En la aldea
24 abril 2024

Juntos, pero no revueltos

“La gran mayoría rechaza al oficialismo, alcanzando cifras de más de 70% de aversión en el país. Cuando vemos el porcentaje (%) del Registro Electoral que han venido obteniendo, cada vez tienen peores resultados y menos gente responde a su maquinaria. Al PSUV le afectó no encontrar respuesta a su propio sistema electoral controlado, y al no poder elevar sus números optó por la estrategia básica complementaria: hacer que no los obtenga su contendor”.

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Javier Martucci | 22 noviembre 2022

Se habla bastante sobre la necesidad y fortaleza que representa la UNIDAD contra la dictadura, pero quisiera compartir, de cara a una elección primaria, algunos datos sobre el diseño estructural de cómo el voto opositor es dispersado precisamente en los lugares donde el PSUV perdió su capacidad de obtener votos.

Debemos partir del hecho que la dictadura dejó de ser mayoría. Incluso el 21 de noviembre, en un ambiente electoral adverso, con partidos judicializados y ventajismo, no logró consolidar el 51% del total de los votos. La gran mayoría rechaza al oficialismo, alcanzando cifras de más de 70% de aversión en el país. Cuando vemos el porcentaje (%) del Registro Electoral que han venido obteniendo, cada vez tienen peores resultados, y menos gente responde a su maquinaria.

Entonces partimos de que la mayoría no apoya al régimen electoralmente, por lo que pudiéramos decir que la dispersión del voto es la razón de no consolidar una mayoría y que por esto el PSUV se mantiene como la minoría más grande. Esta dispersión parte de un diseño particular. De 14.187 centros de votación que reportaron resultados, apenas en 1.847 centros ganó una opción diferente a la UNIDAD o al PSUV. Concentrando en esos centros a un poco más de 2,8 millones de electores.

Lo interesante de estos centros de votación es que representan justamente el peor desempeño del PSUV. Obteniendo un poco más de 300 mil votos. Si revisamos incluso donde ganó la UNIDAD, que deberían tener peor desempeño, vemos que no es así. En los 2.711 centros donde ganó la UNIDAD el PSUV obtuvo casi 600 mil votos. En los centros donde ganó otra opción el PSUV obtuvo peores resultados que en los centros donde la UNIDAD gana. Obtiene en promedio 40 votos menos por centro que lo que obtiene en los centros donde gana otra opción.

Esto nos llama a determinar que algunos factores (no todos), que representan a tarjetas robadas y financiadas por el régimen, existen con el fin de dispersar justo en donde el PSUV es incapaz de movilizar a la población con sus esquemas y controles, logrando que no sea un voto capitalizado por la UNIDAD.

En la gráfica observamos como al ver la participación vs. el resultado obtenido por el PSUV, en la mayoría de los centros, el PSUV alcanza un 20% mejor donde mayor participación existía. Al PSUV le afectó no encontrar respuesta a su propio sistema electoral controlado, y al no poder elevar sus números optó por la estrategia básica complementaria: hacer que no los obtenga su contendor.

Si graficamos cómo sale el PSUV vs. cómo salen las otras opciones (Tarjetas diferentes a la UNIDAD y al PSUV), vemos que hay una relación directa. Mientras peor sale el PSUV, mejores resultados obtienen los Otros; siendo prácticamente inexistentes los resultados de estos Otros en donde el PSUV gana.

Las otras opciones casi no obtienen resultados en donde el PSUV saca más del 50% o 60% de los votos. Aunque parece una relación lineal lógica, no se presenta igual al hacer el mismo ejercicio con la UNIDAD, con quien debería representar más claramente. Al hacer la misma dinámica con la UNIDAD es justamente donde el PSUV peor sale (obtiene menos del 20%) en donde menos se concentran los votos de la UNIDAD. El vacío observado deja ver como es diseñado que la UNIDAD no logre capitalizar donde los votos no van al PSUV.

¿Qué quiere decir esto?

En nuestro diseño electoral existe una tendencia a fortalecer partidos fuera de la UNIDAD justo en donde el PSUV no esté logrando levantar electoralmente. Hay un enfoque de no permitir que la UNIDAD consolide votos donde peor le va al oficialismo.

Esta tendencia a fortalecer partidos fuera de la UNIDAD justo en donde el PSUV no esté logrando levantar electoralmente, no siempre serán actores controlados o manejados por el régimen. En algunos casos estamos hablando de actores que no son perseguidos, que se les permiten beneficios administrativos, acceso a recursos e incluso permiso para manifestaciones o actividades.

Puede decirse que como actores pasivos en algunos casos, pero bien calculados y determinados por la dictadura, se les permite que estos actores capitalicen, justo en donde el PSUV perdió su capacidad de movilizar a la población electoralmente; mientras a la UNIDAD se le obstaculiza, acosa y persigue cuando intenta hacerlo y empieza a generar resultados.

Hay un enfoque de no permitir que la UNIDAD consolide votos donde peor le va al oficialismo, y esta estrategia responde a algo que viene pasando desde el 2018. El PSUV ha mermado en los lugares más desasistidos, buscando mejorar su desempeño en el corredor electoral; donde ha estado tratando de elevar su votación para poder ganar de nuevo una elección nacional.

