En la aldea
22 abril 2024

Antonella Alonso, “La Sirena 69”

Siempre me ha llamado mucho la atención el amor y el sexo. Siempre me han atraído muchísimo los hombres. Si me gusta mucho alguien, necesito tener sexo con esa persona. Sin embargo, perdí la virginidad tarde. Empecé a grabar contenido sexual a los 27, pero porno duro, a los 28. Voy a cumplir 30. -¿Se ve regresando a Venezuela? Podría ir de vacaciones, pero a vivir, no. Ni pensarlo. Es un país que va pa’tras. Yo tengo casi cinco años en la gran potencia mundial y no me imagino llegar a mi casa y que no haya agua, o montar un video y que se tarde diez horas porque tienes el peor Internet del mundo.

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Milagros Socorro | 20 enero 2020

Antonella Alonso es la actriz venezolana más conocida en la actualidad. La más controvertida. La más deseada, a juzgar por la temperatura de los comentarios de sus seguidores en las redes sociales, donde es conocida como @LaSirena69_. Y, probablemente, la más franca: No oculta nada. Puede afirmarse que esta sirena no tiene siquiera una escama plateada que cubra su intimidad, y tampoco se muestra inhibida al hablar de sus profundidades internas.

Nació en la Clínica Leopoldo Aguerrevere, en Caracas, el 9 de junio de 1990. «Soy géminis, ascendente Leo», precisa. Estudió en el Colegio Santiago de León de Caracas. Cursó un par de semestres de Comunicación Social, en la Universidad Santa María, y lo dejó para irse a estudiar Publicidad en el Instituto Nuevas Profesiones, de Las Mercedes. Hizo radio en Caracas, hasta que hace cinco años se sumó a la emigración y se fue a Miami, donde los constantes despidos laborales de que fue objeto le dieron el estímulo que necesitaba para dedicarse a su actual profesión. Antonella Alonso es actriz porno en Los Ángeles, California.

-Descríbame un día suyo.

-Me levanto a las 7 u 8 de la mañana. Me baño. Me tomo varias pastillas de suplementos alimenticios naturales, aceite de orégano, probióticos vaginales… Soy hipocondriaca. Y no se me ocurrió que, haciendo porno, tendría tantas infecciones. Por eso tomo montones de cosas como prevención. Pero me siguen ocurriendo cosas, de pronto amanezco con un morado. El porno es como hacer un deporte violento, exiges mucho al cuerpo y puedes salir magullada. Gente que tiene tiempo en la industria me recomendó reforzar mi sistema inmunológico. También me afecta mucho el clima. La mayoría de las casas donde filmamos no tienen calefacción. Y yo estoy desnuda muchas horas, me da mucho frío.

-¿A qué casas se refiere?, ¿no son estudios de filmación?

-Son casas que alquilan para eso. Se graba más en casas de verdad que en estudios. Son casas espectaculares, de gente de mucho dinero, que quiere sacarle provecho a su propiedad. A veces pertenecen a gente de la industria, que incluso están ahí mientras filmamos.

-Después de las vitaminas, ¿cuál es su desayuno?, ¿cómo es su dieta?

-Ese es todo mi desayuno. No me gusta comer antes de grabar, porque me inflo. Me tomo un café negro y ya. En el set tampoco como, para no sentir náuseas a la hora de trabajar, porque tienes que hacer movimientos y meterte cosas en la boca. Y cuando me toca anal, como ayer, estoy más de 15 horas sin comer. Si me toca un girl-girl (sexo con una mujer), es más suave. No hay que hacer cosas tan locas. Entonces, sí desayuno algo ligero, pero por lo general trato de no comer. Las grabaciones son como un día de oficina, al terminar me voy a mi casa. O, como ocurrió ayer, que tenía demasiada hambre, porque fue un anal, me fui a un restorán cerca a comer. Voy a mi casa a dejar la maleta con toda la ropa que me piden (muy pocas productoras te dan el vestuario). Yo no tengo carro, porque todo es demasiado caro. Vivo en un lugar muy bueno, pago mi renta, uso Uber. Voy a casa, dejo la maleta y me voy a la clase de hot yoga, yoga en un sauna, cuatro veces por semana.

“El porno es como hacer un deporte violento, exiges mucho al cuerpo y puedes salir magullada”

Antonella Alonso

-¿Es su manera de mantenerse en forma?

