Roberto Deniz Machín, el chico en el aula de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB) con el libro de Doris Lessing sobre su pupitre, va a recordar tres hitos fundamentales de esta experiencia en su oficio de periodista dedicado a la investigación: a) El día de 2017 en que los analistas del Instituto de Ciencia y Tecnología de Alimentos ICTA-UCV entregaron los resultados del análisis practicado a la leche que se distribuía en todo el país con las cajas CLAP, verbigracia Comités Locales de Abastecimiento y Producción; b) El 15 de octubre de 2021 (exactamente el anterior al de la extradición del Sr. Alex Saab Morán desde Cabo Verde a Estados Unidos) en que un familiar, hablándole desde la casa de los padres en Caracas, le anunció que debía colgar porque la Policía se lo estaba ordenando; c) El 15 de noviembre de 2021, cuando se abrieron las puertas del ascensor en un piso del edificio de tribunales en Miami y apareció Alex Saab Morán esposado en los tobillos y en las muñecas, amarrado a otros reos. Era la primera que se veían en persona.
El primer hito le produjo una inmensa indignación: él no lo dice con estas palabras, Roberto es un caballero en su lenguaje, pero aquel análisis venía a concluir más o menos que la leche que generosamente casi regalaba el régimen madurista al pueblo venezolano era mierda de color lechoso. El segundo, desesperación. El tercero no sabe qué le produjo a ciencia cierta, pero acaso haya sido una mezcla variada, un cóctel.
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Roberto ha sido perseguido, asediado, amenazado y vilipendiado por hacer su trabajo. Eso es todo lo que cabe en esta historia. El caso por el cual el gobierno de Nicolás Maduro ha practicado sobre él esas cuatro formas de violencia es el del Sr. Alex Saab y sus conexiones con la cúpula madurista. Cuando Roberto entra al equipo del portal Armando.info, ya el Sr. Saab había sido reseñado por haber sido favorecido a dedo para la construcción de un complejo habitacional en el estado Carabobo que jamás llegó a terminar, solo a empezarlo a medias. Y cobró.
Fue Roberto quien propuso, en una reunión de pauta, investigar las cajas CLAP y enseguida apareció el nombre del Sr. Saab. Al revisar internet había encontrado algunos datos llamativos: Venezuela ya atravesaba una tremenda crisis y, sin embargo, gastaba un dineral en importación de alimentos; los productos de las cajas CLAP estaban llegando desde México pero, por esos días, las relaciones entre los dos países pasaban por mal momento ya que el presidente Enrique Peña Nieto era un ferviente patrocinador de la búsqueda de una vía democrática para Venezuela. Vio Roberto, además, que cada caja contenía productos que ni siquiera se encontraban en los supermercados mexicanos. Cuando empieza a investigar, se topa con una empresa llamada Group Grand Limited, registrada en Hong Kong. Los capitostes del globalizado emprendimiento eran Alex Saab Morán y Álvaro Pulido, su socio en todos los negocios con el chavismo.
El reportaje que trae este tema aparece a comienzos de 2017. Será seguido por otro a mediados de 2017 que recorre el trayecto desde el puerto de Veracruz a La Guaira, mostrando además las vinculaciones del Sr. Saab con Piedad Córdoba, congresista colombiana que fue amiga personal de Hugo Chávez Frías. La nota traía detalles sobre cómo era la operación de trasvase entre países de la mercancía y las conexiones del Sr. Saab.
Ese segundo reportaje empieza a desatar cosas raras, por decirlo de alguna manera, que los de Armando.info no habían vivido o, al menos, Roberto no había vivido. Hasta ese momento, solo algunas amenazas veladas. Pero a partir de ese reporte aparecen unas cuentas, sobre todo en Twitter, que tienen como único objetivo enviar mensajes intimidatorios y amenazas contra él y los otros tres editores de Armando.info. Cosas como «Roberto, sigue escribiendo, que mientras más escribes más te vamos conociendo a ti y a tu familia».
Esos mensajes venían de Colombia. Por eso, este caso de violencia madurista contra el derecho a la información no comienza exactamente en el madurismo, como es usual, sino en su periferia, aunque sea una periferia sumamente cercana al madurismo.
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Ya para ese momento, Roberto había tenido contacto, incluso se había reunido con uno de los abogados del team Saab-Pulido en Caracas. Le había dicho al abogado, mire, estamos haciendo esta serie de reportajes y hemos hallado estas coincidencias, ¿quiere decir algo al respecto?
