En la aldea
12 noviembre 2024

Marcelino Bisbal: “La libertad de expresión abarca al resto de los Derechos Humanos y esto significa que si no se puede ejercer ese derecho, no podemos expresar con libertad la ausencia del resto de los derechos del hombre”.

Marcelino Bisbal: No ha habido para el periodista un tiempo más oscuro que este

El investigador y docente afirma que en la historia política venezolana no se registra poder, como el de los últimos 23 años, que haya dado “tanta significación” al quehacer periodístico y a sus actores. “Entramos en un régimen de censura”, señala y augura periodistas para rato. “La vida del presente se juega en el mundo de las comunicaciones”. En el Día del Periodista, Marcelino Bisbal enfatiza: “La mayor afectación para el ciudadano es la desinformación que hoy se vive en el país”.

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Olgalinda Pimentel R. | 27 junio 2023

Marcelino Bisbal es uno de los investigadores de la ciencia de la comunicación más calificados en Venezuela y también conocedor, de profesión y oficio porque es periodista (UCAB-1975) de los escollos para ejercer la profesión e  informar en el país. Por eso, asegura, sin riesgo a tachadura, que el periodismo nacional que este 27 de junio conmemora su día, no ha vivido tiempo más oscuro que el que transcurre, y que sus actores, periodistas y medios, viven en “un régimen de censura” sin igual.

“En la historia democrática del país no habíamos tenido un poder que le diera tanta significación al tema de los periodistas y los medios, porque todo el debate político del oficialismo se juega en estos”. 

“La vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sancionada a través de referendo popular el 15 de diciembre de 1999, contempla en sus Artículos 57 y 58 el derecho a la libertad de pensamiento y establece que la comunicación es libre y plural”

Marcelino Bisbal

Pese a todo, la información continuará porque hay periodismo para rato, augura el exdirector de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela (1987-1990) y actual jefe de la Editorial ABediciones de la Universidad Católica Andrés Bello.

Periodismo en medio de un nuevo modelo

-El periodista, en medio del largo proceso de deterioro de la democracia, sigue enfrentando censura, amenazas, desaparición de medios, falta de acceso a la información, violencia, encarcelamiento, e inclusive la autocensura. ¿Ha habido en la historia del periodismo venezolano un tiempo más oscuro que este para ejercer la profesión?

-Me atrevería a decir que no. Creo que no hemos tenido un gobierno que le haya dado tanta importancia a los medios y sus periodistas, porque desde hace ya casi unos 23 años el debate político para el mundo oficialista se juega en y desde los medios. De ahí que el Gobierno haya querido imponer lo que denominamos un nuevo régimen comunicativo y este  modelo de estructura comunicacional ha intentado, con éxito, la ruptura, reorientación y reorganización del régimen comunicativo anterior, especialmente de los llamados medios públicos, nunca tan gubernamentalizados y partidizados como en el presente.

-¿Cuál ha sido el objetivo de este nuevo modelo?

-La única función ha sido asegurar un orden fundado en controles oficiales para inducir en la sociedad la idea de que el hombre nuevo está naciendo y, al mismo tiempo, llevándose por el medio la memoria del pasado político, la historia del país, su cultura, su identidad y hasta las actitudes de tolerancia y pluralismo.

-¿Ante qué tipo de gobierno se la juegan los periodistas en estos años? 

-Estamos en presencia de un gobierno que tiene todo el poder, que ha secuestrado las instituciones del Estado, que desconoce el voto popular y que monopoliza, por diversas vías, los flujos de información,  prácticamente, controlando todas las fuentes comunicativas. Es un régimen de hecho, porque sus acciones públicas no se justifican con ideas y debates, sino con imposiciones que dejan traslucir la presencia, cada vez más marcada, de la barbarie frente a la civilidad. “La instauración de un régimen totalitario de hecho (que, repito se instaura más allá de las voluntades individuales) no forma parte de ninguna dialéctica democrática”, nos referirá Umberto Eco. Así, el gobierno de antes (1999-2013) y el de ahora conciben al sector de las comunicaciones y la cultura, con control social, combinando la represión jurídica, la represión impositiva, la represión publicitaria, la represión informativa e, incluso, estableciendo mecanismos de supresión de libertad de comunicación.

-¿Qué ha significado el periodismo para estos gobiernos?

-Repasando lo que ha sido el manejo de la libertad de expresión en estos tiempos, nos damos cuenta de aquello que expresó el escritor Alberto Barrera Tyszka: “Este Gobierno puede improvisar en todo, menos en las comunicaciones”. Estas son más que razones para ver como en la historia democrática del país no habíamos tenido un poder que le diera tanta significación al tema de los periodistas y los medios. Recuerdo cómo estando en vida el difunto Hugo Chávez, en octubre del 2001, llegó a decir “que los medios -y se refería al sector de medios privados- son enemigos de la revolución”.

