Basta con “googlear” OPSU para conseguir más 900 preguntas y sus réplicas que cientos de jóvenes llevan varios años enviando a la Oficina de Planificación del Sector Universitario (OPSU), levantando una montaña de dudas que nadie responde o donde las respuestas de sus pares más bien parecen chistes.
Pero lo llamativo de esa muestra de quejas y reclamos es que a medida que pasa el tiempo, el tema de la indignación colectiva va mutando al mismo ritmo en que han cambiado las cabezas visibles del organismo “de Planificación”. Porque si en el 2019 los jóvenes se quejaban a grito pelado porque “el servidor de (/&% erga es tan malo”, a lo que otros agregaban quejas similares (“no me abre la página, lo he intentado más de 50 veces, dice error y todos los datos están bien, no me quiere abrir el portal dice clave errada y el correo lo que dice es que ya estoy registrado”), pues ocurre que desde 2021, cuando las señoras Tibisay Lucena y Sandra Oblitas fueron premiadas con sendos cargos en el sector universitario, la angustia de los aspirantes ha variado en una misma dirección. Y la tendencia irreversible es que la gran mayoría no puede estudiar ni en la universidad que quieren ni en la carrera de su preferencia, tremenda casualidad.
No basta con que los aspirantes tengan un promedio de notas envidiable o que aspiren a estudiar una carrera tan necesaria y noble como Medicina. ¡No señor! la OPSU lo envía a Caucagua a estudiar Turismo cuando el interesado, como se quejó en las redes uno de los padres, vive en Caracas, casi enfrente de la UCV.
“Entrar en una universidad por OPSU en Venezuela es 🥵 ni siquiera mis amigos de promedio de 20 quedaron, y yo menos, con uno de 17 sudado. Ahora parece que tienes que estudiar obligatoriamente algo que no quieres, porque sí, así es el socialismo…”.
“Mi chamo con promedio de 92 no quedó seleccionado en ninguna carrera por la OPSU (yo tampoco es que esperaba mucho del ente), la página no da opción de modificar carrera y tampoco permite imprimir certificado de participación, pero que se puede esperar si eso lo maneja la Lucena”.
“OPSU enviando a bachilleres que viven en Coche a universidad de Higuerote, qué es eso, esta gente sabrá lo que hacen, o es una rifa para ellos, Uh, que anarquía e improvisación, carajo”.
“El remedio de la OPSU fue peor que la enfermedad. ¿Será que no se entiende que los participantes de Caracas no pueden ir a otros estados? Sería como pagar universidad privada, alquiler, gastos, etc. Le devuelvo su regalo Sra. Lucena”.
Son algunas de las quejas más repetidas. Sin contar con los despelotes anexos, porque imprimir el certificado de participación -indispensable para inscribirse en la universidad- se ha convertido en una hazaña para los interesados y si alguien logra superar esta prueba, pues la entusiasta bachiller se puede encontrar con la misma sorpresa de la hermana de @dparra, quien envió un tuit a la cuenta del organismo -@opsuvzla- con este pequeño problema: “Mi hermana salió seleccionada en la Universidad de Ciencias de la Salud. Fuimos y nos dijeron que no, que ya las inscripciones cerraron, que ellos son los que deciden y no la OPSU”.
Pero en lugar de responderle, lo que enviaron a sus redes fue: “Desde el @mppeduniv se dio inicio al reencuentro y relanzamiento del movimiento de Profesionales y Técnicos, atendiendo a la convocatoria del Presidente @NicolasMaduro al Congreso de la Nueva Época 2022-2030”.
Y aquí es cuando cualquiera se pregunta si todo este desastre es producto de la incompetencia, del azar o una estrategia aceitada por años en el CNE para evitar que los ciudadanos se salgan con la suya, que no voten por quien quieren ni estudien donde les apetezca. Que semejantes libertades -dirá alguno en cualquier reunión del PSUV-, no es más que una desviación pequeñoburguesa que se debe corregir en la práctica, como señalaba el Presidente Mao: “Las ideas correctas provienen de la práctica”, decía el muy bandido para enviar a millones de chinos que suponía estaban en desacuerdo con sus ideas a realizar trabajos forzosos en el campo.
Una versión más cruel de lo que ahora hace la OPSU, porque si el joven quiere ser médico, para llevar una vida cómoda y decente dentro de lo que se puede en Venezuela, pues lo enviamos a Caucagua a estudiar Turismo, para que aprenda a ser humilde y se conecte con sus raíces. O, más macabro aún, se le recuerda a los camaradas que la mayoría de los cupos deben quedar a la disposición de los jóvenes militantes del PSUV de modo que cuando haya elecciones universitarias, ganemos aunque sea una facultá. Plan a largo plazo que ensambla perfecto con aquella gestión grosera en el CNE a favor de su gobierno favorito, las triquiñuelas para impedir el Referéndum Revocatorio contra Chávez y luego contra Maduro y las mudanzas de votantes que tantos buenos dividendos les ha producido y querrán repetir elección tras elección.
Porque si ya desinstitucionalizaron buena parte del país, si la revolución rompió a martillazos desde PDVSA hasta los Parques Nacionales, si activaron un operativo mayúsculo para ganar algún carguito en la UCV, a quién le puede extrañar que esta vez vayan detrás de todas las universidades de la mejor manera que saben hacerlo.
Desalentando a los estudiantes con una mano y destruyendo el sueldo y los beneficios de maestros y profesores con la otra. Que entren a las aulas los nuestros, los mediocres, los fáciles de convencer. Que los profesores hagan huelgas pidiendo lo que les corresponde y la enseñanza se suspenda al mismo ritmo en que se abren bodegones o rutas para el narcotráfico. Que ganemos medallas en embarazo adolescente (a más pobres más votos) y seamos coronado el primer lugar en miseria planetaria.
Otra tendencia irreversible por los vientos que soplan.