Había encontrado que aquella empresa en Hong Kong tenía la misma dirección en Caracas (en el Centro Galipán, en la Avenida Francisco de Miranda) que el Fondo Global de Construcción, la que cobró y dejó las cosas sin hacer en Los Guayos, estado Carabobo, hacia 2015. El abogado se comprometió a responder lo que le estaban preguntando; pero nunca le llamó ni Roberto volvió a saber de él. Seguramente usó esa reunión para indagar lo que sabía el periodista, luego de eso desaparecieron rastros en la web. Mientras, en Twitter siguieron los insultos en más cuentas nuevas. Armando.info hizo las denuncias correspondientes. Roberto no recibió ni siquiera la petición de un derecho a réplica, cosa a la que por norma tiene derecho el afectado en algún reporte publicado.
La sorpresa: un día salía de su casa en Caracas, en carro, cuando vio a unos individuos afuera preguntando por él. Eran funcionarios del CICPC que le traían una boleta. Era la notificación de que el Sr. Alex Saab lo demandaba por difamación e injuria continuada y agravada. Tenía fecha de finales de septiembre pero a él le llegaba a mediados de octubre de 2017.
De modo que el CICPC estaba de utility de una acción judicial privada. Un abogado comentó a los editores de Armando.info que era obvio que había alguien con poder detrás de esto, porque normalmente el tribunal pone la fecha de la boleta y puede pasar un par de meses hasta que le llegue a la persona involucrada, justamente por toda la burocracia judicial. Decía que era mejor aguardar hasta saber qué terreno pisaban. No debían publicar más nada, por ahora.
Eso ocurre cuando ya tienen casi listo el reportaje titulado «La mala leche de los CLAP». Lo aguantaron. Entre noviembre y diciembre de 2017, se enteraron de que la demanda iba dirigida, asimismo, contra Ewald Scharfenberg, Joseph Poliszuk y Alfredo Meza, sus compañeros y fundadores del portal. Pero cuando sus notificaciones llegaron, no se dieron por enterados. Ya estaban preparados.
Roberto se tenía que presentar en el tribunal correspondiente, y eso fue lo que hizo con un abogado. Una vez cumplido ese trámite, ese abogado tendría acceso al expediente. La estrategia era darle largas al asunto, demorar lo más posible el inicio del juicio. El chavismo acostumbra abrir procesos contra periodistas para luego dictarles medidas cautelares: así no podrán salir del país. La maquinaria del péndulo y la hoja afilada se pone en marcha: está ahí pendiente; solo pendiente. Eres la próxima víctima, Roberto.
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El abogado iba cada cierto tiempo a revisar el expediente en tribunal, a ver si había petición de medidas cautelares. No sucedió nada preocupante, por un tiempo. Durante los primeros días de 2018, en la primera visita que hizo el abogado al tribunal, sí vio algo sospechoso: la parte demandante se quejaba de que los involucrados en su demanda no habían respondido a las citaciones o no se habían presentado. Se refería a Scharfenberg, Poliszuk y Meza. De ahí a la solicitud de medidas cautelares no había más que un paso.
En Armando.info ya habían reunido suficiente información como para saber que no iban a poder defenderse. Era hora de que los cuatro saliesen del país, al menos por un tiempo. No habría juicio justo. Dice Roberto:
«Queríamos continuar el trabajo. Lo nuestro era y es investigar. Salimos del país. Salimos, los dos últimos, el 31 de enero del 2018. Sabes que cuando uno publica algo de este tamaño, quedan cosas por completar, la red se va expandiendo y se va configurando un mapa del personaje. Para ese momento ya teníamos mucha información de lo importante que era este señor para Nicolás Maduro, su relación con la familia, incluyendo a Cilia Flores y los hijos de Cilia Flores. Era un poder en sí mismo, en la sombra. Y era un poco cómico: le preguntabas a alguien del chavismo quién era este señor y todo el mundo miraba para otro lado».
Aquellos dos reportajes de 2017 aparecieron antes de que Luisa Ortega Díaz, la exfiscal desertora, saliera de Venezuela, huyendo hacia Bogotá, vía Aruba, en una lancha el 18 o 19 de agosto de 2017. Una de las primeras denuncias que hace contra Maduro es sobre el Sr. Saab y la empresa Group Grand Limited; tras su denuncia fue que se acuñó aquello de «Saab testaferro de Nicolás Maduro», cosa que no había salido en los reportajes del portal de Roberto. Sin embargo mucha gente no entendía, en 2017, incluso colegas, la magnitud del personaje.
