Toda ciudad tiene un rostro que se le parece a alguien. En publicidad, cine y televisión los rostros amigables o rudos representan también las formas de percepción de esos lugares en donde habitamos, vivimos, soñamos y aprendemos. Nuestra empatía con la ciudad pasa tanto por lo que nos da, como por lo que le ofrecemos: desde el punto de vista de cierto inconsciente causal ningún caminante puede encontrar algo que no haya inquirido previamente. Por ejemplo, buscamos un puesto para el automóvil, nos proponemos una búsqueda del lugar correcto para tomar un refresco, nos enfocamos en la mejor ruta para llegar en menos tiempo al destino. El mapa de la ciudad ya late en la intuición cosmopolita, a pesar del uso y abuso de las herramientas de geolocalización de nuestros gadgets modernos.
Ciudad y clima
La idea de un clima social en redes… la posibilidad de medir qué tan contentos o descontentos se encuentran los ciudadanos ante un día que ya pasó (o que está andando) es una de las prácticas que más aumenta en la industria de la opinión pública digital. Los Emojis de disgusto, contento, acongojado o empático han ido agregándose en plataformas como Facebook y otras Apps que conviven dentro de nuestro teléfono inteligente. La trazabilidad es constante y nadie escapa de dejar rastros de búsqueda, lugares virtuales y físicos visitados. La precisión es un negocio y la visita habla tanto del gusto inmediato del visitante, como de sus patrones de consumo continuos, próximos o potenciales. Ni siquiera del pasado puede escaparse. Frases coloquiales de hace cinco o más años pueden ser denunciadas y multadas con cada vez mayor regularidad en nuestros propios Time Lines.
“Sin un horizonte de posibilidades poco se puede hacer para estimular a la participación de grandes mayorías”
La agresividad verbal de un grupo humano hacia sus congéneres marca la pauta de cómo puede avanzar o no una propuesta de encuentros y fuerzas electorales. No es lo mismo la letra de una canción de Rap o Hip Hop cuyo contexto es la violencia callejera sublimada o consensuada, que las posibles lecturas que pueda hacer el algoritmo o los escáner semánticos de las redes. Cuidarse del presente implica prever los impactos a futuro y peor todavía, recordar críticamente lo que no era más que un comentario al garete en una conversación en un muro digital.
Campañas y comunicación estratégica
Las esferas de ejercicio político, los territorios en crisis, el cruce verbal entre géneros y el mundo post Covid19 se toman de la mano, en vista de que el temor a las infecciones o el miedo al otro se convirtieron en protagonistas a voz alta. Lamentablemente, la evaluación del encuentro social se antepone al lugar público por antonomasia: el café. Si bien los cafés, las fuentes de soda, los lugares abiertos tienen una amplia tradición cultural, muchas veces no reparamos en que nacieron justamente por un tema de higiene: de circulación de aires viciados.
En estos tiempos en donde la desconfianza higiénica ha tomado ribetes de manía, también recuperar la tertulia callejera hace que la ciudadanía se fortalezca y reencuadre. Así como los Pubs nacieron para agazaparse del frío y en muchas cervecerías europeas nacerían o albergarían partidos políticos, ideologías y movimientos sociales, los lugares públicos de hoy requieren de una arquitectura humanizante y que incline la balanza hacia la conversación serena y el intercambio deliberativo. Al decir de Jürgen Habermas una ética discursiva necesita de una lógica de reunión condescendiente que nos obligue a ponernos de acuerdo, antes de ponernos de acuerdo.
Virus en la máquina, virus en el aire
En un mundo post Covid19 cada líder responderá, de igual manera a sí mismo y a un grupo humano con el que ha establecido lazos de cercanía, relaciones de confianza y posibilidad de cordialidad. Y es por ello que toda campaña política requiere un marco extenso de evaluación de emergencia sanitaria o al menos de previsión de contagio. Una simple actividad de puesta al día de temas o de establecimiento de agenda se convierte en potenciales hitos de salud compartida y tareas en conjunto.
“Frente al liderazgo se imponen una serie de objetivos en fases y otros de logros de culminación”
Frente al liderazgo se imponen una serie de objetivos en fases y otros de logros de culminación. En líneas generales se pretende primero alcanzar el poder, luego mantenerlo, después tratar de no perder el cable a tierra, posteriormente evaluar las fases de cumplimiento y por último pensar en el retiro. Allí las combinaciones de múltiples atributos de la personalidad (el uso de sus propias herramientas de negociación y convencimiento) hacen que las decisiones en entornos democráticos se posterguen inevitablemente. Los estilos políticos en naciones en trances existenciales tienden a ser personalistas, verticales, decisionistas, verticales y con cierres de aclamación. Sin un aplauso y un momento de asambleísmo clásico, mal sale librada la autoestima de nuestros personajes a estudiar.
Las cinco caras del líder venezolano: acusador, reforzante, explicativo, directo, sincero
En el contexto nacional algunos estudios privados han acordado referenciar a partir de algunas fuentes iberoamericanas clásicas los cinco aspectos de personalidad que apuntalan estilos, conductas y modos. Las personas en diversos grupos focales a lo largo del país y en los periodos 2021/2022 han sido probadas con ciertas categorías conceptuales, a partir de algunas características de comunicación humana. De allí extraemos ciertas recurrencias que pudieran convertirse en una teoría de utilidad práctica.
Los sujetos que ejercieron el rol de líderes fueron actores profesionales, de ambos sexos, supervisados por investigadores de las ciencias sociales y siguiendo un libreto que hacía énfasis en entonación, frases recurrentes, muletillas y propuestas de organización en clave de formación intelectual para el trabajo en equipo. Los presentes recibieron una serie de propuestas construidas desde estilos conceptuales y proxémicos distintos.
En conclusión, estos son los estilos de liderazgo y las respuestas generales de los presentes:
El acusador es agradable, pero ríe poco. Conversa claramente a un volumen equilibrado.
El reforzante se presenta atento, con un tono de voz agradable y rápido en sus respuestas. Inclusivo, tolerante.
El explicativo muestras una voz grave y pausada. Con interés por compartir textos, links y distintos lugares de estudio donde se puedan potenciar las experticias personales.
El líder directo es centrado, va a al grano, su voz mantiene unos niveles medios, pero las entonaciones aparecen más altas o secas, una vez se le inquieren o se le hacen inquietudes educativas
El sincero mira al rostro de los tertulianos con una voz agradable y reconociendo lo qué sabe y lo que desconoce.
Todos los estilos de liderazgo cojearon de la misma pata: el proyecto.
Postura, sonrisa, voz y mirada construyen al liderazgo político posible de estos tiempos, pero sin un horizonte de posibilidades poco se puede hacer para estimular a la participación de grandes mayorías.
@ortegabrothers