Desde el oro hasta el narcotráfico, pasando por el contrabando de combustible, el lavado de dinero y el comercio ilícito con aliados internacionales, el régimen de Nicolás Maduro ha consolidado una economía paralela y criminal que garantiza su supervivencia. Este sistema —cada vez más sofisticado— opera al margen de las sanciones y de los controles institucionales, y representa hoy uno de los pilares fundamentales de la dictadura venezolana.
I. El «oro de sangre» del Arco Minero
Desde 2016, el régimen venezolano convirtió el llamado Arco Minero del Orinoco en una fuente de financiamiento clave. Esta vasta región, que abarca más de 111.000 km² en el sur del país, alberga importantes yacimientos de oro, coltán y diamantes. Bajo control de mafias armadas, disidencias guerrilleras como el ELN y el propio Ejército venezolano, la explotación se realiza sin regulaciones ambientales, con trabajo forzado e infantil, y fuera de los circuitos legales.
Un informe de Human Rights Watch (2020) y otro de Transparencia Venezuela (2023) documentan cómo toneladas de oro son extraídas ilegalmente y enviadas a Turquía, Irán y los Emiratos Árabes Unidos. Según el gobierno de EE.UU., al menos 2.000 millones de dólares en oro fueron traficados entre 2018 y 2023, sin registro oficial.
II. Narcotráfico de Estado: el «Cartel de los Soles»
El narcotráfico también se ha convertido en una fuente estructural de ingresos ilícitos. La DEA ha vinculado directamente a altos mandos del chavismo —incluido el propio Nicolás Maduro, Diosdado Cabello y Tareck El Aissami— con el llamado Cartel de los Soles, una organización criminal estatal dedicada al tráfico de cocaína a través de puertos y aeropuertos venezolanos.
Según el Departamento de Justicia de EE.UU., entre 2006 y 2020 el Cartel de los Soles facilitó el envío de más de 250 toneladas de cocaína a Centroamérica y EE.UU., con ganancias superiores a los 10.000 millones de dólares. La Corte del Distrito Sur de Nueva York mantiene órdenes de arresto y recompensas millonarias por la captura de Maduro y otros jerarcas por delitos de narcoterrorismo.
III. Contrabando de gasolina y redes de PDVSA
El colapso de la industria petrolera formal dio lugar al auge del contrabando de gasolina y derivados, sobre todo en la frontera con Colombia. Militares, grupos irregulares y funcionarios estatales operan una red de tráfico de combustible que no solo evade sanciones, sino que además genera divisas que el régimen usa discrecionalmente.
Un informe de InSight Crime (2022) revela que las mafias de gasolina manejan mercados negros valorados en más de 1.000 millones de dólares al año. A ello se suman los escándalos recientes de corrupción en PDVSA-Cripto, donde se evaporaron más de 21.000 millones de dólares en operaciones opacas con criptomonedas, según investigaciones de Armando.Info y del propio régimen tras la caída de Tareck El Aissami.
IV. Lavado de dinero y redes internacionales
El chavismo ha desarrollado una red global de lavado de activos con ramificaciones en Europa, Medio Oriente, el Caribe y América Latina. Bancos, casas de cambio, empresas de maletín y testaferros sirven de vehículo para blanquear dinero sucio producto del oro, la droga y el petróleo.
Casos judiciales en Andorra, España, Suiza, Italia y Estados Unidos han revelado operaciones de blanqueo que superan los 4.500 millones de dólares. Entre los implicados figuran exjerarcas como Nervis Villalobos, Javier Alvarado y Diego Salazar, todos ligados al esquema de saqueo de PDVSA y al entorno de Hugo Chávez.
V. El sostén exterior: Irán, Rusia y redes ilícitas
A pesar de las sanciones, Venezuela ha encontrado aliados estratégicos que la ayudan a sortear bloqueos financieros. Irán, por ejemplo, ha recibido cargamentos de oro a cambio de gasolina y maquinaria para las refinerías. Rusia ha funcionado como salvavidas financiero y puente para la venta de crudo a terceros países, mediante triangulaciones ilegales.
Organismos como el Atlantic Council y el Wilson Center han señalado cómo estos vínculos alimentan una economía de resistencia que impide el colapso total del régimen.
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Hoy, el régimen de Maduro ya no depende de una economía formal ni de recursos institucionales. Su permanencia se sostiene, en gran medida, por una maquinaria de corrupción y crimen transnacional que ha transformado al Estado venezolano en una organización mafiosa. Documentar y denunciar estos negocios ilícitos no es solo un ejercicio periodístico, sino también de de memoria y exigencia de justicia.
Fuentes:
Human Rights Watch – Oro y derechos humanos en Venezuela (2020)
Transparencia Venezuela – Arco Minero: corrupción y violencia
InSight Crime – Economía criminal venezolana
Departamento de Justicia de EE.UU. – Recompensas por Maduro y cúpula chavista
Armando.Info – PDVSA-Cripto y el desfalco con criptomonedas
Atlantic Council – Venezuela’s illicit economy (2021)