Es precisamente en el corredor donde han mermado los votos, y por este desempeño, de no poder levantar los números, y en cambio seguir perdiendo electorado, que nace la necesidad de dispersar el voto opositor donde no ha podido lograr que se vote por el PSUV. Estamos hablando de lugares como Carabobo, Aragua, Miranda, Caracas, Lara, Zulia, donde han perdido el grueso del electorado.

Si revisamos ahora geográficamente, veremos en el mapa de Venezuela los puntos azules donde el PSUV perdió votos, y en rojo donde creció. Existiendo en el corredor electoral una tendencia a perder sufragios, lo que explica la necesidad de dispersar el voto que no pueden lograr que se movilice a favor de ellos.

Cuando comparamos dónde el PSUV crece y dónde otro partido diferente al PSUV y la UNIDAD gana, vemos que forman un mismo corredor. Se cumple la misma tendencia.

¿Cuál es el Diseño Electoral?

Es necesario recordar que venimos de un diseño de ventajismo, donde además algunos partidos fueron secuestrados y entregados a otros actores y los candidatos sortearon las inhabilitaciones y persecuciones para poder aspirar. Pero adicional a esto, el diseño estructural para el cual se prepararon fue:

1. El PSUV ha migrado al corredor electoral tratando de obtener de nuevo una mayoría absoluta que hoy no tiene (alcanzar el 51% de los votos totales); ya que seguir ganando en el interior del país sin poder consolidar en el corredor no será suficiente y repetirán el escenario de 2015.

2. Ante el bajo resultado obtenido en este diseño, ya que ni suavizando candidaturas, tratando de vender algunos perfiles, no se obtienen los votos necesarios, se construye una dispersión del sufragio con el fin de que no se consolide el voto opositor en la UNIDAD.

A continuación, en el caso Valencia se evidencia claramente como justo donde gana la UNIDAD (primera imagen), es justo donde el chavismo creció electoralmente.

El problema es que ese crecimiento que está obteniendo el PSUV no es proporcional a la cantidad de votos que está perdiendo. Los 75 votos que obtuvo Rafael Lacava en el Centro Electoral del Colegio La Salle Guaparo, 37 más con relación a lo obtenido por Nicolás Maduro en 2018; es decir, no son suficientes para ganar el centro en el cual la UNIDAD obtuvo 374.

Pero adicional, por cada centro donde el PSUV gana unos 30 o 40 votos con relación a 2018, existen centros en la zona sur de Valencia, como la Unidad Educativa Estadal José Regino Peña donde el PSUV perdió 1.466; incluso es mucho mayor la cantidad de centros donde el PSUV perdió electorado, tomando en cuenta que en el país 1 de cada 3 personas que los apoyaron en 2018 decidieron no hacerlo en 2021. La proporción de crecimiento, tratando de obtener votación en el corredor electoral, no ha podido frenar la pérdida masiva de votos en estos espacios. Allí es donde nace la necesidad de introducir nuevos actores que dispersen el voto que pudiera obtener la UNIDAD.

En Maracaibo sucede lo mismo, aunque en menor medida, pero se evidencia que donde gana el PSUV es donde más votos pierde; y en los lugares donde gana la UNIDAD el PSUV crece, pero poco, sin ser suficiente para compensar la pérdida masiva de votos del resto de los lugares.

Esto nos llama a definir que no es del todo cierto que la UNIDAD solo se base en sumar partidos, o sumar candidatos, o sumar actores. La UNIDAD debe ser un valor que vaya  más allá de la alianza electoral. Porque diversos elementos están hechos para que esto no ocurra. Al contrario, el diseño electoral está estructurado para hacer pensar que no hay UNIDAD, pero esto solo ocurre donde el oficialismo quiere que ocurra. La realidad electoral debe superar este esquema. Un hito como ganar Barinas lo permitió para consolidar la UNIDAD el 9 de Enero. Es el hecho que no es una UNIDAD entre partidos y candidatos, sino una UNIDAD de los actores que tienen como objetivo superior vencer a la dictadura.

Las Primarias son un evento que debe consolidarse desde la importancia, no de los candidatos, sino del hecho mismo de quién quede electo, que representará a todos y el fin superior será vencer al régimen electoralmente a toda costa. Ante este diseño electoral que profundizarán con los diferentes medios que conocemos de la dictadura, es importante identificar, que no quiere decir que todo actor que no sea de la UNIDAD es un títere de Maduro, pero la dictadura si beneficiará, mediante sus acciones, a aquellos que decidan no sumarse a la UNIDAD.

Existen actores que, en muchos casos, indirectamente y de manera pasiva, contribuyen y se fortalecen jugando en este esquema que busca una sencilla razón: No permitir que la UNIDAD sea una mayoría electoral, y el PSUV logre imponerse como la minoría más grande.

Ingeniero Químico de la Universidad Simón Bolívar.
TW @JMartucci / IG @javiermartucci

*Los gráficos y mapas fueron facilitados por el autor, Javier Martucci, al editor de La Gran Aldea.

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