En la aldea
21 abril 2025

La resistencia venezolana como movimiento civilizatorio

María Corina Machado sigue siendo la líder. Edmundo González, el presidente elegido. El pueblo, la fuerza real. Lo que tenemos hoy no es silencio: es resistencia soterrada que aguarda.

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Walter Molina Galdi | 21 abril 2025

I. Introducción: Del espejismo a la insurrección ciudadana

Recordemos cómo estaba Venezuela en enero de 2021. Volvamos a esa época dentro de nuestro propio “período especial” a la cubana. La narrativa dominante (y falsa, claro) era una sola: «Venezuela se arregló». Bajo esa consigna, una campaña sofisticada de resignación buscaba adormecer al país. El mensaje era claro: no hay libertad posible, solo una jaula más grande. Los propagandistas, tanto del chavismo rojo como del azul, aseguraban que el venezolano había dejado de desear democracia, de hablar de política, de interesarse en un cambio. Sin embargo, desde abajo, desde los escombros de un Estado criminal y mafioso, comenzó a surgir un movimiento que trascendió lo político: un tejido social de resistencia civil frente a la barbarie.

II. El nacimiento de una simbiosis: Sociedad y liderazgo en sintonía

Mientras los voceros del poder transaban, se gestaba un proceso de organización ciudadana que encontró en María Corina Machado un liderazgo en perfecta sintonía con el deseo de libertad. Contra todos los pronósticos, el 22 de octubre de 2023 se celebró la elección primaria opositora. El primer gran hito de este movimiento. Participaron millones de venezolanos, incluyendo a la diáspora, aunque algunos “expertos” en la materia aseguraban que aquello era imposible. Machado arrasó con el 93% de los votos. Fue una demostración inequívoca de que la maquinaria no era el aparato partidista, sino la convicción del pueblo. Fue una demostración de lo alejada que está la falsa oposición de la sociedad, pues esta seguraba que “no había ambiente de primaria” o que era imposible llevar a cabo el proceso sin la participación de un CNE secuestrado por el poder. Se equivocaron, claro, como se siguen equivocando hoy día.

III. El camino hacia julio: Obstáculos, claridad y persecución

A partir de entonces, la claridad estratégica se combinó con una ferocidad represiva. No hubo un solo día donde no se tuviese que lidiar con la persecusión, intimidación y flagrantes violaciones de derechos humanos del régimen de Nicolás Maduro, o con los golpes internos de un grupo de dirigentes que, trabajando para mantener el statu quo, hizo de Machado su principal enemiga y de la palabra “libertad” su principal antítesis.

Primero, vimos cómo ningún acuerdo previo hecho entre el régimen y Estados Unidos, o el régimen y Qatar, o el régimen y mesas de negociación como la de México o Barbados, fue respetada, por lo tanto, la habilitación de quien ganó la Primaria, nunca llegó. Luego de eso, vimos cómo evitaron la inscripción de Corina Yoris, justo el mismo día en el que Manuel Rosales, el elegido por el chavismo para ser el falso candidato opositor, sí pudo inscribirse (así como ahora, para la farsa del 25 de mayo). Sin embargo, el 19 de abril de 2024 (vaya fecha), la historia dio un giro: Edmundo González Urrutia fue inscrito como candidato presidencial. Diplomático, discreto, sin maquinaria ni cartel político. La sociedad civil tomó el protagonismo: redes sociales, grupos de WhatsApp, la comunicación de pasillo. En apenas horas “Edmundo pa’ todo el mundo” ya era una frase repetida desde los edificios de las grandes ciudades hasta las cas de los pueblos más lejanos del país. Como escribió Vaclav Havel, fue un pueblo que decidió vivir en la verdad.

Lo ocurrido durante esos días fue plasmado, de manera perfecta, por Paola Bautista de Alemán en dos artículos que son uno solo: La historia del triunfo del 28 de julio, Parte I y Parte II.

La dupla María Corina-Edmundo, al final, terminó generando un mayor compromiso. No lo esperó el régimen, tampoco sus propagandistas. Por ello la reacción de los bárbaros y sus colaboradores, fue feroz: asesinaron, persiguieron, secuestraron, obligaron a varios colaboradores de Machado a asilarse en la Embajada de Argentina, cerraron vías y, como si ello no fuese suficiente, comenzaron a cerrar y/o multar pequeños establecimientos que, en diferentes lugares del país, recibían a María Corina. Así pasó con Elis, Mileidis, Pastora y Corina, “las Hernández”, dueñas del restaurante Pancho Grill en Corozo Pando, Guárico. Y con muchos otros. Si usted se pregunta si Fedecámaras dijo algo, le respondo: no.

