El excomisario Iván Simonovis sostiene que el sector militar quiere negociar, porque es consciente de que el modelo que impone el régimen de Maduro es insostenible. Asimismo, señala que la vigilancia que mantienen sobre el cuerpos policiales y militares es absoluta. “Hace menos de un mes detuvieron a dos generales por un comentario que les encontraron en sus teléfonos”.
Es enfático al decir que “los jerarcas de la dictadura están viviendo el mismo psicoterror que le aplican a los venezolanos”, porque están preocupados y desconocen hasta dónde llegará el apoyo de los militares. “Cuando la Fuerza Armada les quite el apoyo, se acaba la revolución y la dictadura”, explicó.
Simonovis, que lleva meses trabajando con el senador republicano Rick Scott, afirma que desde el 10 de enero “todo es válido” y cree que habrá una postura más fuerte hacia el chavismo por parte de la administración Trump. Sin embargo, dice que la estrategia y las decisiones deben ser encabezadas por María Corina Machado y Edmundo González.
– ¿La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca significará una política más dura de Estados Unidos hacia el régimen de Maduro?
– La victoria del presidente Trump permite proyectar que Washington tendrá una postura más vigilante en función de la defensa de la democracia. En cuanto Venezuela, es muy representativo que senadores como Marco Rubio y Rick Scott se estén perfilando para ocupar cargos de mucha importancia, el primero en el Departamento de Estado y el segundo en el congreso. Recordemos que ellos han sido unos abanderados de la lucha por la liberación de Venezuela; y Scott recientemente ha estado declarando que se debe aumentar la recompensa por Nicolás Maduro a cien millones de dólares. Todo indica que la administración de Trump va a ser positiva para Venezuela.
– ¿Y qué balance hace de la administración Biden?
– Los resultados muestran que en estos cuatro años Washington no entendió las verdaderas dimensiones de la dictadura venezolana y por eso planteó la negociación con ellos en los términos que ya conocemos, donde todo fue favorable a Maduro. Para mí, haber devuelto a Alex Saab y a los narcosobrinos al régimen, a cambio de nada, es una mancha muy negra que se llevan. Pero en líneas generales considero que la administración Biden ha sido blanda, ingenua y tibia con el madurismo. Si vamos a seguir en esa tónica, no tendremos oportunidad recuperar nuestro país; pero pienso que Trump y el Partido Republicano vienen una estrategia de mayor presión.
– ¿Cómo piensa usted que será esa estrategia?
– Fíjate, Venezuela es un país secuestrado por un grupo de criminales que tiene a todos los ciudadanos sometidos a través de las armas. Cuando existe una situación así, ciertamente hay que negociar; pero con términos muy claros, entendiendo que son criminales e imponiéndoles condiciones que deben cumplir antes de cualquier avance. No estoy diciendo que se debe empezar por la fuerza; porque si tuviésemos una situación de rehenes dentro de un banco, primero se intenta la persuasión, luego modos de presión y como última opción se hace una toma por asalto.
Yo en lo personal tengo información de por lo menos doscientos individuos del régimen, de los cuales cincuenta son supremamente importantes. Dónde están, cómo se mueven, cuáles son los sitios dónde eventualmente duermen; toda esa información se tiene. Entonces si el régimen decide mantenerse atornillado habrá que empezar a hacerles presión; pero esa decisión pasa por Edmundo González y María Corina Machado que son los líderes políticos que guían este proceso.
– Pero ese tipo de políticas de mano dura pareciera que no están en la agenda de nadie; ni siquiera fueron implementadas por Trump en su anterior administración
– En el anterior gobierno de Donald Trump la apuesta fue alrededor de Juan Guaidó, pero él no había sido electo por nadie, fue una designación de la Asamblea Nacional. Eso marca una diferencia abismal con la situación de ahora, porque hoy tenemos la demostración de que siete millones trescientas mil venezolanos votaron por un cambio, incluyendo al sector militar. No se puede ver igual. A los venezolanos ya no nos queda nada por hacer, lo que faltaba era esta paliza electoral y se logró; por eso creo que a partir del 10 de enero empieza otra película que podría tener tres fases: negociación con cláusulas muy específicas; presión, si hay incumplimiento y fuerza, si es necesaria. Venezuela es el centro de la desestabilización latinoamericana y no creo que el mundo democrático lo siga tolerando.
– ¿La Fuerza Armada Nacional (FAN) está con Nicolás Maduro o no?