En todo caso, las cuatro principales cabezas de Armando.info se habían convertido en víctimas. Habían sido desterrados. Cuando pasó los controles de Maiquetía, no sin cierto susto, y se encontró volando primero hacia Miami y, a los pocos días, hacia Bogotá, Roberto sabía que la cosa iría para largo. «No se lo manifestaba así a mi familia [no da sus nombres, quiere protegerlos lo más posible], que siempre es un tema complicado; trataba, con mis padres, de hacer como en la película La vida es bella, la del papá con el niñito cuando los nazis ocupan Italia, que le hace ver que todo lo que estaban viviendo era como una especie de juego… ¿Sabes?, no fue que les hice ver que era un juego pero les dosifiqué mucho la información, rebajé la gravedad de aquello a lo que nos estábamos enfrentando».
Aterrizaron en Bogotá el 11 de febrero de 2018. Tenían el ofrecimiento de la revista Semana para operar desde allí. El 18, apenas una semana más tarde, salía al aire (a la red, al mundo, al riesgo) el reportaje de la leche. Suscitó un tremendo tráfico, tuvo repercusión internacional. Ese trabajo puso al portal en órbita: esta gente tenía la historia bien agarrada.
Dice Roberto: «La verdad es que es indigno que uses dinero público para comprar leche de la peor calidad, sencillamente para ganar más plata, ¡para después vendérsela a los más pobres como si fuera una salvación!».
La nota en el portal puso en órbita no solo al portal, sino, naturalmente, al Sr. Saab.
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A partir de allí, el ataque a través de las redes se hace más sistemático, más compacto, más abarcador. «A los pocos meses, mis padres reciben en casa una boleta de Conatel donde decía que nosotros no podíamos seguir nombrando a este señor mientras el juicio no se resolviera; también nos enteramos de que el tribunal ya había autorizado las órdenes de prohibición de salida del país. Claro, Conatel sabía que no íbamos a cumplir esa orden, pero, ¿qué era lo que buscaban? Que los operadores de internet tuvieran una excusa para bloquearnos, porque estábamos incumpliendo la ley.
Por cierto, Conatel trataba al Sr. Saab de «empresario colombiano», no de «diplomático». Esta categoría no le había sido conferida todavía.
A lo largo de 2018 publicaron cinco o seis trabajos más sobre el Sr. Saab, demostrando que no solo estaba en el tema de los alimentos; también manejaba medicinas y oro. La andanada de mensajes en redes continuaba, pero de una manera un tanto desarticulada: decían que Roberto tenía una fijación contra el Sr. Saab, que intentó extorsionarlo: ese tipo de cosas. El sector oficial, mientras tanto, calladito. Eran mensajes de cuentas fantasmales. También había de advertencia: dejen de investigar a ese señor, esa gente es peligrosa; ¡se fueron a Colombia, la boca del lobo!
Y una alerta: ¿saben quién es el Cuchi?
Parecían invocar a un individuo sumamente peligroso. Sí, sí sabían en Armando.info quién era Álvaro Pulido Vargas, alias Cuchi. Cuchi, según una foto en internet, es un caballero regordete y pelirrojo que guarda cierto parecido con Al Capone. Años antes, con su identidad verdadera, Germán Rubio, había sido puesto entre rejas por lavar ingentes cantidades de dólares provenientes de…, en fin, es otra historia.
Uno le pregunta a Roberto cómo fue aquella época en Colombia y él repite varias veces «te podrás imaginar, te podrás imaginar…». No, en realidad uno no se lo puede imaginar. Sí, se habían metido en la boca del lobo, el demandante era amigo de Piedad Córdoba, su abogado allí era (o es) el reputado Abelardo de La Espriella, el mismo de Álvaro Uribe Vélez. Las vueltas que dan los tentáculos, ¿no? Roberto admite que al principio tenía mucho temor y, en fin, el hombre tenía tanta anchura en su tierra que, en Barranquilla, se había mandado a construir una mansión de diez millones de dólares, a la sombra.