Todo ello ocurría mientras aquellos cuya tarea es desmovilizar y sembrar desesperanza, aseguraban que la organización electoral no era suficiente, que no se podría cubrir el 100% de los centros y un largo etcétera de una campaña contra la la lucha democrática disfrazada de “preocupación” y “periodismo”. Nunca pudieron entender, porque no la ven ni la quieren ver, que el país estaba organizado. No un partido, no una coalición electoral, no: el país. Nunca entendieron que, quien esta vez está al frente, sí tenía una idea clara para demostrar lo que al final se demostró.

IV. El 28 de julio: La democracia bajo dictadura

Llegamos, entonces, al 28 de julio de 2024, el hito más importante de nuestra historia reciente. Desde la madrugada vimos a la gente haciendo cola no solo para votar, pues la victoria era segura porque el deseo de libertad es transversal en casi todo el país; las colas eran para ir a defender el voto. La cola de dignidad y valentía era para gritar al mundo lo que desde hace muchos años se murmuraba en cada casa: no vamos a parar hasta que haya democracia.

La gente se impuso en los centros y empezaron a circular los videos de testigos electorales leyendo los resultados de sus mesas. González Urrutia ganador, se escuchó en muchos (por no decir en todos) de ellos. No era sorpresa: la alta participación fue notoria en las filas de los centros.

Los «comanditos» y la Red 600K fueron el entramado organizativo más robusto que ha tenido la historia electoral venezolana. El comando opositor reunió, escaneó y digitalizó 25.575 de las 30.026 actas electorales, el 85,18% de las mesas de votación. Todas ellas se subieron en la página web resultadosconvzla.com: jugada de ajedrez. Inteligente. Contundente. Irrefutable.

Los datos fueron verificables: González Urrutia ganó con el 67% frente al 30% de Maduro. La victoria fue civil, ciudadana, ética y técnica. Nunca antes la democracia había tenido tal grado de profundidad en un país sin institucionalidad.

Siguiendo la tendencia, estaríamos hablamos de, más o menos, 8.700.000 votos. Un millón más de lo que obtuvo la oposición en 2015. Más de medio millón por encima de la máxima votación de Hugo Chávez (2012). Esto, tomando en cuenta que al menos a cinco millones de venezolanos mayores de edad en el extranjero le violaron su derecho al sufragio y aproximadamente dos millones de jóvenes no pudieron inscribirse en el CNE.

Cada acta tiene distintos elementos de seguridad: códigos alfanuméricos, una firma digital, un código QR que incluye la información de cada acta y permiten verificar la información de los documentos. Es lo que el CNE ha llamado «redundancia de sistemas de seguridad», pues cada fase del proceso electoral tiene distintos elementos que se comprueban entre sí. Los testigos y sus firmas en cada acta, los códigos de cada acta, el QR que permite acceder digitalmente a la información, la verificación ciudadana que permite a los votantes ingresar y ver el conteo manual de una muestra de mesas. En este caso, además, muchos testigos tomaron la iniciativa de grabar en video el escrutinio público y divulgarlo en redes sociales. Así, con buscar videos de ese día es fácil verificar los resultados de las actas de cada centro publicadas y escaneadas en el sitio web opositor.

Una iniciativa espontánea e independiente, liderada por Giuseppe Gangi, descargó todas las actas publicadas por la oposición, las organizó, analizó los resultados y confirmó los datos publicados por el comando opositor. Como verificación extra, recopilaron los videos publicados en redes sociales de las lecturas de las actas en los centros de votación. Verificaron y vincularon cada video encontrado con el acta correspondiente a la misma mesa de votación y demostraron que los resultados se corresponden. Hasta ahora han compartido más de 350 videos, pero siguen aceptando contribuciones públicas. El sitio web se llamó Macedoniadelnorte.com, en un guiño irónico a la denuncia del hackeo del CNE.

Los números dados por Elvis Amoroso, evidentemente, eran alsos. Ya analizamos minuciosamente lo que allí ocurrió en el artículo titulado: Minuto a minuto del fraude de Maduro. El mismo Elvis Amoros a quien ahora, la “oposición” gatopardeana, le acepta cada acto inconstitucional para participar en la farsa del 25 de mayo. Todo dicho.

V. El terror tras la derrota: El Estado como maquinaria de venganza

El 29 de julio comenzó la fase más obscena de la represión. Más de 2.000 personas fueron secuestradas por el aparato represivo del Estado. Al mens 150 fueron niños y adolescentes.  Los torturaron, los vejaron, a varios les desgraciaron la vida.