No, para nada. Ni los generales están ya con Maduro, pero hay miedo. Siempre digo que las negociaciones no deben ser con el psicópata loco de Jorge Rodríguez, ni con Diosdado Cabello; sino con Vladimir Padrino López, porque si él le dice a Maduro que la Fuerza Armada no lo apoyará más, se acaba la revolución y la dictadura. La conversación es con lo militares, y yo estoy convencido de que quieren negociar.
– ¿Por qué cree que el sector militar quiere negociar?
Porque ellos saben que quienes estarán en problemas cuando haya una transición son los que violaron derechos humanos; y la gran mayoría de la FAN no tiene señalamientos en ese sentido. Es una minoría la que está comprometida. Desgraciadamente en eso ha derivado la política de Hugo Chávez de darle poder a los militares para que estuvieran tranquilos fueran el soporte de la revolución.
– Pero lo que se percibe desde afuera es que el sector militar, por las razones que sea, ha cerrado filas alrededor de Maduro y la mejor demostración es que le apoyaron sin chistar el robo de la elección presidencial.
– Recuerda que la FAN y la policía funcionan bajo un sistema de subordinación, por eso las dictaduras se apoyan en los militares, porque funcionan bajo órdenes que deben ser acatadas, gusten o no. Hoy los funcionarios lo que están haciendo es cumplir, pero están muy claros de que el régimen no funciona y, además, está en su etapa terminal.
Hace menos de un mes se llevaron presos a dos generales por un comentario que tenían en sus teléfonos. Eran generales activos; los detuvieron, los llevaron a una casa que tiene el DGCIM en La Lagunita, los interrogaron, les hicieron pruebas de polígrafo y los destituyeron. Los enviaron a sus casas sin más.
– Pero si están tan conscientes de es necesario un cambio político, ¿por qué no dan un paso al frente y lo provocan?
– Ahorita ellos no pueden dar un paso adelante, porque los tienen extremadamente vigilados. La División General de Contrainteligencia Militar (DGCIM) se ha convertido en la Gestapo dentro de la Fuerza Armada. Entonces, para un funcionario, del rango que sea, cuestionar cualquier orden significa ir preso él y su familia.
Los jerarcas de la dictadura no saben qué va a pasar mañana, yo te aseguro que esos tipos están viviendo el mismo psicoterror que le aplican a todos los venezolanos. ¡El mismo psicoterror! Ellos saben que están débiles, que hay problemas y que en cualquier momento la FAN no les va a reaccionar. Por eso es que el 10 de enero es la fecha de vencimiento; de ahí en adelante todo es válido.
– ¿Cuál es la posición de Padrino López en todo esto?
– Padrino hace tiempo que quiere irse. Está agotado, y aunque ha acumulado una fortuna, la presión es fuerte. Incluso ha dicho que no puede dejar el puesto.
– ¿Qué lectura hace de los cambios en el Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) y el DGCIM?
– Mira, Alexis Rodríguez Cabello, el nuevo director del SEBIN, es primo de Diosdado Cabello, como todos saben, él cuando llegó a su primera reunión con los jefes del SEBIN, dijo que no cambiaría a nadie. Pero dos días después cambió al jefe de regiones porque Diosdado ya tenía una lista de gente de su confianza. Actualmente, esa institución tiene cuarenta y cuatro oficinas en el país y en todas han reemplazado comisarios o funcionarios de carrera por oficiales militares en los que confían. Están reemplazando al personal en todos los componentes por esos quinientos individuos que son «patria o muerte», como dicen ellos. Pero, ¿hasta cuándo pueden soportar eso? Ese sistema se va desmoronando, resquebrajando y diluyendo.
En cuanto al nuevo director del DGCIM, Javier Marcano Tábata, se sabe que es un tipo sin escrúpulos de ningún tipo y que puede ocupar cargos en cualquier área, no por sus capacidades profesionales, sino por su habilidad de hacer lo que el jefe quiere. Son personas que avanzan, porque son capaces de seguir las órdenes sin cuestionamientos. Este tipo de individuos que colocan ahora, son los que van a cumplir con las instrucciones que les den sin pensar.
– ¿La presión familiar influye en los funcionarios de la FAN?
Claro, detrás de todo esto hay un tema familiar. Los seres queridos de estos militares también sienten temor sobre el futuro y dicen «si fulano lo cambiaron y a mengano lo pusieron preso, mañana puede ser el turno del mío”. Y las familias de los funcionarios les preguntan “¿Qué harás cuando te toque a ti? ¿Vas a seguir siendo cómplice o semicómplice de esto? Pero esa es una decisión de ellos. Verán si quieren permanecer en esos cargos, aunque eso signifique ser susceptibles de persecución o encarcelamiento.