Claro que Roberto trataba de cuidarse. Nunca ha sido de quedarse hasta altas horas de la noche en sitios nocturnos, pero entonces lo fue menos. Ni se le ocurrió echarse un viaje, solo, por carretera. «Y ahora, todavía, ¿decirte que estoy cien por ciento seguro en Colombia? No, por supuesto que no; seguro habrá otros destinos en los que podría estar más tranquilo (…). Uno es el principal afectado, pero también está la familia. A ellos no les ha tocado fácil. Hay gente que se pregunta, bueno, y si eso es así, por qué no dejas ese caso ya… Resulta que eso no es tan fácil y tampoco es la solución. De repente, dejo de hablar del caso y la gente dice: a este le dieron plata y por eso dejó de hablar del tema. No imaginaba que esto iba a llegar hasta aquí, y sí, la familia lo ha pasado mal. Tengo dos hermanos mayores. Uno está en Venezuela. Nosotros seguimos publicando, la historia ha ido creciendo».
Unos diez días después de la publicación de otro reportaje, ya en diciembre de 2019, esta vez referido a Los Alacranes en la Asamblea Nacional, un Machito del SEBIN fue a la casa de sus familiares, de noche, y se estacionó allí un buen rato. Nada más que eso. Ah, y esto otro: se bajaron unos tipos y le preguntaron al vigilante del edificio si allí vivía un tal Roberto Deniz. El conserje o vigilante, de inmediato, comunicó eso a los padres, nacidos en Canarias. Hicieron de Venezuela su único país, ni siquiera se les ha pasado por la cabeza retornar ahora que Venezuela está en la carraplana. En Canarias llaman a Venezuela La octava isla, tan cercanos se piensan sus habitantes. Dos señores que lo que han hecho en su vida es trabajar y criar tres hijos.
-Miren, que una patrulla del SEBIN ha venido a preguntar por su hijo…
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Al Sr. Saab lo hace preso la Interpol en Cabo Verde. Roberto lo sospechaba, por algo que le había comentado un Garganta Profunda. Fue el 12 de junio de 2020. Mucha gente le dijo: estarás bebiendo champaña. «Yo no soy así, me lo tomé normal, me lo tomé muy tranquilamente. Luego hacen un comunicado diciendo que era ciudadano venezolano, enviado del gobierno de Maduro…».
La campaña de amenazas, insultos e intimidación se intensificó hasta llegar al clímax con la extradición del sujeto a Norteamérica, un año más tarde. La principal red era Twitter pero en YouTube hay un montón de gente hablando pestes de Roberto. Lo menos que dicen es que es un agente de la CIA. William Castillo y Jorge Arreaza se sumaron. Eso debe haberle provocado un nivel de estrés que uno tampoco es capaz de imaginar desde afuera porque él tampoco ayuda a que uno se lo imagine: se limita al ya te imaginarás, ya te imaginarás. Pero agrega un elemento, y tiene relación con la capacidad de vilipendiar e incitar al odio que encierran las redes: «Temía, además, porque suponía que debía haber gente creyéndose esas patrañas. ¿Cómo luchar contra eso? Esos actores tienen el mismo peso que la verdad».
Falta lo peor: el día antes de la extradición, 15 de octubre de 2021, el allanamiento a la casa de los padres. A él le abren una nueva investigación, esta vez por instigación al odio. El gran comodín del aplastamiento a la libertad de la que debería gozar cualquier periodista, ese cliché de la instigación al odio viniendo de quien viene. «Yo estaba muy preocupado, ¿por qué van a ir para allá [para la casa de sus padres] si saben que yo no estoy?
Ahí es donde viene lo de la llamada del familiar. Estaban hablando hasta que uno de los enviados, policía o militar o lo que fuese, le dijo a esta persona que dejara el teléfono. Tuvieron que cortar. Por varias horas, mientras duraba el allanamiento.
Dice Roberto que, al día siguiente, mientras sucedía la extradición, él permanecía solo en su casa bogotana con deseos de desconectarse de todo, dejarse llevar por una serie de Netflix, no pensar. Pasó dos días sin dormir, pendiente de lo que sucedía en la casa de Caracas donde él había vivido hasta que tuvo que autoexiliarse. Y estaba lo del nuevo delito que le imputaban y el cacareo oficial acerca de la solicitud a Interpol de que le echaran los hierros donde le encontrasen. Con membrete de algún tribunal y firma de una jueza, sello oficial y todo lo demás. En el texto de la boleta, lo involucraban con un individuo que él ni sabía que existía. El indiciado de conspirar junto a Roberto se encuentra en Twitter y tiene como catorce mil seguidores. Resulta sumamente agresivo.
Habla de Maduro y otros del régimen anteponiéndoles el adjetivo «narco». Se llama Anyelo Julio Heredia Gervacio y fue capitán del ejército aunque ahora se dedique, supuestamente, a fraguar fechorías junto a un periodista. Roberto no sabe si por fin ese bulo convertido en requerimiento internacional llegó a Interpol o quienes lo fraguaron se conformaron con difundirlo. Esto último suele bastarles.
