lo que el estatus del Presidente Encargado de Juan Guaidó se mantiene, tal como lo reseñó el Centro de Comunicación Nacional del interinato.
Sin embargo, la situación se hace más compleja en la medida en que avanza el tiempo y las fuerzas opositoras parecen atomizarse, así como la opinión pública en general. La solidez que muestre la coalición opositora en darle continuidad al interinato es clave para alinear la postura internacional frente al tema.