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01 julio 2024

D´Panas, un rincón venezolano al sur de Chile

¿Qué es lo mejor de buscar un “pana” en el extranjero? Que te encuentras con un hermano, con un paisano; pero, sobre todo, con una mano amiga.

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Ronalí Luján | 26 agosto 2019

¿Qué es lo mejor de buscar un “pana” en el extranjero? Que te encuentras con un hermano, con un paisano; pero, sobre todo, con una mano amiga.

A los 32 años, Jonathan Montañez, decidió cambiar su residencia en Guarenas, estado Miranda, por un nuevo espacio en Chile. Dejó a su esposa Jéssica Padilla, de 36 años, y a su niña, Anna Paula, de tan solo un año de edad, con la esperanza de reencontrarse pronto con ellas tras lograr una estabilidad.

A través de Instagram, prestaba apoyo migratorio para todos los venezolanos que querían ir a Chile. También se desempeñaba como bartender, hasta que en 2018 se le presentó la oportunidad más importante para todo inmigrante: emprender su propio negocio.

En contacto con un amigo, surgió la idea de invertir en un emprendimiento y apostar por un restaurante de comida venezolana. El concepto no le era ajeno, pues ya había conversado con su esposa sobre esa idea.

Se unió a un chef chileno, quien a los 7 años emigró a Venezuela con sus padres. Él sería su maestro en la cocina. Mientras que desde Venezuela, a través de videollamadas, su esposa Jessica se involucraba en cada toma de decisión.

Así nació D’Panas, un local de gastronomía venezolana que vende desde empanadas hasta patacones, y que está ubicado en Concepción, considerada la segunda ciudad más importante de Chile tanto económica como demográficamente.

El nombre D’Panas nació de la forma de ser de los venezolanos, con propios y foráneos. “Somos muy alegres y espontáneos, podemos conocer a alguien hoy y ya es un pana”, cuenta Jéssica Padilla, quien llegó para la inauguración del local, hace casi un año.

Ya en Concepción, y pese a tener su propio emprendimiento, Padilla resalta que emigrar no es fácil. Es una decisión compleja, porque hay que dejar atrás amigos, familia, vivienda, proyectos de vida, el clima y un sin fin de vivencias. “A nuestro país, con todo y sus problemas, lo extrañamos”, refiere.

Esta nueva etapa que le ha tocado vivir a la familia Montañez Padilla, así como a miles de venezolanos, le ha permitido para valorar aún más las metas conquistadas, apoyarse mutuamente y seguir adelante por sus sueños y proyectos. 

“Gracias a Dios, el restaurante nos ha dado un nombre y nos ha dado conocer con personas importantes”, dice Padilla.

Destaca que la receptividad de los chilenos ha sido excelente. Hasta ahora, siempre están dispuestos a probar la gastronomía criolla. Algunos se han convertido en clientes fijos. 

Actualmente, el plato más demandado se debate entre el característico pepito, los patacones y también las cachapas. A través de la migración, la importación de productos venezolanos se ha vuelto más recurrente, por lo cual, mucho más fácil conseguir los ingredientes.

En la semana realizan almuerzos o “colaciones”, como se le conoce en Chile, en las que involucran la comida nacional.

Venezuela en el corazón

Volver es una palabra que está presente. Ni Padilla ni Montañez tienen previsto quedarse fuera de Venezuela toda la vida. “Siempre tenemos la esperanza de volver al país”, comentan.

Por ahora, piden a todos los venezolanos tener fe porque las cosas van a cambiar. “Este momento solo será un trance del que saldremos pronto. Fe y más fe. A los que están afuera de Venezuela, debemos mantener fortaleza siempre y no decaer, somos en su mayoría profesionales dispuestos a trabajar con dignidad en lo que sea, y eso no lo podemos perder”, expresa Padilla.

La esposa de Montañez no pierde un instante para agradecer a Chile por acoger a tantos venezolanos y darles la oportunidad de desarrollo. Según cifras de la agencia de la ONU para los refugiados, unos 400 mil venezolanos viven en la nación austral.

La historia de Jonathan y Jéssica demuestra que emigrar va más allá de tomar una decisión. Implica fortaleza, constancia y unión familiar para conquistar las metas. Ambos son más que una estadística de extranjeros en Chile, son parte de un capital humano que con su trabajo, carisma y comida han conquistado el respeto chileno, realzando los valores del buen venezolano.

A quienes leen esta reseña, pueden compartirla como un caso de éxito de venezolanos en el exterior o disfrutar del calor venezolano en D´Panas, ubicado en Barros Arana 145, Concepción. 

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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