El ejemplo de Lauriannys Cedeño, de 16 años, es elocuente: fue secuestrada el 14 de agosto (y “liberada” sin cerrarle la causa un mes después). “Lau”, como le dicen, se acababa de graduar de bachiller, pero no pudo celebrarlo bien porque la “operación Tuntún” (ese crímen constante que anuncian por televisión ellos mismos) llegó a su casa en Carúpano, estado Sucre, pues ella había reenviado unos mensajes vía WhatsApp por el descontento ante los resultados de la elección presidencial y por esto, fue denunciada por Nilsa López de Mata, miembro de la Unidad de Batalla Bolívar Chávez (UBCh) y trabajadora de la alcaldía de Carúpano. Lauriannys sufrió un colapso nervioso en el momento de su detención que le ocasionó daños cerebrales. Desde entonces, presenta convulsiones y ataques de pánico.

El propio Nicolás Maduro anunció la creación de campos de concentración. Así, sin más. Como los gulag stalinistas. En eso se conviertieron El Rodeo, Tocuyito y otros tantos. Y en esos lugares, varios inocentes encontraron la muerte. O mejor dicho, un lento asesinato:

Jesús Gutiérrez González, preso político de 48 años, falleció en el Centro de Formación del Hombre Nuevo “Simón Bolívar” (antigua cárcel La Planta) en enero de este 2025. Lo asesinaron lentamente, como ocurrió con Osgual González (15 de diciembre de 2024), Jesús Rafael Álvarez (12 de diciembre de 2024) y Jesús Martínez Medina (14 de noviembre de 2024), este último secuestrado únicamente por haber sido testigo de mesa. Son cuatro muertes de inocentes secuestrados por el —terrorismo de— Estado venezolano desde el 28J, cuando perdieron por 40 puntos las elecciones. Muertes que deben sumarse a los más de 30 asesinatos de inocentes que protestaban contra la tiranía, así como a la del dirigente Edwin Santos, detenido en octubre de 2024 por presuntos funcionarios del Sebin, hasta que su cuerpo sin vida fue encontrado en una carretera entre los estados Apure y Táchira.

El chavismo como movimiento político está completamente acabado. No pudieron colonizar las mentes de los venezolanos y, fundamentalmente, no pudieron moldear a la juventud que nació sin democracia pero trabaja por ella, sin libertad pero desea ser libre, en censura pero aprendió a informarse y comunicar. Es por ello que la gran mayoría de los secuestrados y desaparecidos fueron jóvenes: es la venganza por no haber podido controlar a quienes optaron por la civilidad a pesar de solo haber visto la barbarie. Misma venganza que han recibido cientos de militares también detenidos y humillados.

Desde el 29 de julio y la arremetida criminal, todo cambió. Reitero: solo les queda la fuerza bruta y el terror, esto último alimentado por sus propagandistas. Edmundo González se fue al exilio, lo que significaron días sumamente complejos para los venezolanos, y María Corina Machado, Juan Pablo Guanipa, Delsa Solórzano y otros líderes de esta lucha, entraron en la clandestinidad. Otros tantos no pudieron escapar de las garras de la tiranía: Freddy Superlano, Biagio Pilieri, Jesús Armas, Williams Dávila, entre otros, fueron secuestrados. Y sus familias no han podido verlos ni saber cómo están.

La propia María Corina sufrió un secuestro express aquel 9 de enero, cuando volvió a las calles junto a Guanipa (el Guanipa que quiere libertad). Fue ese, otro día complejo. Tanto así que por primera vez, desde que Donald Trump había vuelto a la Casa Blanca, escribió en su red social Truth Social sobre Machado y González. ¿Fue eso fundamental para que la liberaran? Seguramente. ¿Hubo órdenes y contraórdenes? Seguramente, también.

VI. El 10 de enero: El golpe consumado y la reacción internacional

La tiranía de Nicolás Maduro consumó un golpe de Estado, el tipo de maniobra que los tiranos y dictadores recurren cuando pierden todo respaldo ciudadano. Este hecho, aunque esperado, no dejó de generar rabia y amargura. Maduro, tras haber perdido de manera contundente las elecciones por un margen de 70/30, se colocó nuevamente la banda presidencial en un acto vacío de legitimidad y apoyo popular. Sin la presencia de ciudadanos y con apenas dos invitados internacionales: Miguel Díaz-Canel y Daniel Ortega, los dictadores de Cuba y Nicaragua, respectivamente, quienes también temen que la recuperación de la democracia en Venezuela provoque un efecto dominó en sus propios regímenes.

