Las fuertes precipitaciones registradas en los estados Mérida, Trujillo y Barinas desde el 23 de junio han provocado inundaciones, deslizamientos de tierra, colapso de carreteras y la afectación directa de cientos de familias. La situación llevó a las autoridades regionales a declarar la emergencia en múltiples municipios, mientras comunidades enteras permanecen incomunicadas y con acceso limitado a servicios básicos.
En el estado Mérida, la Dirección de Protección Civil reportó más de 270 familias damnificadas en al menos 12 municipios, siendo los más afectados Rangel, Cardenal Quintero, Santos Marquina y Sucre. El desbordamiento de ríos y quebradas, como en el caso del río Mucujún, provocó el colapso de varias vías, dejando comunidades aisladas. El paso entre Mérida y Trujillo también quedó comprometido.
En Trujillo, las precipitaciones han generado afectaciones significativas en los municipios Boconó y Campo Elías, con reportes de viviendas anegadas, árboles caídos, interrupciones eléctricas y deslizamientos. Las lluvias también afectaron la producción agrícola en zonas rurales. En Barinas, los mayores daños se concentran en el eje de montaña, donde las carreteras fueron obstruidas por derrumbes y flujos de lodo, impidiendo el acceso terrestre a varias comunidades.
La Universidad de Los Andes (ULA) suspendió sus actividades académicas en los núcleos de Mérida, Táchira y Trujillo ante la imposibilidad de garantizar condiciones mínimas de seguridad. “Estamos evaluando la situación minuto a minuto y colaborando con las autoridades para proteger a nuestra comunidad universitaria”, informó la institución en un comunicado.
A pesar de la magnitud del desastre, los reportes desde el terreno indican una respuesta limitada por parte del Estado. Si bien organismos como Protección Civil han desplegado personal y maquinaria en algunos sectores, numerosos testimonios reflejan que son los propios vecinos quienes han organizado labores de evacuación, limpieza y asistencia.
“La situación es crítica. No tenemos apoyo suficiente. Los funcionarios pasaron, tomaron fotos y se fueron. Aquí estamos sobreviviendo entre todos”, relató a La Gran Aldea un habitante de la comunidad de Timotes, en el municipio Miranda de Mérida.
El cardenal Baltazar Porras, originario de Mérida, también se pronunció en redes sociales, haciendo un llamado a la solidaridad con las familias campesinas afectadas: “Las lluvias han hecho estragos en nuestros Andes. Urge la ayuda de todos para acompañar a quienes lo han perdido todo”.
En redes sociales se han viralizado imágenes que muestran ríos atravesando calles, vehículos arrastrados por la corriente y comunidades incomunicadas. La etiqueta #MéridaIncomunicada se convirtió en tendencia en 𝕏 durante el fin de semana. Al mismo tiempo, se han multiplicado las campañas de ayuda ciudadana, lideradas por organizaciones, figuras públicas y medios independientes.
Una de ellas es impulsada por La Universidad de los Andes (ULA):

El ciclista olímpico Daniel Dhers también se sumó al llamado solidario: “Están en una situación muy complicada y necesitan nuestra ayuda. Por favor, apoyen como puedan”, escribió Dhers (@Danieldhers), compartiendo los mismos detalles logísticos para contribuir.
El medio digital El Bus TV, conocido por su trabajo comunitario y periodismo de calle, difundió la campaña en todas sus plataformas, invitando a donar alimentos no perecederos, medicamentos, productos de higiene personal, agua potable y ropa en buen estado.
Hasta el cierre de esta edición, no se han reportado víctimas fatales, pero autoridades regionales han advertido que el riesgo de nuevos deslizamientos y crecidas se mantiene elevado, especialmente en zonas de páramo y montaña. El Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología (INAMEH) mantiene la alerta amarilla para gran parte del occidente del país.
Mientras tanto, son los ciudadanos quienes vuelven a ocupar el vacío dejado por el Estado. Lo hacen entre vecinos, desde la solidaridad, y con la urgencia de quienes saben que cada minuto cuenta.