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01 julio 2025

Bolívar como símbolo político: la retórica del discurso bolivariano

Venezuela ha sido marcada por guerras, conflictos y rupturas que forjaron una necesidad: la de un líder unificador. Así nació el culto a Bolívar.

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Yesi Adrián | 01 julio 2025

Venezuela, sin duda alguna, ha sido marcada por una serie de acontecimientos políticos y sociales que han tenido un impacto significativo en su historia como nación. La Guerra de Independencia y, posteriormente las guerras civiles, han dejado tras de sí un país caótico y devastado. A raíz de esto, surge en el pensamiento colectivo la necesidad de una figura que pueda significar la salvación, una figura heroica que sea el elemento unificador de la sociedad.

Ante el panorama de una Venezuela dividida y la necesidad política de cohesión, la figura de Bolívar vino a convertirse en ese elemento en común al cual se podía apelar. Su popularidad en la población hizo que figuras como José Antonio Páez hicieran uso de la imagen de Bolívar, lo cual contribuiría al desarrollo de una necesidad cada vez mayor de reconocer los méritos del libertador de Venezuela y que pronto sería convertida en veneración. Es por ello que Páez solicita la repatriación del cuerpo del Libertador doce años después de su muerte, en el año de 1842. Al regresar al país, los restos mortales son recibidos con una ceremonia solemne y majestuosa.

Con esta acción, el presidente Páez recupera la popularidad que estaba perdiendo y nuevamente obtiene el reconocimiento de aquellos que veían en Bolívar un líder formidable. A partir de este evento, Páez no sólo legitimaría su poder, sino que también pasaría a establecerse formalmente el culto histórico a Bolívar, aún vigente hasta nuestros días. La reivindicación de Bolívar sirvió entonces como instrumento para tranquilizar a las masas populares que exigían los frutos prometidos de la emancipación, de acuerdo con Sofía Vera en su análisis sobre los Usos Políticos de la Historia. 

Pero esto no fue exclusivo de Páez, sino que a partir de ese momento los políticos venezolanos, como Antonio Guzmán Blanco, han empleado la figura del Prócer de la Independencia para tener cercanía con el pueblo venezolano, así como para justificar sus acciones y decisiones bajo el ideal propuesto por Simón Bolívar. Su culto se convierte a lo largo de la historia en un recurso útil frente a las exigencias conflictivas del panorama político venezolano.

Una nueva dimensión de la figura de Bolívar

Sin embargo, con el ascenso de Hugo Chávez al poder, la insistencia y manipulación de la figura de Bolívar alcanzó una nueva dimensión que el país caribeño no había experimentado antes. Se hizo persistente la mención a Bolívar, yendo más allá de los tradicionales recursos retóricos de la cita de autoridad o de la exaltación de los sentimientos de unidad nacional. Irma Chumaceiro Arreaza, Licenciada en Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV) explica en su artículo El discurso de Hugo Chávez: Bolívar como estrategia para dividir a los venezolanos que se trataba más bien de una estrategia discursiva que apela abiertamente a la sensibilidad de los destinatarios, movilizándolos ideológicamente y llevándolos por la vía de la exacerbación de las emociones patrióticas, a compartir y, quizá, a respaldar los planteamientos del presidente.

Esta tendencia de la ideología chavista revela rasgos propios de un discurso fuertemente persuasivo, basado en las emociones del oyente, quién adquiere como propio un ideal de patria común a través de la figura de Bolívar, cuyo pensamiento se eleva a un principio dogmático al que Chávez denominaría “bolivarianismo”.

Al mismo tiempo, este término explica de forma concisa la verdadera naturaleza del proyecto político iniciado por Chávez: en el momento que se designa a sí mismo como “ideológicamente bolivariano” da a entender implícitamente a sus interlocutores que las posturas ideológicas de su gobierno se sustentan en las mismas que Simón Bolívar. Al presentarse de esta forma, los adversarios políticos del chavismo y su noble campaña son convertidos en “detractores de los más altos valores y símbolos nacionales”, de acuerdo con Chumaceiro.

En la retórica política el uso del discurso ha sido una herramienta de poder. Este debe ser entendido como un poder social a través del cuál se controla a la sociedad, influyendo de manera indirecta en sus mentes y, por tanto, en sus acciones. Para Teun Van Dijk, importante y reconocido lingüista, “si el discurso controla las mentes y las mentes controlan la acción, para quienes ocupan el poder controlar el discurso es absolutamente esencial”, de allí que Chávez se afanara en utilizar su discurso para presentarse a sí mismo como un líder cercano a la gente. Es por ello que su mandato se caracterizó por el uso de un lenguaje que pudiera ser comprendido por los sectores populares más vulnerables, quiénes eran más susceptibles al control. 