– ¿Qué lectura hace del protagonismo que ha tomado Diosdado Cabello luego del 28J?
– Diosdado Cabello ha sabido capitalizar los errores de Jorge Rodríguez, y el 28J vio su oportunidad: convocó una reunión en Miraflores con miembros de la Fuerza Armada y les dijo que si permitían la salida de la revolución del gobierno, iban a ir presos por estar involucrados en tales y tales delitos. Impuso su visión, les hizo saber que al precio que sea debían mantener el poder y se rodeó de gente dispuesta a ejecutar sus directrices; eso fue lo que generó la brutal represión de estos meses siguientes.
– ¿Cuáles son esos errores de Jorge Rodríguez que señala?
El primer «error» fue permitir las primarias. Rodríguez confió en que algunos sectores de la oposición que están enchufados le dijeron que esas elecciones internas fracasarían, pero terminaron siendo un rotundo éxito. Eso fue un golpe que Cabello no perdonó; y tan fuerte el encontronazo que ahí mismo tuvieron que hacer un programa juntos para mostrar que eran “amigos” y evitar más conflictos. Ellos son expertos en esas pantomimas, pueden odiarse, pero saben que solo pueden mantener el poder si están unidos.
El segundo error importante fueron las elecciones. Jorge Rodríguez pensaba que controlaba todo el proceso, pero la realidad demostró que no era así; y Edmundo González no solo ganó por paliza, sino que pudo demostrar su victoria. El tercer error fue la negociación para que el presidente electo se exiliara, él y su hermana pensaron que eso desmoralizaría a la gente y también le salió mal.
– ¿Qué le pasó al exministro Pedro Tellechea?
– Lo mismo que pasa en todas las estructuras criminales: hoy estás, pero mañana no. Con Petróleos de Venezuela (PDVSA) sucede que todo el que llega lo que busca es robar y hacerse millonario. El mejor ejemplo es Tareck El Aissami, uno de los nombres más significativos de la revolución y terminó preso; bueno, no sé si preso, porque lo tienen en el Fuerte Tiuna jugando basquetbol y haciendo cositas junto a su testaferro Samark López Bello. A ellos les dieron a escoger si ir para El Rodeo y recibir visita de sus familias o se quedarse en Fuerte Tiuna y que no los vea nadie. Ambos eligieron la segunda opción.
– ¿Cómo llegó el exdirector del SEBIN, Gustavo González López, a ser el nuevo intendente de asuntos estratégicos y control de producción de PDVSA?
– Ese señor manejó cosas muy delicadas para el régimen desde el SEBIN y no lo pueden simplemente echar y dejarlo por ahí. Por eso le dieron otro cargo, uno inventado, pero que lo hace sentir que sigue dentro del juego.Esos señores no necesitan dinero, todos tienen plata; pero tienen que ponerlos en un puesto de algo, para que la gente vea que sigue tomando decisiones importantes.
Cuando lo sacaron del SEBIN, todo el mundo pensó que podía ir preso, pero no, la razón de su salida es que Diosdado necesitaba a alguien todavía de más confianza y por eso puso a su primo.
– ¿Qué cree que va a pasar con la inmensa cantidad de presos políticos civiles y militares que hay hoy en el país?
– Es difícil saber, a diferencia entre los presos comunes y los presos políticos es clara: los comunes saben cuándo termina su condena, pero los rehenes políticos no saben cuándo saldrán, ni ellos ni sus familias. Estuve preso quince años y mi familia también lo estuvo todo ese tiempo. Es un sufrimiento que no termina.
– ¿Por qué insiste en que el 10 de enero será una suerte de punto de inflexión?
– No sé si el 10 de enero traerá un cambio inmediato, pero de lo que sí estoy seguro es de que después de esa fecha las cosas en Venezuela van a cambiar. Ahí cambiará la película, vamos a poner este ejemplo: si tú tienes una casa que le alquilaste a unas personas y a estas personas se les vence el contrato, pero no se quieren ir; y tú ya fuiste a la policía, a los tribunales y has hecho todo lo humanamente necesario para desalojarlos; llega un momento donde tienes derecho a tomar las acciones que sean necesarias para recuperar tu vivienda. Entonces, buscas dos amigos más y vas caerle a palos al tipo que no se quiere ir. Bueno, hay treinta millones de venezolanos que tenemos derecho a estar en nuestra casa y eso nadie nos lo puede quitar.