Paneo de la historia

-¿Podría hacer un balance de cómo ha sido el ejercicio periodístico en los últimos 22 años?

-El proyecto político que gobierna al país desde hace casi 23 años tiene una idea fija sobre el mundo de las comunicaciones, que raya en el delirio alucinante de suprimir, por todos los medios posibles, la libertad de comunicar, a la cual tiene derecho todo ciudadano. La idea de usurpar espacios importantes de privacidad, de vigilar -y vigilarnos- al estilo del Gran Hermano, descrito por Orwell; de controlar y manipular las formas de expresión. La excusa es la tan nombrada seguridad de Estado y/o del pueblo al que hay que proteger, cual ente minusválido. Se cree desde el Gobierno, y de ahí la idea de la percepción o ilusión, que es preferible perder grados importantes de libertad para ganar una supuesta seguridad. No estamos hablando de la seguridad de los ciudadanos, sino de la seguridad del poder establecido, que no acepta ningún tipo de adversario que haga oposición a sus políticas.

“A los periodistas jóvenes hay que decirles que la democracia es connatural a la existencia de medios de comunicación, libres e independientes del poder gubernamental”

Marcelino Bisbal

-¿Cómo incide ese “delirio alucinante” en las libertades intrínsecas de hacer periodismo?

-Esto atenta gravemente contra la libertad de comunicar y, por ende, contra la libertad de expresión. Es el contexto legislativo en el que se mueven los medios, tanto los tradicionales (prensa, radio y televisión) como los nuevos medios (los que dan origen y sentido al actual ecosistema comunicativo), donde lo digital se ha impuesto como determinante en la vida del presente. Este marco hace que la libertad de las comunicaciones (libertad de código, de canales y medios, de fuentes, de mensajes y de públicos) sea una tarea de no fácil cumplimiento y concreción. Todo el marco jurídico impuesto para la comunicación e información deprime, y en muchos casos anula, la libertad de comunicar, que no es más que las posibilidades de expresión y de comunicación de la sociedad, de los ciudadanos. Con razón, en el campo de los Derechos Humanos se dice que el derecho a la comunicación es totalizante, que engloba a los demás derechos y es central para la vida democrática de un país.

-¿Por qué el periodista,  de haber sido en el pasado un profesional buscado, apreciado, y respetado por comunidades y  sectores de poder, es ahora rechazado, descalificado y agredido?,  ¿qué factores han incidido en ese cambio?

-Tanto  lo que fue el gobierno de Hugo Chávez como el de Nicolás Maduro le han dado mucha importancia al tema de los medios, porque son estos y sus profesionales de la comunicación los que transparentan, unas veces mejor que otras, las deficiencias y la calidad de la gestión, en el cumplimiento de sus atribuciones públicas. La naturaleza y función de los medios, como representantes de eso que se ha dado en llamar el cuarto poder, es la de controlar e influir en la vida política y en la vida en sociedad, creando opinión, a veces crítica, interesada e inclusive manipulada. Todo eso ha hecho, y lo sigue haciendo, nuestros mass media.

-¿El periodista le es incómodo al Gobierno?

-El profesional de la comunicación-periodista resulta un actor incómodo para el poder, porque es él quien pone en evidencia las actuaciones el Gobierno y, desde ese planteamiento, el periodista tiene que ser rechazado, descalificado, agredido por sectores del poder y si se pasa de la raya hasta es encarcelado. Este profesional y los medios no solo son vehículos de información, son también un factor esencial desde el cual se puede entender hoy la transformación de la esfera pública.

Bajo control sin que lo parezca

-¿Cómo ha sido el control gubernamental?

-En el campo de las comunicaciones, la política del régimen totalitario de hecho es controlar a los medios de comunicación y a sus comunicadores. Hoy, el control se ejerce por vías sofisticadas, y por lo tanto sus resultados generan autocensura, complacencia y sumisión frente al poder. Entramos así en un régimen de censura.

-¿Cómo está afectando la falta de medios, por el cierre directo o indirecto por parte del Gobierno, el ejercicio de la profesión y el derecho del ciudadano a estar informado?