-Me operé. Me hice un trans fat. Me quitaron la grasa del abdomen y de la espalda, y me la pusieron en las nalgas. Al salir del sauna me voy a hacer mercado. Generalmente compro comida hecha. No cocino, no me gusta. Estoy en la onda de Los Ángeles, donde todo es gluten free, vegano (el porno es como tener carrera de deportista, mientras más saludable estés es mejor). A veces, me voy de tiendas a comprar las cosas que me piden, como un set de pantaletas y sostenes. Tengo que estar en constante shopping. Gasto mucho en ropa para mi trabajo y luego lo desgravo de los impuestos. También voy con frecuencia a la peluquería a hacerme manicure y pedicure. Tengo que estar impecable. No puedo llegar al set con las uñas horribles. Y a veces me piden que lleve las uñas con un color y tono específico.

-Una vida bastante rutinaria, por lo que se ve. De la casa al trabajo, luego diligencias vinculadas con el trabajo, y a la casa otra vez.

-A lo mejor entré muy vieja a la industria. Empecé a grabar contenido sexual a los 27, pero porno duro, a los 28. Voy a cumplir 30. La edad me inquieta demasiado. Me ha pegado demasiado llegar a los 30… Esta industria tiene muchas fiestas y eventos. Pero nunca quiero ir. Al final del día, estoy demasiado cansada para ir a una fiesta. Lo único que quiero es irme a mi casa. La parte buena de hacer porno siendo mayor es que ya pasé por la universidad y tengo experiencia laboral para hacer otra cosa. Aquí se gana buena plata. A los 18 te la gastas en drogas y en alcohol. A mí edad, se sabe que esto es un trabajo de verdad, que no puedes llegar enratonada a un set.

-Me llama la atención que no aparece nadie más en su relato.

-Tengo pocos amigos. Tengo uno, un americano, a quien siempre veo. Dos o tres amigos venezolanos, pero es complicado coincidir. Aquí se trabaja mucho. A veces vamos a la playa o a la montaña. Los Ángeles me recuerda a Caracas por eso, porque hay mar y montaña. Pero pareja no tengo. Es demasiado complicado. Soy una persona demasiado sexual. Tengo muchos amores, pero pasajeros. He tenido muy pocas relaciones estables en mi vida. Que si tres, porque me aburro muy fácil.

-Cuando está en pareja, ¿es fiel?

-Sí, por eso no me gusta enredarme en algo serio, porque no quiero estar demasiado tiempo fiel. Siempre he sido la que termina, porque me aburro. Necesito algo diferente. Y nunca me ha tocado una persona que me entienda… que quiera hacer algo diferente… tríos, algo así. Sí, me enamoro, pero no por eso dejo de querer cosas nuevas. Una relación la terminé por sus celos.

-¿Desde cuándo es muy sexual?

-Desde siempre. Siempre me ha llamado mucho la atención el amor y el sexo. Siempre me han atraído muchísimo los hombres. Si me gusta mucho alguien, necesito tener sexo con esa persona. Sin embargo, perdí la virginidad tarde. A los 19. Tenía curiosidad, pero me daba miedo. Mis padres me repetían: “Si quedas embarazada antes de los 18, se te arruina la vida”. Nunca he querido ser madre, ni antes ni ahora, y me sigue horrorizando quedar embarazada. Finalmente me dije: “Voy a hacerlo, necesito hacerlo”. Con equis, nada del amor de mi vida. Lo recuerdo, fue bueno. No fue una mala experiencia. Nunca le dije que era virgen.

“El porno es como tener carrera de deportista, mientras más saludable estés es mejor”

Antonella Alonso

-Entonces, ¿no tuvo usted ninguna experiencia traumática que la llevara al trabajo sexual?

-No. Esa es una falsa creencia, sobre todo en el mundo latino, donde el sexo muchas veces es traumático. Nada que ver. Lo hago porque me encanta.

-No puede decirse, entonces, que la sociedad la empujó al porno.

-En realidad, sí se puede decir. Eso fue lo que pasó. Como dije, soy muy sexual, muy femenina, y me gusta mostrar mi belleza. Es mi manera de ser. Así nací. Me visto normal y, aún así, me dicen que emano erotismo. Cuando trabajaba en oficinas en Miami, me hacía fotos desnuda por hobby y las subía a mis redes sociales. Mis compañeras de trabajo se metían en mis redes a escandalizarse. Me hacían la vida imposible. Y, cuando los dueños veían los contenidos de mis redes sociales, me decían que no podía trabajar ahí. “Por como eres tú”, decían. Me discriminaban por sexi. Si era tan erótica, no podía estar delante de una computadora. Un día me quedé sin trabajo por cuarta o quinta vez, por la misma razón, y dije ¡Ya! Empecé a vender mis fotos desnuda. Viví un año de eso.

