Netflix ha cambiado mucho con el paso de los años. Empezó casi de forma humilde, dando hogar a ciertas series originales como “Orange is the New Black” y “House of Cards”, y se fue transformando velozmente en un titán del entretenimiento, para bien, y para mal. Se puede debatir acerca de las formas en las que el modelo del cual Netflix fue pionero, el modelo del “binge-watch”, ha afectado las formas en las que vemos e interactuamos con la televisión como centro cultural. Pero más allá de eso, los años han visto un crecimiento en Netflix de su propio contenido original, con intenciones que van más allá de la esfera angloparlante. La globalización de Netflix ha implicado la creación de su propio contenido original en varios idiomas, con varias audiencias de diferentes países en mente.
El proceso de creación de proyectos en una compañía como Netflix es uno que tiende a ser guiado por algoritmos, por métricas. Es uno que sin duda puede tener buenos resultados, pero la motivación fundamental tiende a ser algo más cínica. Lo podemos ver, por ejemplo, en la serie “100 Años de Soledad”. ¿Cual es una buena forma de atrapar a un público Colombiano? Adaptar la gran novela colombiana, por supuesto. ¿Qué hay de Argentina? Bueno, pueden financiar la adaptación de un clásico cómic argentino – “El Eternauta”. Quizás la motivación para la creación de este proyecto fue cínica, pero el resultado final es una excelente adaptación de una historieta muy influyente en el espacio de la novela gráfica latinoamericana.
“El Eternauta” es una serie protagonizada por el actor Ricardo Darín en el rol de “Juan”. Juan se queda atrapado en la casa de su amigo Alfredo “Tano” Favalli durante una de sus tradicionales “noches de truco”, en las que su grupo de amigos toman whisky y juegan truco hasta la madrugada. Empieza a nevar, lo cual es extraño durante un verano argentino, y se dan cuenta que la nieve mata a cualquier persona que entra en contacto directo con ella. Así empieza una situación de supervivencia con notas post-apocalípticas, aunque toma lugar durante el colapso de la civilización, en vez de años después del colapso, como tiende a ocurrir en otros ejemplos del género. La serie sigue los intentos de Juan por conseguir a su familia y conseguir una forma de sobrevivir la situación. Cabe destacar que un miembro del elenco es Inga, una inmigrante venezolana, protagonizada por la actriz venezolana Orianna Cárdenas. No es personaje primario en la serie, pero si es recurrente, y se une al grupo de supervivientes luego de hacerles un delivery de whisky en el primer episodio. La presencia de una inmigrante venezolana que trabaja haciendo deliveries es algo de comentario social que funciona como un ejemplo de la forma en la que “El Eternauta” ha sido adaptado, no solamente al medio televisivo, sino también al siglo 21, cuando originalmente tomaba lugar en los años 50.
El cómic en el que se basa “El Eternauta” fue creada por Héctor Germán Oesterheld y Francisco Solano López como escritor y dibujante respectivamente. Se publicó de manera serializada en la revista de historietas “Hora Cero Semanal” desde 1957 hasta 1959. El mismo equipo creativo lanzó una secuela, “El Eternauta 2”, que fue publicada en 1976. En esta secuela, la historia obtuvo un tono mucho más didacta en cuanto a su política, reflejando la postura política de Oesterheld, quien se había aliado con la organización guerrillera Montoneros. El 22 de abril de 1977, Oesterheld fue desaparecido por la dictadura del Proceso
de Reorganización Nacional. Es una situación histórica, política, increíblemente densa y complicada, y en esta columna no hay suficiente espacio para hacerle justicia. Sin embargo, es una gran parte de la marca cultural que dejó “El Eternauta”, y merece ser mencionada en una discusión de la adaptación de Netflix. Esta primera temporada adaptó parte de la primera versión del cómic, y ya solamente el tiempo determinará si la adaptación llegará hasta “El Eternauta 2”.
Como una serie de ciencia ficción apocalíptica, “El Eternauta” es muy entretenida. El desarrollo de cómo los personajes se adaptan a los problemas que presentan esta situación ocurre de forma bastante natural. Permite que el grupo de sobrevivientes no pase varios capítulos resolviendo el mismo problema, lo cual significa que la serie no es para nada repetitiva. Además, los nuevos problemas que surgen tienden a ser más complicados, y empujan al elenco en direcciones inesperadas, creando nuevas avenidas dramáticas que el guión luego explora. Es un diseño bastante elegante, muy fácil de ver y digerir, sin ser una trama superficial. Esta temporada termina con la historia inconclusa, y yo, en lo personal, no puedo esperar para ver la siguiente temporada. Con su estrategia de televisión global, en este caso en particular, Netflix tiene una serie ganadora.