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Luego llegó el tercer hito que no se le olvidará. Fue a Miami a ser testigo de los inicios del juicio al Sr. Saab. La primera vez que lo vio en persona, el Sr. Saab no se veía tan señor. Venía esposado y uniformado en braga beige, lo traían por pasillos subterráneos desde Broward o Centro Federal de Detención de Miami, a unas dos manzanas de este edificio de tribunales cercano al downtown mayamero. Ambas instituciones se conectan por debajo. Roberto esperaba en la antesala del tribunal y de repente se escucharon órdenes de los alguaciles, apartando a la gente para dejar paso a los reos que, formando un grupo de cinco o seis, venían encadenados por la cintura unos a otros, en fila india, con esposas en los tobillos y muñecas. Salían del ascensor.
-¿Esposado en una fila de cinco o seis reos? Es algo bastante humillante, ¿no?
-Sí, claro. No debe ser fácil para una persona con tanto poder y todo lo que manejó. Lo que se pudo haber creído.
Era la primera audiencia en vivo, la anterior había sido vía Zoom y todo el mundo la ha visto. En otra audiencia, celebrada en diciembre de 2022, cuando se dirimiría si el Sr. Saab era diplomático o no lo era (resultó que no), fue citado un hombre llamado Juan Arriechi como testigo del propio Sr. Saab. Guardia Nacional. Declaró, al parecer sin que se le moviera un pelo de la cabellera, que primero había sido chofer del presidente Nicolás Maduro y luego, un día, lo mandaron donde el Sr. Saab para que hiciese el mismo trabajo a sus órdenes.
«¿Cómo luchar contra eso?», se preguntaba Roberto, refiriéndose a la campaña montada por dos poderes, el económico y el estatal, al mismo tiempo contra él. «Esos actores tienen el mismo peso que la verdad».
Sí, Roberto, incluso podrían tener mayor peso que la verdad si fueran un poco más inteligentes. Pero no son la verdad. La verdad está en otra parte.
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Como dice Marianela Balbi, directora del Instituto Prensa y Sociedad (IPYS Venezuela), una de las organizaciones que en Venezuela documenta los casos sobre agresiones al derecho a la libertad de expresión, es que al régimen no le importa en absoluto el tema. «En el Examen Periódico Universal se logró que las misiones señalaran 27 recomendaciones», dijo ella en colaboración para esta nota, «de las cuales el Estado venezolano no hizo caso en absoluto. Primero hay que reconocer que tenemos un problema, hacer que el tema sea incluido en cualquier agenda de negociación. Sin eso, ¿cómo vamos a tener unas elecciones transparentes, libres y competitivas?».
Balbi apunta al concepto de desertificación. Comunicacionalmente, Venezuela hoy es un desierto. No quedan medios, o lo que existe de medios está completamente cooptado o amenazado, o copado por el discurso oficial. Afuera es difícil explicar esto. «Aquí hay un problema soterrado, una política sostenida, que ha hecho que esta sociedad esté así. Aquí no puedes ver El Pitazo, no puedes ver Armando.info, ni El Nacional ni Infobae… No puedes ver ningún portal colombiano, tienes que usar un VPN».
Le pedí al amigo y periodista Gregorio Salazar, en Caracas, que tratara, hoy mientras escribo esto, de entrar al portal Armando.info. Al rato me mandó una captura de pantalla: le salió la cara de un monigote con la boca curvada hacia abajo y la frase NO ES POSIBLE ACCEDER A ESTE SITIO.
Cuando estudió Periodismo en la UCAB, ya el alumno Roberto Deniz había egresado de Letras. Siempre le ha gustado la lectura, siempre ha tenido inquietudes literarias. Doris Lessing (1919-2013) fue Premio Nobel de Literatura 2007, probablemente cuando cursaba el noveno semestre dentro de la Escuela de Comunicación Social y un profesor vio que, sobre su pupitre, descansaba un libro de la Lessing. Seguramente la lectura haya sido una especie de medicamento ante el acoso, una forma de cobijarse mientras lo insultaban por las redes y temía por su familia durante estos últimos años. Todas esas cosas que le torturaron por hacer su trabajo y nada más que por hacer su trabajo. ¿Servirá de consuelo saber que aquel profesor se siente hoy sumamente orgulloso de haberlo tenido por alumno?
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@sdelanuez
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