Cuando el cabo primero Iván Sánchez vio que las llamas se le venían encima, corrió hacia un árbol y trepó a toda velocidad, pero el resplandor del fuego lo había alcanzado hasta producirle quemaduras de primer y segundo grado en 40% de su cuerpo.
Sánchez, quien está adscrito a Inparques, estado Aragua, tiene 37 años, dos hijos y una larga trayectoria como bombero forestal. Su preparación profesional y condiciones físicas son impecables, pero trabaja casi sin equipos y con un uniforme que no merece llamarse tal. Después de arriesgar su vida para proteger el Parque Nacional Henri Pittier, el pasado martes 28 de enero, el cabo Sánchez tendría que enfrentar un flagelo igual de destructor: El sistema de salud en Venezuela.
Fue ingresado en el Hospital Central de Maracay, que carece de unidad para quemados, así que lo pusieron en una habitación sin aire acondicionado, con apenas un ventilador que su familia tuvo que llevarle. Tampoco había insumos médicos, ni siquiera los más básicos, por lo que sus compañeros emprendieron una colecta en Twitter y otras redes sociales.
“Urgencia”, -decían los mensajes-, “Se necesitan los siguientes medicamentos e insumos: Tramadol y Dipirona, ambos en ampollas, guantes de látex estéril, gasas estéril, crema para quemados, sábanas, hielo y centros de cama”. Un par de días después, las autoridades prohibieron esas solicitudes de donaciones, bajo amenaza de despido.
-Los jefes de Inparques dicen que todo está cubierto y eso es totalmente falso -afirmaba el comunicado de Sunep-Inparques, firmado por José Matute, secretario general, y Marlene Sifontes, secretaria de Organización-. Sus familiares solo recibieron un depósito de 240.000 bolívares por lo que han tenido que asumir gastos considerables. Aunque las autoridades de Inparques debieran asumir todos los gastos, ya que esto le ocurrió al compañero en ejercicio de sus funciones como bombero forestal.
“Imagínese”, -dice Marlene Sifontes al ser entrevistada- “¡240 mil bolívares!, a un bombero herido en su trabajo. Una suma que no da ni para un kilo de queso. Tuvieron el descaro de transferirle esa miseria y luego se desentendieron. Y aún así, persiguen a los compañeros para que no ayudemos a la familia de Iván Sánchez. Las condiciones en las que trabajan estos profesionales en Venezuela son tan precarias que, mientras están combatiendo las llamas, tienen que pedirles agua y comida a los habitantes de las cercanías para mantenerse en pie. Esa es la verdad”.
Una carrera productiva
El 23 de abril de 2019, Nicolás Maduro anunció su propósito de juramentar “Al menos 10 mil bomberos forestales y 10 mil guardaparques”. Para ese momento, se habían registrado 1.200 incendios forestales en todo el país.
“Es un grupo muy pequeño que tenemos hoy, no se dan abasto”, dijo Maduro en esa ocasión. Y, en efecto, según informa Marlene Sifontes, apenas había 300 bomberos forestales.
-Venezuela necesita urgentemente de un poderoso cuerpo científico, un sistema de bomberos forestales. Igualmente guardaparques. Debidamente entrenados, equipados, bien remunerados y motivados -dijo Maduro-.
El 1o de agosto de 2019, tuvo lugar el acto de graduación de “4.901 guardaparques y 4.000 bomberos forestales”, según aseguró Maduro en ese evento, la Universidad Nacional Experimental de la Seguridad (UNES). Habían transcurrido, pues, tres meses entre el día que Maduro manifestó el propósito de juramentar miles de bomberos y guardaparques, y la “graduación”. ¿Cuánto había durado ese programa de estudios? No lo especificó. Lo que sí dijo es que los “egresados, a través de la Misión Chamba Juvenil, logran ingresar a una carrera productiva”. ¿A qué llamará Maduro “carrera productiva”? Al cabo Sánchez, la carrera de bombero forestal solo le ha producido carencias en su vida cotidiana y franca miseria al ser herido en su trabajo.
Debidamente entrenados
La dirigente sindical Marlene Sifontes conoce la materia ambiental y los parques de Venezuela mejor que cualquier experto, ingeniero o abogado, y mejor que cualquier ministro chavista, eso seguro.
Es secretaria de Organización del Sindicato Unitario Nacional de Empleados Públicos del Instituto Nacional de Parques (Sunep-Inparques). “Antes de estar en la lucha sindical, yo era técnico de la División de Licitaciones y Contratos. En todas mis evaluaciones salía excepcional. Y después fui administradora en Pajaritos. Nosotros fuimos preparados por el Banco Mundial, cuando Inparques era un instituto técnico, profesional. No lo que es ahora… Y eso se debió a que la democracia era muy consciente de la responsabilidad de la Institución, puesto que más del 20% del territorio nacional son parques, incluidos: 44 parques nacionales, 64 parques de recreación y 37 monumentos nacionales.
“En estos espacios están los ejes fronterizos de la nación y las antenas de los medios de comunicación. Aparte de la riqueza en aguas, 80% del agua que consumimos y las que generan la hidroelectricidad de Venezuela. Si eso fuera poco, Venezuela ocupa el 1% del territorio mundial, pero somos el décimo país megadiverso. La democracia apreciaba eso. Lo cuidaba. Y por eso Inparques llegó a ser una institución de excelencia, que cuidaba lo que es del país. Estos solo se acuerdan de los parques para saquearlos, para convertirlos en minas, de oro, de coltán, para construir mansiones en el Parque Nacional El Ávila, un exabrupto, y para hacer de Los Roques un paraíso para enchufados”.
