Glass Marcano, la armonía del talento y el esfuerzo
Si la llevaran al cine, la historia de Glass Marcano merecería ser contada por alguien con la suficiente sensibilidad e inteligencia para no caer en la trampa de atribuir las cosas al azar y la suerte. O a alguna fuerza inmaterial. Porque el suyo, más bien, es un relato de voluntad, empeño y -por supuesto- talento: llegó a donde está porque lo trabajó, lo buscó y lo logró. Y lo sigue logrando.
Será inevitable la imagen de la joven yaracuyana que al comienzo de la pandemia ayuda a su mamá en una modesta frutería de San Felipe, estado Yaracuy, y un par de días más tarde puede montarse en un vuelo humanitario de España rumbo a Europa. Y ahí no podría quedar por fuera la recreación del diálogo que sostuvo con ella, que no es española, una funcionaria de la Embajada al verla llegar: “Hija, ¿usted quién es? Ni siquiera con el presidente recibimos tantos correos para que lo monten en un avión como recibimos con usted”.
¿Quién era Glass Marcano en ese momento? Una joven de 24 años, violinista formada en El Sistema y que al mismo tiempo que estudiaba Derecho en la Universidad Central de Venezuela, no desaprovechaba oportunidad para avanzar en su deseo de convertirse en directora de orquesta y se preparaba -se formó en la Universidad de las Artes con el maestro Alfredo Rugeles- y tomaba la batuta dentro de El Sistema -fue, desde 2018, directora principal de la Sinfónica Juvenil Simón Bolívar- y dirigía en Caracas o a alguna orquesta en el interior del país y seguía y seguía… Hasta que en marzo de 2019 tecleó en Google “concurso de dirección de orquesta”.
-Y empiezo a bajar, a bajar y a bajar en la pantalla y me encuentro con La Maestra. Empecé a averiguar de qué se trataba. Era para puras mujeres, y me llamó demasiado la atención…
Eso le contó a la BBC en diciembre de 2020, estando en París y habiendo ya sumado sus primeros grandes logros. Pero volvamos a 2019: La Maestra es un concurso organizado por la Filarmónica de París y la Orquesta París Mozart dirigido, efectivamente, a directoras y que en ese momento hacía su primera convocatoria. Marcano siguió leyendo y apareció el primer escollo: necesitaba 150 euros para la inscripción.
-Y me desanimé, como cualquier venezolano que tiene una ilusión y ve que el dinero se escapa de las manos. Y entonces dices: no se puede, en otro momento. 150 euros es una gran fortuna, pero si el concurso hubiera dicho 50, también es una gran fortuna. Ya me había olvidado de eso, pero siempre estaba latente, me imaginaba ganando el concurso, compitiendo, ganando…
También dijo eso en la entrevista con BBC. Y contó que tras superar el bajón anímico, entre julio y agosto pidió ayuda a amigos y familiares que viven fuera del país. Así consiguió el dinero, se inscribió casi en la fecha límite y en octubre le llegó la respuesta: entre 220 aspirantes de 51 nacionalidades, quedó seleccionada y la esperaban en París en marzo del año siguiente.
En medio de sus preparativos, sobrevino la pandemia por el covid-19. Los países cerraron sus fronteras, la organización decidió posponer el concurso hasta septiembre, en Venezuela se tomaban medidas drásticas y Marcano aceptó la propuesta de su mamá: ir a trabajar con ella en la frutería en San Felipe, la ciudad donde nació. Allí, según le contó a La Gran Aldea, continuaba estudiando y perfeccionando su técnica de conducción: “Fue divertido, la verdad, menos cuando tenía que bajar las lechosas que llegan al negocio”.
Claro que existía la opción de salir por la frontera con Colombia como tanta gente, pero el miedo a la enfermedad pudo más. Le llegó la información de que el 14 de septiembre habría un vuelo humanitario para llevar a españoles que habían quedado “atrapados” en Venezuela o a residentes con pasaporte español que necesitaban viajar a Europa. Y la organización del concurso activó a la Embajada de Francia en Caracas para concederle una visa y conseguirle un puesto en ese avión. Su primer viaje al extranjero la llevaba a un concurso internacional que se desarrollaría apenas a horas -entre el 15 y el 18- de aterrizar en París.
Y sin hablar el idioma y con un inglés elemental, pero demostrando que sabía lo que estaba haciendo, que conocía las partituras, derrochando personalidad y carisma, Glass Marcano obtuvo uno de los tres galardones: el Premio de la Orquesta. Y con él, apoyo para continuar formándose como directora en Francia.