La mayor afectación para el ciudadano es la desinformación que hoy se vive en el país. Este proceso político, primero bajo la presencia de Chávez y ahora con Maduro, ha impuesto aquello que dijera un grupo de intelectuales afectos al gobierno de Getulio Vargas, en el Brasil de 1934: “Los medios de comunicación no deben pensarse como simples medios de diversión, sino como armas políticas sometidas al control de la razón del Estado”. Con esa idea, el régimen ha venido imponiendo todo un conjunto de políticas públicas o políticas de comunicación-cultura que ha traído consigo la censura; el hostigamiento tanto verbal como judicial; la intromisión en la generación de contenidos; la expropiación de medios y de equipos; la autocensura; las restricciones, tanto legales como administrativas; las detenciones e inclusive la muerte, mientras se busca o se cubre la información. Así, impiden el ejercicio de la libertad de comunicar en todos los espacios de la sociedad y se disminuye las opciones informativas; han intentado sepultar la memoria del pasado político, la historia del país, su cultura, su identidad y hasta las actitudes de tolerancia y pluralismo.

-¿Cómo interpreta la aparente falta de interés en la información por parte de los ciudadanos, que señalan algunos estudios? 

-No es cierta esa aseveración, sí hay interés del ciudadano en la información. Un reciente estudio que pronto saldrá a la calle, denominado Consumo de informativo y cultural del venezolano. Estado actual y tendencias, ye l cual fue hecho por Espacio Público, y coordinado por su director, Carlos Correa, y por mí, nos dice todo lo contrario. Allí están las cifras: “De acuerdo con la encuesta, cuatro de cada 10 venezolanos se informan a través de la televisión y la radio (29,6% y 12,4%, respectivamente); solo 7% visita páginas web de noticias y 0,9% periódicos impresos. El resto usa distintas plataformas de redes sociales, aunque de manera fragmentada. Por ejemplo, 11,1% recibe noticias a través de Instagram, 10,8% por Whatsapp, 2,5% por Twitter y 1,2% por Telegram. Otra fuente importante para el consumo de noticias es el boca a boca o la interacción social, porque 9,2% de los encuestados las obtiene mediante sus amistades, vecinos, familiares y personas cercanas”.

El periodismo vive, la información seguirá

-Sin embargo, no son porcentajes altos. ¿Está en peligro la información periodística en Venezuela?

-Creo que no. El periodista venezolano ha sabido sortear -unas veces mejor que otras, pero lo ha sabido hacer- los obstáculos impuestos por el poder, la censura e inclusive la misma autocensura. Lo ha hecho con creatividad, aún a pesar de las amenazas explícitas e implícitas. ¡Pero ha seguido! Si bien es cierto que ha desaparecido una buena cantidad de medios, especialmente los llamados medios convencionales, nuestro periodista se ha visto forzado a irse a los medios basados en plataformas de Internet y lo está haciendo muy bien. En el camino, ha aprendido a manejar estos nuevos medios y también ha aprendido a saltar las barreras jurídicas, la censura y las amenazas provenientes del poder.

-¿Por qué lo ha hecho, lo sigue haciendo y ha obtenido buenos resultados?

-Porque nuestro profesional de la comunicación entiende que la razón de ser del periodismo y su oficiante, el comunicador profesional, es mirar con cierta autonomía y asepsia posible, los hechos que configuran la vida pública. Periodismo no es solo producir noticias, entrevistas, reportajes, o acumular datos, es algo más. Es desentrañar el nudo de relaciones que se dan en una sociedad, en una comunidad; es intentar explicar los hechos a través de esos datos; y esto requiere del conocimiento para dotar de explicaciones, desde los distintos géneros periodísticos que se emplean, para transmitir la información/comunicación.

-¿Cómo influye la tecnología y las redes sociales en la labor periodística de confirmar toda información y de ser servicio público?, ¿o ya el periodismo no lo es?

-Hagamos una declaración de principios. Esta tiene que ver con lo que llamamos el “buen periodismo”. Este no es informar día a día lo que ya dicen las pantallas de la televisión, o los micrófonos de la radio, y ahora lo que circula por las distintas plataformas digitales que hacen que la noticia sea redundante. Alguien decía que el buen periodismo es cualquier actividad periodística que vaya más allá de la reproducción de mensajes de terceros y esté acompañada de un análisis crítico de documentos. Quizás a esta idea le podamos poner el rótulo de periodismo de investigación o periodismo de profundidad. Me gusta cómo lo expresa el periodista colombiano Daniel Samper: “Ahora hay más tecnología que zapatos en el periodismo. No descalifico ninguna forma de reporterismo, pero me gusta más el viejo periodismo de sabueso, pesquisa y de examinar documentos a punta de ojo… Uno siempre vuelve a los viejos pergaminos, como la medicina siempre se vuelve a Hipócrates, porque la base del periodismo sigue siendo la misma. Lo que pasa es que han cambiado las maneras de hacerlo. Algunas han evolucionado para bien, otras para mal… Los instrumentos que se usen, si es el teléfono, el burro o Internet ya es otra cosa. La raíz es la misma: el papel del periodista sigue siendo el mismo, porque nuestro amo y el que manda en nosotros es el lector”. Claro, este periodismo en Venezuela tiene una dificultad, ante la opacidad del sector gubernamental y el debilitamiento que han sufrido gran parte de los medios, por presiones gubernamentales y regulaciones que han generado la censura y la autocensura. Son pocas voces de difusión las que se atreven a ejercer este periodismo.

