El próximo 22 de octubre es la cita convocada por la Comisión Nacional de Primaria (CNP) y esto es una especie de comunicado o mensaje que hicimos Javier Conde y yo para que se manifestaran los periodistas de todo el país, dentro y fuera, a favor de la organización dirigida por el profesor Jesús María Casal, pues pensamos que lo ameritaba la situación. Enviamos borrador a varios amigos y algunos respondieron haciendo observaciones o aprobándolo sin ambages. Otros, la mayoría, simplemente no tuvieron ganas de contestar. Hubiese sido bueno recabar al menos cien firmas y echarlo a rodar. En fin. Tal vez no hubiese servido de nada, hoy en día no se sabe qué es lo que sirve para algo. La Liga Árabe, por ejemplo, ¿para qué demonios sirve en la coyuntura actual?
La CNP seguro que sí sirve.
El comunicado hablaba de una cifra en días: nueve mil diecinueve días. Decía que 9.019 días son suficientes para que un régimen demuestre si le sirve o no a un país. Ese es el número de días que van desde que Hugo Chávez asumió el poder, el 2 de febrero de 1999, al 22 de octubre de 2023, fecha de la Primaria en Venezuela y en 81 ciudades del mundo. El 22 de octubre es, por cierto, el domingo de la próxima semana.
“Venezuela quiere y necesita votar ahora y en 2024, en condiciones de igualdad y libertad. Bajo la observación de organismos internacionales neutrales, con reconocida solvencia. 9.019 días como que son suficientes, ¿no?”
Augusto Pinochet, en Chile, estuvo 5.840 días en el poder y salió mediante un plebiscito democrático: 3.179 días menos que el régimen chavo-madurista. Anastasio Somoza, “Tachito”, en Nicaragua, estuvo 4.542 días en el poder y salió mediante la Revolución Sandinista: 4.477 días menos que el team Chávez-Maduro.
El comunicado machacaba la cifra: 9.019 días y el gobierno de Nicolás Maduro nombra un Consejo Nacional Electoral de mayoría oficialista, cuyo presidente, Elvis Amoroso, viene de firmar las inhabilitaciones espurias a varios precandidatos presidenciales de la oposición; 9.019 días y un reporte de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO) indica que Venezuela es el segundo país de Latinoamérica con mayor prevalencia de hambre, con casi 23% de su población afectada; 9.019 días y casi 70% de la población, unas 19 millones de personas, ha agotado sus medios de vida, no tiene en este momento de qué más deshacerse para sobrevivir y la ayuda humanitaria que llega solo alcanza a 20% de esa población; 9.019 días y lo que fue una de las grandes potencias petroleras del mundo, en los últimos ocho años, ha sufrido una caída acumulada de 80% de su Producto Interno Bruto (PIB), una de las mayores contracciones registradas en décadas a nivel mundial; 9.019 días y persiste una tasa de muertes violentas -homicidios, fallecidos por intervención policial y muertes en averiguación- de 35,3 por cien mil habitantes durante el último año registrado por el Observatorio Venezolano de Violencia (si a esa tasa le incluimos las desapariciones, es decir, probables muertes, la tasa pasa a 40,4 para el año 2022, una de las más altas del mundo); 9.019 días para lograr como triste balance, durante el último periodo escolar, 3.185 protestas públicas de docentes exigiendo, simplemente, «salarios dignos» (dato confirmado por la Federación Venezolana de Maestros); 9.019 días de minería ilegal, auspiciada o consentida por el régimen; 9.019 días y el Estado venezolano insiste en obstaculizar y/o postergar la investigación de la Sala de Cuestiones Preliminares de la Corte Penal Internacional sobre violación de derechos humanos en este país; 9.019 días y el Estado venezolano sigue desconociendo los acuerdos y obligaciones nacionales e internacionales que ha firmado anteriormente y no muestra disposición por atender las recomendaciones reiteradas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH); 9.019 días y al día de hoy sobreviven entre 240 y 310 ciudadanos detenidos arbitrariamente por motivos políticos, según estimación de Amnistía Internacional; 9.019 días y hay alrededor de 7,7 millones de venezolanos en la diáspora, muchos de ellos han dejado el país a cualquier precio, a como dé lugar; 9.019 días y la libertad de expresión es un muerto más.
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Dos puntos para finalizar este artículo: los periodistas ante la Primaria y la figura de Jesús María Casal.
En cuanto a lo primero, ¿no es verdad que los periodistas deberían tener, por encima de las asociaciones que los agrupan en Venezuela y ahora también fuera de Venezuela, alguna voz representativa en estos casos? Ese fue el intento que hicimos, el de recabar cien firmas y apoyar a la CNP, que supiera su directiva que su trabajo es puesto en valor. Pedíamos solidaridad al mundo: a las embajadas presentes en Venezuela, a las cancillerías de los países democráticos, a líderes políticos, académicos y sociales, a organismos regionales e internacionales que velan por la democracia y los derechos humanos. Que entiendan todos que Venezuela necesitaba esto, votar, votar con confianza, votar en paz. Por aquí, por Madrid, hubo algún que otro analista político o politólogo o lector asiduo de encuestas que llegó y al final de la perorata sobre números en PowerPoint dijo que la Primaria no terminaría bien, que la cosa se iba a suspender, que él tenía conexiones en el chavismo (esto no lo dijo abiertamente: siempre hay un margen de sombra para el suspense) que le permitían albergar los pelos del burro, según el decir criollo, en la mano. Esos analistas, esa estirpe de cantamañanas que ha medrado de la especulación sobre lo político y los altibajos de la opinión pública (por cierto, ¿qué es de la vida de Luis Vicente León?), deberían tener un contrapeso desde el periodismo organizado. Resulta que el equipo opositor también jugaba (no solo el régimen), y que al mando del equipo se encontraba el imperturbable Jesús María Casal.
La CNP se organizó, se reglamentó, se pertrechó de tecnología (han hecho tremendos cortos virales invitando al voto) y logró financiamiento al margen del Estado y de su Consejo Nacional Electoral, que a última hora quiso enredar el papagayo. La Comisión ha sido lo más abierta y transparente que cualquiera pudiera imaginar. Al frente ha estado un profesor. Estoy seguro que a Jesús María Casal solo le interesa, en última instancia, que lo llamen así. Profesor. Habría que hacerle llegar alguna voz de agradecimiento después de todo esto. Tuvo que soportar, entre otras cosas, la deserción de una señora principal y de un señor suplente cuyos nombres, ¡ay!, se me han olvidado.
Como decíamos en el comunicado, Venezuela quiere y necesita votar ahora y en 2024, en condiciones de igualdad y libertad. Bajo la observación de organismos internacionales neutrales, con reconocida solvencia. 9.019 días como que son suficientes, ¿no?
Por lo pronto, quien desee encontrarme, me hallará el próximo domingo 22 en la parroquia Santísimo Cristo de La Victoria, en la calle Blasco de Garay 33, más o menos a partir de las 9:45 de la mañana hora de Madrid. Bonito nombre para instalar una mesa de votaciones, Santísimo Cristo de La Victoria. Se ruega orden en la fila.
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@sdelanuez
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