“En el momento del concurso: ¿Cómo funcionó tu comunicación con los músicos franceses?, ¿cómo se generó la empatía artística?”, le preguntó Cristina Raffalli en una entrevista publicada en Prodavinci en enero de 2021: -Hubo mucho feeling, mucha conexión con la orquesta aquí en Francia. No mucha gente me hace esa pregunta, porque lo que ha despertado más interés es cómo llegué a París y todo eso, pero fue la orquesta París-Mozart quien jugó un papel fundamental en lo que a mí me está pasando en este momento, sin duda alguna. Y siempre se lo voy a agradecer. Esa misma disposición la tenían los músicos con todas las competidoras, no solo conmigo. Pero la orquesta sabía todos los problemas que yo tuve para llegar a París, entonces ya había un sentimiento y cuando llegué a la ronda ellos se conectaron con esa pasión con la cual yo dirijo. Yo fui a ese concurso con muchas ganas de participar, no solamente por mi avance profesional sino por querer ayudar a mi familia. Cuando tienes una motivación que es adicional a lo profesional, cuando de verdad es de corazón, tú quieres comerte el mundo: voy allá, me voy a parar en el podio y no hablo ni inglés ni francés, pero vamos, que sí se puede. Yo creo que esa emoción, ese sentimiento, conectó mucho con la orquesta.
Para ese momento, 2021, estaba tomándole el ritmo a su nueva vida con ensayos, estudios, asistiendo a un director, con una agenda en la que vendrían conciertos en Francia, en Bélgica, en España y estaba plenamente consciente de las diferencias de “escuela”: -Los venezolanos aprendemos con la técnica instrumental. Ese es un legado de El Sistema: hacer orquestas, estar en una orquesta. Cuando tú perteneces a una orquesta y estás ahí todos los días, de lunes a domingo y en vacaciones, tú vas creando un músculo orquestal muy grande y eso tenemos los venezolanos: un gran músculo orquestal. Aquí he podido observar un desarrollo más teórico: de dónde nace esto, cuál es la raíz, por qué motivo esto se crea y por qué se emplea de esta manera. Nosotros en Venezuela vamos directo a la práctica. En Francia, pasas antes por un procedimiento. Quizás en Europa hay un músculo teórico más desarrollado, más fuerte que el nuestro. Lo ideal sería fusionar ambas fuerzas.
El 30 de junio, una noticia dio la vuelta en esa parte del mundo atenta a la música académica y obviamente resonó en Venezuela: la yaracuyana Glass Marcano se convirtió ese día en la primera mujer en dirigir a la Filarmónica de Bruselas, con una interpretación de la Quinta Sinfonía de Tchaikovsky.
Antes de eso, Marcano ya sumaba experiencias conduciendo a la Orquesta de La Ópera de Tours, la Gulbelkian, la Filarmónica de Bogotá, la Sinfónica de Cartagena, la Orquesta Le Balcon, la Nacional de Lyon, la París Mozart, la Chinekel Junior Orchestra y antes de ir a Bruselas, dirigió a la Orquesta de Cámara de Ginebra en el marco de la Fête de la musique. De la mano de la agencia de artistas The Visionist Advisers le esperaba un tour a lo largo del año por otros escenarios de Europa, Canadá y Estados Unidos, en paralelo con sus estudios en el Conservatorio de París.
-Recuerdo un concierto. Estamos en el estado de donde soy, tenía diecisiete, dieciocho años. Estábamos haciendo una sinfonía con mucha energía y con mucho carácter, la Décima de Shostakóvich. El director estaba marcando la entrada a las trompetas y el rostro le cambió, fue muy sorprendente, muy impactante. La primera vez que yo veía ese gesto en su cara. Recuerdo que llegué a mi casa en la noche nada más imaginando que dirigía. Yo dirigiendo para hacer ese gesto del director.
Así describió en otra entrevista -enero de 2022- el momento que la hizo tomar la decisión de cambiar el violín -con el que se inició a los 8 años cuando la inscribieron en una escuela de música para “calmar” su energía– por la batuta. Apenas 8% de las orquestas del planeta son dirigidas por mujeres. Hoy Glass Marcano forma parte de un impulso que está empeñado en cambiar esa realidad. Verla dirigir es fuerza y alegría. Y su carrera apenas está despegando.