Es fundamental comprender que, según Van Dijk, “si ese control se ejerce además en beneficio de aquellos que lo poseen y en detrimento de los sujetos controlados, podemos hablar de abuso de poder”. La forma en que el discurso influye también en lo que van a comunicar las personas, e incluso los medios de comunicación, ayuda a legitimar y a reproducir esta relación de poder.  No es difícil entender el alcance discursivo de Chávez, el cual ha dado como resultado una ideología que se ha perpetuado a lo largo de varios años como consecuencia directa de este tipo de control sobre la sociedad venezolana. En tal sentido, se socava la libertad de los ciudadanos. Ya estos no pueden decir o escribir lo que desearían o querrían en el lugar que quieran hacerlo.

La reproducción del discurso de poder

El discurso social que propició Hugo Chávez vio su continuidad con el gobierno de Nicolás Maduro. La construcción de significados se hace a partir de la configuración y combinación de los signos; el significado no reside en el signo en sí mismo sino en la relación que establece con otros signos, el contexto y los sujetos, que los producen y utilizan, como propone Paolo Fabbri, destacado semiótico italiano. El lenguaje que compone el discurso es justamente el resultado de una utilización y apropiación sistemática de los símbolos. 

En este sentido, Maduro, con su discurso populista, intentó construir el lazo social con sus simpatizantes a través del recuerdo del relato de tipo reivindicativo que protagonizó Hugo Chávez hasta su muerte en 2013. Esto no es más que una forma de influir en las emociones de la población venezolana, valiéndose del contexto social y del vacío carismático que dejó su antecesor. Franz Von Berger Granell, Licenciado en Periodismo por la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Máster en Ciencia Política por la Universidad Simón Bolívar (USB) señala que el uso de la figura de Chávez como de Bolívar, ha construido a través del discurso una realidad en la que de forma estudiada se juega con los sentimientos de las personas, es decir, despertando las emociones de su auditorio busca la adhesión a su discurso, a la vez que intenta desalentar a las fuerzas que se oponen a sus objetivos

Según Von Bergen Granell otro de los juegos implementados por Maduro en el uso del lenguaje es el juego de la simpatía mediática, que consiste en la construcción de un relato que, como en la Edad Media, impone una forma de interpretar la realidad. Esta narrativa sigue un guión en el cual los actores políticos interpretan de manera dramática a sus personajes, con la finalidad de causar un impacto en el público. Esa historia se trata de personalizar con este juego: el hombre es el mensaje. Se busca aislar la inteligencia generando afecto con los contenidos, la dramatización, personalización y el espectáculo.

Cuando hablamos de la capacidad que tiene el discurso para influir en la mente, es preciso comprender que “el «control de la mente» abarca mucho más que la mera comprensión del texto o la conversación; incluye el conocimiento personal y social, las experiencias previas, las opiniones personales y las actitudes, ideologías, normas y valores sociales, entre otros factores que participan de la modificación del modo de pensar de una persona”, dice Van Dijk. No resulta dificultoso percatarse del enorme impacto que generaron los discursos de Hugo Chávez y Nicolás Maduro, con los que ejercieron un gran control sobre el pueblo venezolano, acercándose a sus emociones a través de un personaje histórico como lo es Simón Bolívar, quien es un emblema de unión y lucha por la libertad en el inconsciente colectivo de los venezolanos. Esta producción discursiva no fue más que una estrategia para lograr el control social.

Resulta oportuno destacar que la retórica oficial dio lugar a prácticas verbales entre los venezolanos en las que se ponen de manifiesto las diferencias sociales, fomentando actitudes como la intolerancia o la violencia. Si en otros mandatos la figura de Bolívar se empleó como símbolo de unión en el país, la Revolución Bolivariana la ha utilizado para institucionalizar sus acciones, mientras que con su discurso gubernamental han desacreditado a aquellos que no comparten sus ideales con un alegato que los presenta como enemigos de las ideas del Libertador.

Referencias bibliográficas

Vera, S. (2024). Usos políticos de la historia. El culto a Bolívar como herramienta de la revolución socialista del siglo XXI. Dipòsit Digital de la Universitat de Barcelona. Documento en línea, disponible en: https://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/216775

Arreaza Chumaceiro, I. (2003). El discurso de Hugo Chávez: Bolívar como estrategia para dividir a los venezolanos. Boletín de lingüística de la Universidad Central de Venezuela. Documento en línea, disponible en: https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34702003

Van Dijk, T. (2009). Discurso y poder. España. Editorial Gedisa.

Fabbri, P. (2000). El giro semiótico. España. Editorial Gedisa.Von Bergen Granell, F. (2017). Los discursos de Nicolás Maduro: marcos, relato y juegos de lenguaje. MARCO (Revista de Márketing y Comunicación Política). Documento en línea, disponible en: https://revistas.usc.gal/index.php/marco/index

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