-¿Hay futuro para el periodismo?

-No lo sé. Lo cierto es que Internet y lo que desde él se deriva abre ventanas para la inclusión de este periodismo. Sin embargo, también hay exclusiones sociales en este tema, porque la brecha digital es enorme. En Venezuela se habla de 17 millones que no están conectados y son, en su mayoría, los pobres. Suena bien decir que el futuro del periodismo, del buen periodismo, está en Internet y en las redes sociales, pero las realidades a veces atentan contra esas ilusiones.

-¿Qué aconseja, como investigador y docente, a los periodistas que en su mayoría son jóvenes y no conocen las redacciones “calientes”?

-La principal lección que debemos de extraer de la actual situación del país y de la devastación que se ha impuesto, tal cual política pública en el campo de las comunicaciones, es que el mundo-escenario de esas comunicaciones no puede ser dejado de lado ni académicamente, ni políticamente, a los designios de oscuras fuerzas. A los periodistas jóvenes hay que decirles que la democracia es connatural a la existencia de medios de comunicación, libres e independientes del poder gubernamental. El llamado pluralismo y la diversidad de opiniones y de creencias ideológicas son fundamentales para la existencia de un sistema democrático, y para su buen funcionamiento.

-¿Se está dejando de lado?

-Es inconcebible, por decir lo menos, que desde el campo de las teorías sociales se siga olvidando o dejado de lado al sector de las comunicaciones que hoy configuran, con el desarrollo de las tecnologías de producción y recepción comunicativa, nuevas maneras de concebir el poder y nuevas formas de interacción y relacionamiento social. Como decía reiteradamente en sus últimos años de vida Antonio Pasquali: “El mundo necesita cada día más quien piense comunicaciones”. Dentro de una perspectiva teórica, lo que nos apunta el sociólogo británico John B. Thompson, en su libro Los media y la modernidad (1998), cobra fuerza para entender la incomprensión y olvido hacia el mundo de las comunicaciones. Thompson hace la crítica a teóricos sociales que poco se han ocupado de pensar a los medios de comunicación y la significación que ellos tienen en el mundo del presente. Este par de formulaciones van dirigidas a otros campos profesionales que no son los periodistas. Que entiendan que la vida del presente se juega en el mundo de las comunicaciones.

-¿Qué no deben olvidar los periodistas, a propósito de su Día Nacional?

-La idea de la libertad de expresión e información forma parte de los llamados derechos liberales, del conjunto de los derechos civiles y políticos, que fue impulsado por la Revolución Francesa y luego, el 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprueba la Declaración Universal de los Derechos del Hombre. La vigente Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, sancionada a través de referendo popular el 15 de diciembre de 1999, contempla en sus Artículos 57 y 58 el derecho a la libertad de pensamiento y establece que la comunicación es libre y plural. La libertad de expresión abarca al resto de los Derechos Humanos y esto significa que si no se puede ejercer ese derecho, no podemos expresar con libertad la ausencia del resto de los derechos del hombre. Estas ideas deben estar internalizadas en el comunicador de hoy.


*Marcelino Bisbal es Licenciado en Comunicación Social UCAB. Director de los Postgrados en Comunicación Social de la UCAB, Coordinador del Módulo Consumo Cultural y Pobreza (IIES-UCAB); Director de la Revista Comunicación (Centro Gumilla), y se desempeño como Director de la Escuela de Comunicación Social (UCV). Profesor en el área de postgrado en comunicación en la UCAB y la UNIMET; Profesor en el área de Comunicación Social en la UCV. Sus publicaciones contemplan las líneas de industrias culturales, consumo cultural y tiempo libre, comunicación e integración regional.


*La fotografía es cortesía de Efraín Castillo, Jefe de Prensa de la UCAB, pertenece al archivo UCAB. Fotógrafo: Manuel Sardá/Comunicaciones UCAB; y fue dada por la autora, Olgalinda Pimentel, al editor de La Gran Aldea.

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