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23 marzo 2025

Trump y el idioma de Cervantes

Más de 600 millones de personas hablan español en el mundo. En EE.UU., es el segundo idioma más hablado y el más estudiado.

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Tulio Hernández | 28 febrero 2025

Que la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), una institución que no suele involucrarse en temas políticos internacionales, se haya visto obligada a publicar un comunicado en contra de una más de las decisiones caprichosas de Donald Trump en sus primeros días de gobierno es un hecho que anuncia las pequeñas y grandes manifestaciones de rechazo que están causando, y seguramente causarán aún más con el paso de los días, sus diversas formas de prohibiciones y amenazas, entre otros hechos polémicos.

El multimillonario que hoy gobierna Estados Unidos nos produce, a los venezolanos del bando democrático, algo así como un déjà vu de la figura de Hugo Chávez: su gestualidad arrogante, sus frases e implacables descalificaciones personales a países o líderes que lo adversan o se niegan a aceptar pasivamente sus propuestas, su falta de escrúpulos a la hora de mentir sin titubeos —tan claramente reseñada por las agencias internacionales de noticias—, sus ambiciones de anexar a Canadá, comprar Groenlandia y asfixiar a Ucrania en alianza con Rusia. Y ahora, su decisión de impedir el uso de la lengua española en la Casa Blanca, una jugada que había pasado por debajo de la mesa pero que, gracias a la ASALE, ha sido puesta en la escena pública como una arbitrariedad contra el que, sin lugar a dudas, es el segundo idioma más hablado en los Estados Unidos.

¿Por qué se pronuncia, por cierto que muy sobriamente, la Asociación? Pues contra el hecho de que, entre las decenas de órdenes ejecutivas que Trump firmó el primer día de su segunda presidencia, destaca la de cerrar la página web y las redes sociales de la Casa Blanca que operaban en español.

La ASALE, una organización que agrupa a veintitrés corporaciones de Hispanoamérica, España, Estados Unidos, Filipinas y Guinea Ecuatorial, cuestiona abiertamente que se prive a los usuarios de “la calidad de los contenidos y servicios que ofrece el portal oficial del gobierno de los Estados Unidos en español y de su importancia para la comunidad hispanohablante del país”.

¿Qué más dice el documento? Pues cosas muy obvias, facts, como diría la prensa anglosajona. La primera, contundente, es que el español hoy día es hablado por más de 600 millones de personas. La segunda, no menos importante, que los Estados Unidos de América es el segundo país con más hispanohablantes en todo el planeta y, además, que también es el principal idioma en el Estado Libre Asociado de Puerto Rico, donde comparte la cooficialidad con el inglés.

Y hay más elementos resaltantes. El español es también la lengua extranjera más estudiada: el 60% de los alumnos que cursan una segunda lengua eligen el español como idioma de preferencia. Actualmente, el país concentra más de 8 millones de estudiantes de español, la cifra nacional más alta.

No es esta la primera vez que Trump toma una iniciativa semejante. Ya en 2017, en su primer gobierno, igualmente ordenó una eliminación similar del español en las redes sociales de la Casa Blanca, aunque anunció que era una medida provisional y que pronto la restauraría. En realidad, según informa el portal Euronews, con fecha del 22 de enero de 2025, fue bajo el gobierno de Biden, tras tomar posesión en 2021, cuando la página se restituyó.

Mirada con atención, esta medida obviamente forma parte de la cruzada nacional que el gobierno de Trump desarrolla sistemáticamente contra la migración de origen latino, decisión que lo ha llevado a moverse entre una batería de declaraciones, deportaciones y encarcelamientos. En consecuencia, muchos activistas de las diversas comunidades hispanas consideran la medida como la evidencia de un gran desinterés oficial por mantener abierta la comunicación con una comunidad importante que, además, aportó numerosos votos a la candidatura de Trump.

De esta clausura no se puede derivar que haya una persecución para impedir el uso del español, pero la reciente ola de prohibiciones de obras artísticas por lo que se ha llamado la cultura de la cancelación ante lo “políticamente incorrecto” nos hace recordar que uno de los instrumentos utilizados por diversos gobiernos totalitarios ha sido la imposición de un idioma único y la supresión de otros en el mismo territorio.

Es el caso del franquismo, que perseguía el uso del catalán o el euskera, o del comunismo soviético, que impuso el ruso por encima de la diversidad de idiomas que se hablaban en los países que componían la URSS.

La conclusión de la Asociación es precisa: “El peso del español de los Estados Unidos en la comunidad universal requiere estímulos que favorezcan su desarrollo ante los desafíos del porvenir. Por ello, la ASALE considera necesario mantener e incrementar todos los recursos que reflejan la representatividad social de una lengua esencial para el país”.

Tenía razón don Andrés Bello cuando, al construir su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos (1840), entendía que para la América hispana conservar la unidad del idioma, además de un hecho cultural, era un proyecto esencialmente político y una manera de reconocer la existencia de un español de América tan válido y rico como el de España, que al final forman una valiosa y evolutiva unidad dentro de la diferencia.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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