-¿No se le ocurrió buscar trabajo como actriz de cine y TV? Usted tiene la imagen de protagonista de telenovela.

-No me interesa la actuación normal. Para hacer porno tienes que ser linda; y si además tienes cara de niñita buena (girl next door), mucho mejor. Eso es lo que más vende. Si llegas al porno con mi cara, vas a triunfar. Otra de las cosas que me gustan del porno es que ya no hablan mal de mí. Me liberé yo y se liberaron quienes murmuraban a mi paso. Es como que ¡Ya! Después de esto, qué van a decir. Ha sido un alivio.

-Hablando de actuación, ¿todo es fingido en el porno?

-No… no todo… depende… A mí me ha tocado trabajar con gente que me gusta y, de verdad, siento lo que actúo. Donde se finge mucho es en las producciones lésbicas. Es muy fake, muy de mentira. Muchas de las actrices del porno lésbico sólo trabajan con mujeres, porque, en realidad, no les gusta el sexo. Lo hacen por dinero y ya. Pero cuando trabajas con alguien a quien sí le gusta el sexo, la escena va a quedar buenísima porque de verdad lo sientes. La parte actuada, la de hablar y crear una situación, me sale muy mal, porque no soy, no me interesa. Pero ya cuando viene el sexo, me sale natural.

-¿A qué se refiere cuando dice que en el porno se gana mucha plata?

-Antes, sólo se trabajaba cuando las productoras llamaban a los actores. Ahora, además de las películas hay muchas plataformas donde puedes hacer dinero. Es como en todos los trabajos, si lo haces bien, vas a tener mucho trabajo y vas a ganar plata. Yo no soy millonaria, pero vivo en Beverly Hills. Estoy ahorrando un poquito y tengo planes de inversiones con mi propia página web, para que todo lo que recabe con mis videos sea para mí. Estoy sacando una línea de diseño de ropa. No super fashion, camisas, gorras, suéteres. Con la marca de “La Sirena”. Ahí veo un futuro para mí.

-Usted escribió en Twitter que el trabajo de actriz consiste en “Brindarle al mundo tu hermosa Cara-Identidad teniendo sexo”. ¿Me pudiera explicar lo de la identidad?

-Si eres prostituta, nadie lo sabe y lo puedes esconder. Pero al ser actriz porno, no. El mundo lo sabe, porque tu cara está en todo Internet. Por otra parte, una actriz porno le brinda al mundo fantasías y eso se hace, como en cualquier actuación, con la cara. No se puede hacer porno sin que se vea tu cara. Para hacer porno tienes que estar muy bien mentalmente y ser transparente. También nos ven nuestras familias. Y, bueno, mi vida es mi vida, no la de mi mamá. Si ellos no lo aceptan, es problema de ellos. No mío. Con esto pago mi renta y mi comida. Al principio, no hacía bien las escenas porque pensaba en mis papás, pero al final lo entendieron, que es un trabajo y que en California es legal. No estoy haciéndole mal a nadie.

-¿Su tía, la actriz María Conchita Alonso, le ha dicho algo?

-No. Nunca hemos tenido una relación cercana. No me ha dicho nada malo ni nada bueno.

-También ha hecho en Twitter una labor pedagógica explicando que ser actriz porno no es ser prepago (prostituta).

-A veces viene gente a tratarme como prepago. “¿Te quieres venir conmigo de viaje cinco días y te pago?”. Me han ofrecido hasta 20 mil dólares. Pero yo no hago eso, porque no me gusta. Y tienen que entenderlo. Primero, porque me da pavor. Tengo conocidas prepago que han aceptado hacer esos viajes y les han quitado el pasaporte y el teléfono; y las tienen así hasta que se cumplen los días del contrato. “Yo te estoy pagando y tú vas a hacer lo que a mí me da la gana”. Muy fuerte. Qué va. No existe que yo me vaya de viaje con un tipo a quien no conozco, ni por 20 mil dólares. Yo prefiero que me vean en Internet teniendo sexo, que es lo más natural, y no que me claven un cuchillo o me droguen y amanezca en un burdel en China. Ojo, en el porno no hay trata de personas. Y segundo, porque fuera del porno, que es mi trabajo, si estoy con un tipo es porque me gusta. Yo no puedo irme de viaje con un tipo por dinero. Para empezar, porque son viejos que pueden ser tu abuelo, de qué puedo hablar con un tipo así. No puedo estar sentada frente a un tipo horrendo, mirándonos las caras. Y si estoy de viaje, y quiero comprarme algo, me lo compro con mi dinero. A mí nadie me va a pagar mis gustos. Yo me pago todo. No me meto con las prepagos, pero para mí, María Antonella Alonso, eso no existe. A mí lo que me gusta es estar en un set de grabación teniendo sexo.