No sorprende que este evento haya ocurrido de esta manera. Lo que sí resulta trascendental es la reacción global que ha suscitó. En las primeras horas del día, países como Canadá, Reino Unido y Estados Unidos impusieron nuevas sanciones contra altos funcionarios del régimen. Además, Estados Unidos aumentó las recompensas por información sobre Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, elevándolas a 25 millones de dólares, y por Vladimir Padrino López, a 15 millones de dólares. Estas acciones envían un mensaje inequívoco: la comunidad internacional no respalda ni reconocerá la tiranía de Maduro.

Líderes de diferentes ideologías también se pronunciaron. Desde Gabriel Boric, representando a la izquierda, hasta Donald Trump, desde la derecha, condenaron el acto. Países como Israel, Argentina, Italia y República Dominicana emitieron mensajes en defensa de la democracia venezolana, dejando claro que el terrorismo de Estado no distingue entre ideologías.

Tuvimos que esperar hasta la tarde para escuchar a Machado y González, dos figuras claves en esta lucha. María Corina Machado explicó que el intento de su secuestro express reflejó el caos interno del chavismo, donde ni siquiera sus propios operadores logran coordinarse. Además, hizo un llamado a proteger la integridad del presidente electo para garantizar una transición segura y efectiva hacia la democracia.

Por su parte, Edmundo González Urrutia, reafirmó su compromiso con los votos que lo respaldan. Desde República Dominicana, aseguró estar listo para regresar al país en el momento oportuno. Su mensaje apeló a la fortaleza y confianza del pueblo, evocando el espíritu de resistencia y determinación que llevó a líderes como Winston Churchill a superar adversidades aparentemente insuperables.

VII. El momento actual: La trinchera moral y la transición por venir

Son muchos los días que han pasado desde ese 10 de enero. Tal vez no mucho para la historia que se escribe en libros sobre una lucha por la libertad, pero sí para una ciudadanía que ha hecho mucho por lograr el objetivo. Pero no han sido pocas las cosas que han ocurrido. Pasamos de la visita de Richard Grenell a la cancelación de las licencias de Chevron en Venezuela y, además, la notificación de Donald Trump a los socios de PDVSA que sus permisos para exportar crudo y derivados de Venezuela quedaban cancelados. Entre estas empresas están la española Repsol, la italiana Eni, la francesa Maurel & Prom, la india Reliance Industries y la estadounidense Global Oil Terminals. Al final, la propaganda que vendía una supuesta linda amistad entre Maduro y Trump quedó como las demás: arrolladas por la realidad.

Nicolás Maduro, ahora, tendrá menos ingresos “lícitos” y, además, señalado por sus acciones ilegales, con el Cártel de los Soles en primera plana, va a comenzar a ver disminuido, también, sus ingresos ilícitos. Esto es fundamental para debilitar la estructura criminal del chavismo que, inexorablemente, necesita dinero para mantener cohesionado a un grupo que responde única y exclusivamente al dinero y al miedo.

Hoy la resistencia sigue viva. Silenciosa dentro del país, pero no por ello disminuida. Machado mantiene el liderazgo político y social. Así lo demuestran las encuestas y también el sentir de los venezolanos. Las empresas internacionales se replegan, y los ingresos lícitos e ilícitos del régimen comienzan a reducirse. Cada paso ha sido un golpe al muro que nos separa de la democracia. Pero todavía, ciertamente, no lo hemos logrado. Eso ocurrirá cuando la oposición real pase de la clandestinidad a los salones del poder y cuando la ciudadanía grite de algarabía en las calles del país.

Estamos frente a un futuro que tiene solo dos vías posibles: el avance al totalitarismo (vestido de comunal) o la democracia. El primero cuenta con un grupo diminuto pero ruidoso que llama a «votar” en lo que no es una elección sino una repartición de cargos, y el segundo se trata de un camino en el que llegaremos, seguramente, no como “mejor” nos parezca sino como sea posible. Hay que tenerlo claro, pues las transiciones nos obligan a aceptar cosas desagradables que nos permitan lograr el fin último: la libertad.

VIII. Conclusión: Golpear el muro hasta derribarlo

El poder no cae hasta que es empujado por una mayoría social organizada y decidida. Esa mayoría ya existe en Venezuela. No hay retorno posible para el chavismo.

La transición vendrá por tres vías simultáneas: (1) una sociedad que no desiste, que sigue movilizada pese al miedo; (2) un liderazgo que mantenga la unidad moral y estratégica; y (3) una presión internacional sostenida, que no se doblegue ante lobbies ni chantajes energéticos. El muro se ha agrietado. No hay que pedirle permiso para tumbarlo. Hay que seguir golpeándolo. Hasta que caiga. Hasta el final.

Politólogo de la Universidad Central de Venezuela

@WalterVMG

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