En la aldea
13 noviembre 2024

Voy a votar por Caleca

“Pertenecemos a la misma generación. A esa cohorte que falló a su deber histórico de parir un líder civil que derrotara a un militar golpista como Hugo Chávez. Por esa sola causa, responsable, más por omisión que por comisión, de que Venezuela se fuera de nuevo detrás ‘un hombre a caballo’, un caudillo audaz, irresponsable y destructivo. Nunca es tarde para redimirse y guardo la esperanza tenue, pero esperanza al fin y al cabo, de que Caleca pueda ser el líder de esa gran redención generacional”.

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Francisco Suniaga | 13 septiembre 2023

Estamos viviendo en un pueblo muy viejo y a orillas del mar, como me gustan, de nombre Guardamar del Segura. Se encuentra a unos doscientos kilómetros al sur de Valencia, ciudad en la que me corresponde votar en las primarias de la oposición. Voy a ejercer mi derecho a votar en ellas y por esa razón haré el viaje de ida y vuelta el mismo 22 de octubre, para ahorrarme el dinero del hotel. Un maratón, pero espero con alegría adolescente poder expresar lo que creo de la mejor manera posible, es la única que existe para gente pacífica: el voto.

Muchos opositores no están de acuerdo con las primarias y no participan o se han retirado. Nada que objetar a eso, siempre y cuando se mantengan en el plano de tratar de convencer a los venezolanos de su inconveniencia. Lo que sí es condenable es estar contra las primarias y hacer todo lo posible, incluso colaborar con la dictadura, para que fracasen o no se lleven a cabo, vale decir, sabotearlas. Con ello ponen piedras en el camino a la conformación de una gran alianza democrática para derrotar a Maduro.

“Solo a través del sufragio general puede emerger el liderazgo legítimo que pueda dirigir esa gran coalición”

Perdonen el mantra, pero solo a través del sufragio general puede emerger el liderazgo legítimo que pueda dirigir esa gran coalición. 

Maduro es quien lidera los ataques, a estas alturas un auténtico bombardeo, contra las primarias. Razones tiene suficientes. La primera es que no quiere saber nada de elecciones. Con renuencia, muchos condicionamientos y trampas aceptan las previstas en la Constitución. La primera razón es que no tiene apoyo popular. Salvo Hinterlaces, las encuestadoras lo calibran con muy poco respaldo electoral, algunas le asignan un muy escuálido dígito porcentual como intención de voto. Maduro no tiene ni gente y, peor, tampoco tiene real, por eso anda por China, por eso quiere unirse a los Brics, “mi reino por un caballo”.

Su gran baza es otra, profundamente antidemocrática y mucho más fácil de perpetrar para continuar en el poder: hacer lo necesario para que la oposición se fragmente. Su mayor ganancia sería que el resultado de las primarias sea un archipiélago de islotes desconectado, un circo de enanos políticos. Que haya una alta abstención, por eso se empeña en descalificarlas por interpuestas personas, algunas incluso pretendidamente opositoras. Finalmente, si es el caso, si hay riesgo de que eso no ocurra, suspenderlas judicialmente, siempre guardando las formas. Nada mejor que un grupo de “opositores” demandando que su derecho a elegir sea respetado y que se repitan vigiladas por el nuevo CNE.

La legitimidad de todos los líderes se desconocería en términos de números y eso conduciría a un “todos somos iguales” anarquizante. Aparecerían los candidatos falsos y mercenarios que algún daño hacen. De nuevo varios aspirantes sin un respaldo político definido, solo supuesto, con una representatividad mínima. Ese es el escenario deseado por la dictadura, quien propenda a eso, como el Tessio de El Padrino, es el traidor.

Por eso voy a votar en las primarias. Es más, ya he decidido por quién hacerlo, mi voto es para Andrés Caleca. Son muchas las razones políticas que me decidieron. Comparto su concepción del voto como instrumento de lucha, sus ideas y visiones de Venezuela, expresadas en una campaña modesta, ante poca gente, cierto, pero con una tenacidad y humildad inspiradoras. Creo también que Caleca sería un factor de entendimiento, un tipo de esos que evitan desbordes, dadas su centralidad y sensatez, ahora tan necesarias.

Hay además una razón personal y definitiva: pertenecemos a la misma generación. A esa cohorte que falló a su deber histórico de parir un líder civil que derrotara a un militar golpista como Hugo Chávez. Por esa sola causa, responsable, más por omisión que por comisión, de que Venezuela se fuera de nuevo detrás “un hombre a caballo”, un caudillo audaz, irresponsable y destructivo. Nunca es tarde para redimirse y guardo la esperanza tenue, pero esperanza al fin y al cabo, de que Caleca pueda ser el líder de esa gran redención generacional.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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