Hasta el cantante Chyno Miranda violó las leyes venezolanas levantando una pancarta sobre el Auyantepui para pedirle la mano a su novia, quien observaba la escena desde un helicóptero y aterrizó en el pico del tepuy llorosa y feliz, donde ambos se abrazaron como si nada.
De modo que la fiesta de cumpleaños de Rafael Oliveros no ha sido la primera que se ha escenificado de manera ilegal en ese territorio. Pero quizás sea la última. Porque de tres años a esta parte allí se han celebrado bodas, fiestas, bautizos, lanzamientos en rapel y cualquier cantidad de violaciones al medio ambiente -todo eso implica el uso de helicópteros- ,lo que podría deteriorar una zona considerada sagrada por los aborígenes y que, como se ha dicho hasta el cansancio, forma parte de los monumentos naturales del país, considerados por nuestras leyes como una de las áreas más restrictivas y que debe ser protegida tanto por las autoridades como por los ciudadanos.
Y si bien Inparques y la Fiscalía visitaron la zona el fin de semana pasado para levantar las acciones pertinentes y echar a andar el procedimiento sancionatorio, la mejor noticia proviene de la etnia Pemón. El llamado Consejo de Ancianos -que no se reunía desde el tema del tendido eléctrico, en 1998-, muy molestos ante lo ocurrido, convocaron a una reunión y junto a la Asamblea de la Comunidad Pemón, emitieron un extenso Comunicado donde, desde ahora en adelante, declaran prohibido el vuelo de helicópteros y drones sobre los tepuyes.
El Comunicado, comienza señalando que “EL PUEBLO INDÍGENA PEMON KAMARAKOTO DEL SECTOR II KAMARATA – KANAIMÖ, en la Casa Comunal Kuyarinpa de la Comunidad Indígena de Kanaimö, en Asamblea General Extraordinaria, hemos decidido manifestar que nuestros Hábitats y Tierras han sido vulnerados -ultrajados por actores no indígenas que manipulan aeronaves de ala rotatoria (helicópteros). Es necesario acotar que los derechos colectivos son derechos humanos que protegen a los Pueblos Indígenas, la misma garantiza su continuidad histórica y cultural, formas de organización. Es menester, para el Ciudadano Venezolano – No Indígena entender que el pueblo indígena Pemón Kamarakoto venezolano está constituido por conjuntos de normas, principios, valores, prácticas, instituciones, usos y costumbres, considerados legítimos y obligatorios, que les permite regular la vida social y política, autogobernarse, organizar, garantizar el orden público interno”.
Y entre los Considerando, concluyen que “aeronaves de ala rotatoria (helicópteros) han hecho uso de lugares sagrados como los cerros AUDAN TÜPÜ (AUYAN TEPUY), KUSARI TÜPÜ, KURUN TÜPÜ, WEI TÜPÜ, así como también de sitios turísticos como KANWADAPA, SAKAIKAPA, AWAK, APAMATA, no determinados para actividades turísticas en aeronaves de ala rotatoria (helicópteros), en concordancia con el Decreto 276 de fecha 09-06-1989 Capítulo VI Artículo 19 Numeral 12. Y CONSIDERANDO que los cerros, montañas, sabanas, ríos, cascadas, no son lugares para festejos, pijamadas, orgias y actividades afines, declaran que:
QUEDA totalmente prohibido las actividades turísticas en aeronaves de ala rotatoria (helicópteros) así como aeronaves no tripulados denominados DRONES, en los lugares sagrados que no han sido autorizados ni consultados al pueblo Pemón Kamarakoto del Sector II Kamarata – Kanaimö. Queda decidido, en función del respeto mutuo y la paz”.
Lo lamentable es que mientras los aborígenes han enviado una respuesta acorde a la situación, la mayoría de los invitados al bonche han mantenido un silencio vergonzoso. Solo dos de ellos respondieron burlándose de sus críticos. Uno fue Osmel Souza quien hizo el ridículo -valga la redundancia- publicando en sus redes que si lo volvieran a invitar volvería a violar la ley. Porque, sobreviviente a todos los gobiernos y sus castas, Osmel no solo se ha especializado en transformar mujeres en misses, sino en arrimarse a ellas una vez que se casan con algún poderoso y hasta les ha servido de baby sitter en algunos de los casos más sonados. Menos cursi pero igual de desubicado, otra de las invitadas también respondió mediante un panfleto lamentable y cargado de ignorancia, donde se quejaba: “Ojala el ecocidio de la minería en la Gran Sabana tuviese el mismo impacto que tuvo la fiesta Tepuyera en la sociedad Venezolana (SIC)”, como si decenas de portales nacionales no hubiesen denunciado el tema de la minería hasta el cansancio -incluso ante organismos internacionales- y asistir a una fiesta sobre un tepuy no fuese también un ecocidio.
Falta ahora hurgar en algunas agencias de viajes, que ofrecen abiertamente visitas a los tepuyes, para descubrir si también violan la ley o respetan los senderos que se han abierto para permitir que los turistas lleguen hasta su falda. O si los pemones cederán a quienes les ofrezcan más dólares para dar el permiso correspondiente a otro cumpleañero con poder. Porque son los pemones los encargados de administrar su zona y, como señala alguien que visita Canaima con frecuencia, “solo en propinas, los indígenas ganan más que trabajando la minería donde exponen la vida y el trabajo es durísimo”.
Lo que sí es cierto es que el cumpleañero seguirá con la concesión que le otorgaron y su función como integrante del Consejo Nacional de Economía y coordinador del llamado “motor turístico” seguirá en pie. “No le van a quitar eso. Solamente lo van a sancionar. Allí se ha invertido mucho dinero, incluyendo esas recién acondicionadas cabañas 5 estrellas que mostro Osmel. Rafael Oliveros es un excelente decorador y remodeló todas las cabañas anteriores. Construyó 20 habitaciones, recuperó todos los servicios, le metió Internet satelital y, obviamente, tiene excelentes conexiones con un área del poder”, dice alguien que lo conoce bien, aprecia su trabajo y confía en Inparques, organismo que si bien apareció tarde en este caso, al menos está equipado con un personal especializado en su área y cabe imaginar que ya no habrá más fiestas en la cima del país.