En la aldea
02 diciembre 2024

“Yo estoy preso porque Matthew no está”

Esta no es la historia del “gringo”, sino la del ingeniero en petróleo Guillermo Zárraga, que todavía no le han devuelto la libertad que le quitaron en 2020. Pese a la liberación de Matthew Heath, la causa no concluyó. Muy por el contrario, se complicó.

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Kaoru Yonekura | 03 febrero 2023

El 1 de octubre de 2022, el veterano de la marina estadounidense Matthew Heath volvió a ser libre después de su detención el 9 septiembre de 2020. Su libertad -y la de los seis trabajadores de Citgo– valió por la de dos: la de Efraín Campo Flores y la de Francisco Flores de Freitas, los sobrinos de Cilia Flores que fueron detenidos en noviembre de 2015 por la Administración de Control de Drogas estadounidense (DEA, por sus siglas en inglés) cuando estaban a punto de transportar 800 kilos de cocaína desde Haití hacia los Estados Unidos.

Por su parte, aunque a Matthew lo detuvieron en la frontera colombo-venezolana, según la versión de Nicolás Maduro, la detención ocurrió cerca del Centro de Refinación Paraguaná (CRP), pues tenía armas, dólares en efectivo y otros elementos que luego detallaría Tarek William Saab en su relato: Matthew era un espía que andaba con una subametralladora UZI, calibre 9mm; un lanzagranadas AT4, calibre 84 mm; cuatro piezas de presunto material explosivo C4; un teléfono satelital con imágenes de instalaciones petroleras y militares venezolanas; tres celulares y una moneda de la CIA. Matthew era un desestabilizador de la CIA. Un acta policial dice que fue detenido el 11 de septiembre y no el 9.

El estadounidense, de acuerdo con lo dicho por Tarek, pretendía sabotear la industria petrolera venezolana, el Sistema Eléctrico Nacional, algunas instalaciones militares en Zulia y Falcón, y aprovechar su paso por Venezuela para traficar droga desde Colombia hacia Aruba. Vino, dijo Tarek, “a matar a inocentes” con el apoyo de militares y civiles apátridas de Venezuela. Siete “colaboradores”, se dijo luego. Diosdado Cabello lo llamó “El gringo espía”.

“Pese a que nadie pudo ni puede explicarlo, Guillermo Zárraga, extrabajador de la industria petrolera venezolana, fue imputado por traición a la patria, terrorismo, asociación para delinquir y revelación de información confidencial”

Heath fue acusado de terrorismo, tráfico ilícito de armas y asociación para delinquir. Lo dejaron preso en la sede de la Dirección General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) de Boleíta, en Caracas. Su abogado, Guillermo Heredia, resumió su juicio como uno “absurdo, un montaje”, “una simulación”.

Pero esta no es la historia del “gringo”, sino la de uno de esos siete “colaboradores” venezolanos: el ingeniero en petróleo Guillermo Zárraga, porque a él todavía no le han devuelto la libertad que le quitaron y que nunca debieron arrebatarle. Pese a la liberación de Matthew, la causa no concluyó. Muy por el contrario, se complicó. Como explica la abogada María Alejandra Poleo, defensora del ingeniero, la causa está en espera indefinida:

“El juicio empezará de cero nuevamente, porque el juez tuvo problemas de salud y pasaron más de quince días sin audiencias. Llevábamos seis meses de juicio aproximadamente. Faltaban dos audiencias para terminar y se dio el canje de Matthew. Entonces, para volver a comenzar, la ausencia de Matthew tiene que quedar fundamentada jurídicamente, pero nuestro Código no establece ninguna forma procesal que encaje con la liberación que se dio por ese canje”.

El 1 de febrero de 2023 comenzaba el juicio, pero esta primera audiencia fue diferida. Mientras ocurre el retardo procesal, “No podemos olvidar”, diría el politólogo Walter Molina. A Guillermo lo detuvieron el 14 de noviembre de 2020 en Coro, estado Falcón, a las 3:30am. Unos doce funcionarios vestidos de negro sin identificación, sin orden de captura y sin explicaciones llegaron a la calle de su urbanización. Tres de ellos brincaron la reja y forcejearon la puerta de su casa para llevarse a Guillermo esposado, medio dormido y casi sin franela, si no fuese porque su esposa Ana logró lanzarle una.

De inmediato, ella salió a buscar a su esposo. Puso la denuncia en el FAES. Después, se fue a Punto Fijo y puso la denuncia en la DGCIM. De vuelta en Coro, Ana habló con el Defensor del Pueblo. Nadie sabía dónde estaba Guillermo, hasta que a las 9:00pm, Ana recibió una llamada: era Guillermo desde la DGCIM de Boleíta pidiendo que pararan el escándalo en las redes sociales, porque se lo habían llevado para que hiciera un trabajo relacionado con el que tuvo en la Refinería de Cardón y que, al terminar, lo trasladarían de vuelta a Coro. Las horas se convirtieron en dos años que siguen transcurriendo. Aquello no era un trabajo.

La versión del expediente es otra: a Guillermo lo detuvieron en la Plaza Urdaneta de Punto Fijo a las 3:00pm. Llevaba un celular y una libreta que entregaría a Matthew. Dos testigos civiles, voluntarios y protegidos, sin número de cédula, confirmaron la versión, aunque con bastante imprecisión pues, como indica la abogada Poleo: “Los testigos no tenían ni la menor idea de quién es el señor Guillermo… Había tres funcionarios que dijeron que lo habían detenido en distintos sitios”.