“La parte buena de hacer porno siendo mayor es que ya pasé por la universidad y tengo experiencia laboral para hacer otra cosa. Aquí se gana buena plata”

Antonella Alonso

-Eso cuando le gusta el partenaire. Habrá casos en que no le gusten.

-Como actriz porno, tienes derecho a tener tu lista negra. Le puedes decir a tu mánager que no quieres trabajar con tal persona. Y no te la ponen más. Antes de grabar, te graban con tus documentos de identidad en las manos y te preguntan si estás bajo efectos del alcohol o alguna otra sustancia. Al terminar, te filman preguntándote si alguien te violó, si fuiste forzada. A veces, antes de grabar, te consultan si hay cosas que no te gusta que te hagan. A mí no me gusta que me metan los dedos. Tócame el clítoris y ya, pero no me metas los dedos. Tampoco me gusta que me aprieten mucho los senos, porque no quiero que me estropeen la operación.

-Usted ha dicho que le mandan más peticiones de matrimonio que fotos de penes.

-No me mandan tantos penes. Me dicen: “Eres demasiado inteligente, me quiero casar contigo”. Al hombre le gusta una mujer como yo, liberal, abierta, inteligente, pero a la hora de las chiquitas, “Okey, dale”, se asustan. Es mentira, no van a querer verme con otra persona. Sobre todo, los latinos. Yo soy libre y hago lo que me dé la gana. Esos que me piden matrimonio tienen la fantasía de tener una mujer como yo para ellos solos, y eso no es posible. También me llegan mensajes de mujeres, muy pocas. Tengo pocas fans mujeres, eso es normal en el porno. Muchas mujeres consumen porno, pero no lo dicen. Hay mucha doble moral. Hace unos meses estuve en un evento en México, y fue muy chimbo porque los hombres me decían: “Eres una diosa”, pero las mujeres me lanzaba miradas asesinas. Y yo pensaba, ah, pero me conoces. Me criticas y seguro te has hecho la paja con mis videos.

-Ante las críticas, usted le aconsejó a alguien, en Twitter, que si pensaba que el porno está mal, que se hiciera “la paja con una Biblia”.

-Sí, claro. Me escriben hombres y mujeres para criticarme. Me dicen que mi trabajo es dinero fácil. “Para hacer lo que tú haces no se necesita ser inteligente”. Lo increíble es que es gente que me sigue. No entiendo. Si no te gusta, no lo veas ni te hagas la paja con mis videos. Lo increíble es que me siguen y me escriben ¡para criticarme! Cuánta ignorancia. Dentro del porno he conocido mucha gente inteligente y estudiada, verdaderos artistas. Por Dios, ya casi que los carros vuelan, me da risa que todavía haya gente que no acepte el porno.

-¿Dónde estará en diez años?

-No me gustan estas preguntas. Trato de no planificar mucho el futuro. Yo hago terapia sicoanalítica y he llegado a la conclusión de que la mayoría de mis problemas viene de pensar demasiado en lo que puede pasar. Fui a terapia porque soy ansiosa. Hace un año me empezaron a dar ataques de pánico. Ya no me dan, pero todavía tengo ansiedad. Pero, en fin, me veo… me da miedo… haciendo stand up comedy relacionado con sexo. En diez años tendré las suficientes anécdotas sexuales para hacer eso. De hecho, dentro de poco voy a retomar mi canal de YouTube y voy a hacer videos de mi cotidianidad. “Hoy grabé un anal, me pasó tal cosa…”. Cosas de mi vida diaria.

-¿Le gustaría hacer cine, del otro?

-Tendría que ser en español. Ojalá fuera una trama sensual.

-¿Se ve regresando a Venezuela?

-No, imposible. Para empezar, en Venezuela el porno es ilegal. Yo no podría trabajar. Podría ir de vacaciones, pero a vivir, no. Ni pensarlo. Es un país que va pa’tras. Yo tengo casi cinco años en la gran potencia mundial y no me imagino llegar a mi casa y que no haya agua, o montar un video y que se tarde diez horas porque tienes el peor Internet del mundo. Ya me acostumbré a ir a la farmacia a las cuatro de la mañana, caminando y que no pase nada. Ya me acostumbré a tener un trabajo decente y vivir de eso, sin estar con la angustia de que no me alcanza para lo básico.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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