Ana recuerda que pidió la palabra en una audiencia:

-Para que me explicaran cómo era posible que a Guillermo lo agarraran entregándole material estratégico y confidencial a Matthew, si Matthew, para ese momento, ya tenía más de sesenta días en la casa de los sueños de la DGCIM en Caracas.

Pese a que nadie pudo ni puede explicarlo, Guillermo Zárraga, extrabajador de la industria petrolera venezolana, fue imputado por traición a la patria, terrorismo, asociación para delinquir y revelación de información confidencial.

Ocurre que el material estratégico existe: los funcionarios de la DGCIM le preguntaron a Guillermo sobre las instalaciones y los procedimientos del Complejo de Desintegración Catalítica (FFC, por sus siglas en inglés) en la Refinería de Cardón. Guillermo fue explicando con paciencia de maestro, pues había entrenado a muchos trabajadores y creyó en el interés de aprendizaje de los muchachos del organismo de contrainteligencia:

-Le dieron la libreta y un bolígrafo -cuenta Ana- y lo obligaron a que se apurara, y Guillermo decía que tenía que hacerlo con calma, porque no tenía los lentes. Entonces, lo forzaron. Le dijeron que no nos iba a ver más ni a saber de nosotros hasta que no hiciera eso y le mostraron fotos de mis hijos, mía, de nuestra casa. Los funcionarios hasta sabían que somos una familia de profesionales.

Es así como, sin saberlo, Guillermo fabricó la única evidencia que lo incrimina y lo relaciona con Matthew: la libreta.

El Comunicado a la opinión pública nacional e internacional emitido por Ana el 19 de septiembre de 2022 aclara que la libreta contiene “información calificada cuya divulgación presuntamente pone en riesgo la estabilidad operacional de PDVSA ante los organismos internacionales (…) pero no constituye delito alguno, ya que dicho Complejo forma parte de un Proyecto de ampliación elaborado en los años 2008, 2009 e inicios de 2010, que fue y ha sido desde entonces, del conocimiento público, inclusive, para cualquier estudiante de pregrado en Ingeniería”.

El comunicado también aclara que, en 2011, a Guillermo lo retiraron de todas sus funciones y lo desactivaron de todos los accesos digitales de PDVSA y que, desde mayo de 2019, ya no trabajaba en la industria petrolera. Así que Guillermo no tenía información secreta. De haberla tenido, cómo se la hubiese dicho a Matthew si él no habla español y Guillermo no habla inglés.

Hasta Matthew ha comentado sobre la inocencia de Guillermo. Llegó a responder un comentario en su cuenta de Twitter el 24 de octubre de 2022: “Es claro Guillermo es innocente. Es injusticia que el es preso político”. Un día después agregó otro tuit respondiendo a uno de los hijos de Guillermo: “I don’t know your father. I never met him before. He was arrested for taking a picture with Juan Guaido” [No conozco a tu padre. Nunca lo conocí antes. Fue arrestado por tomarse una foto con Juan Guaidó].

Sí. Dicen que a Guillermo lo detuvieron por una foto con Guaidó durante un acto público en la Universidad Metropolitana, al cual asistió porque era el secretario del Sindicato Único de Trabajadores Petroleros del estado Falcón. Se ha dicho más: que a Guillermo se lo llevaron para que no desmintiera la historia de Tareck El Aissami sobre la “explosión provocada” de la planta 4 de la Refinería de Amuay, el 27 de octubre de 2020. Dice su abogada: “Él ya no sabe por qué está detenido”. Y a su esposa, Guillermo le dijo hace poco: “Yo estoy preso porque Matthew no está”.

Y casi, Guillermo Junior, el hijo mayor e ingeniero en telecomunicaciones de las Refinerías de Amuay y Cardón, también acaba preso, porque el mismo día de la detención de Guillermo se llevaron a su hijo al SEBIN de Punto Fijo. Lo dejaron irse al final de la tarde no sin antes dejarle claro que la próxima vez no serían tan cordiales cuando lo fueran a buscar. Ana entendió aquello como una “amenaza subliminal”, así que tres días después sacó a su hijo del país.

-Le dije: “Yo puedo soportar que a tu papá lo tengan preso, ¿pero que te metan a ti? Eso no lo voy a aguantar”… Me quedé sola y con Guillermo más lejos, porque en marzo de 2021 lo trasladaron a [la Cárcel de San Francisco de] Yare, en Miranda. He ido a Caracas como siete veces nada más, porque soy docente, así que ya usted se imagina cuánto gano. He vendido tortas, he hecho rifas, pero ya la gente no tiene para comprar el gustico. Algunos amigos petroleros de mi esposo me han ayudado, pero para ellos la situación también está crítica… Tengo casi dos años que no lo veo y él ya no quiere que vaya a verlo.

-¿Por qué no quiere que vaya a verlo?

-Porque yo tengo un problema en la rodilla y él sabe que afuera hago la cola parada por dos o tres horas para terminar ingresando casi al mediodía y que cuando por fin entras, hay trato cruel, inhumano y degradante: la primera vez que fui me tuve que desnudar completamente, y casi hicieron que me metiera los dedos en mis partes íntimas. Eso no es ningún reglamento, es una humillación… Yo siempre me pongo una franelilla debajo de la blusa y la última vez que fui, la funcionaria me dijo que me la tenía que quitar, que qué coño cargaba yo abajo… Y aguantas todo esto para ver al familiar por dos horas nada más, ¿a usted le parece todo esto justo?

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