Sifontes responde antes de que se le terminen de formular las preguntas. Parece saber todo. “Tengo 31 años en la organización pública, 26 de ellos al servicio del Instituto Nacional de Parques. A mí no me echan cuentos”.
-¿Cuántos bomberos forestales habían en Venezuela antes de que Maduro dijera que a juramen…?
-En ese momento, había unos 300 bomberos forestales. Muy pocos, por supuesto.
-Maduro dijo que los nuevos estarían debidamente entrenados.
-Esas personas no están graduadas de bomberos, ni lo son, porque no cumplen con los requisitos de ley de bomberos. Para empezar, los aspirantes a bomberos y guardaparques tienen que ser bachilleres. Muchos de estos ni siquiera empezaron la secundaria. El curso formal para bomberos y guardaparques es de seis meses. Antes era un año. A los nuevos les dieron un curso exprés de un mes para los bomberos y 15 días, para los guardaparques. Y muchos ni siquiera saben leer ni escribir. Un guardaparques tiene que manejar la Ley de Ordenación del Territorio y la Ley Penal del Ambiente, así como las leyes que rigen los procedimientos administrativos y el capítulo 9 de la Constitución en materia ambiental.
-¿Qué formación tienen esas personas antes de entrar al curso?
-Los sacan de la milicia y del Plan Chamba Juvenil. Han llegado a meter hasta personas de 70 años. No quiero pensar qué la pasará a esa persona si tiene que correr y subirse a un árbol, como hizo el compañero Iván Sánchez. Alguien que no tuviera las condiciones físicas ni la preparación podría haber muerto en ese incendio.
Debidamente equipados
-Hace cuatro años -dice Marlene Sifontes– que no se dota de uniformes al personal obrero y técnico de Inparques. Los bomberos y guardaparques trabajan con uniformes desgastados y botas de mala calidad. No es que no les den ropa y mantas ignífugas, cascos, lentes de protección, guantes especiales para bomberos, es que no les dan un simple uniforme y las botas son de plástico.
-¿Y los guardaparques también necesitan equipos tan especializados?
-El guardaparques es quien está en el sitio, quien hace frente al incendio y a cualquier siniestro en el primer momento. Debe tener un equipo de respuesta inmediata: Rastrillo, pala, machete, paño especial para sofocar llamas, asperjadora, casco de protección, guantes, botas. Nada de eso lo tiene. Pero si el personal que tiene que permanecer en la sede de Pajaritos ni siquiera tiene dónde lavar y secar los uniformes, porque la lavadora y secadora están dañadas. La gran mayoría del personal combatiente cuenta con un solo uniforme.
-¿En qué estado se encuentran los vehículos?
-Se podría decir que en ninguno, porque no hay vehículos para traslado oportuno del personal. Solo se cuenta con motos, que no están totalmente operativas. La mayoría de los vehículos para el combate de incendios están dañados. El camión de 3.000 litros de agua está “accidentado”; los dos camiones rojos cisternas, de 15.000 litros, están parados desde hace cuatro años. Y así, prácticamente todos. El Cuerpo de Bomberos Forestales de Inparques solo tiene una ambulancia, pero está accidentada desde hace dos años.
Bien remunerados
-Duele tanta burla -dice Sifontes-. Los salarios de estos profesionales, que arriesgan su vida, es como el de todos los empleados públicos, una miseria que no alcanza ni para alimentar al propio trabajador, ya no digamos su familia. A los nuevos los juramentaron en agosto y en diciembre todavía no habían cobrado. Hicimos la denuncia y les comenzaron a pagar. Ellos ganan un poco más del salario mínimo.
-¿Y la cobertura de salud?
-Todos los trabajadores tenemos, en teoría, un seguro que cubre un máximo de 10 millones de bolívares, pero casi nunca lo podemos usar porque las autoridades no les pagan a los seguros. Iván Sanchéz no tuvo un seguro. El 1o de agosto del año pasado consignamos una carta al presidente de Inparques, Josué Lorca, donde le solicitábamos una póliza especial de riesgo para bomberos forestales, guardaparques y personal técnico de campo (ingenieros, técnicos superiores, biólogos, que están trabajando en los parques).
“Las autoridades de Inparques son unos indolentes. El servicio de farmacia solamente lo tenemos en Caracas, los de las regiones no. Hay una franca discriminación. Hacen operativos de venta de carne o de lentes solo para Caracas. Para las regiones, que están pasando tanta necesidad, no hacen nada.
“El compañero Iván Sánchez tiene fiebre, está inflamado, la está pasando muy mal, no tiene cómo pagarse las cremas y antibióticos, y ha tenido momentos en que está en carne viva, sin gasas… Pero en diciembre, los jefes de Inparques se hicieron su sarao con orquesta, toldos, plato navideño, cocteles. En la sede principal del Instituto”.
Motivados
-Desde hace tres años, la sala de Comunicaciones del cuerpo de bomberos forestales, en Pajaritos, un espacio de de 3 x 3 metros, carece de línea telefónica. No hay manera de recibir llamadas para notificar emergencias. En esa especie de ascensor tienen que estar los efectivos bomberiles en las 24 horas de guardia. Por supuesto, no cuentan con sillas anatómicas que cumplan con las normas. Y los baños están en pésimo estado.
“Si todo lo que le he dicho fuera poco, hay mucho malestar en el personal antiguo por el trato que le dan si no van a las marchas del Gobierno. Los muchachos dicen que no son políticos, solo quieren hacer el trabajo para el que están formados, que es prevenir y atenderemergencias.
“¿Resultado? Se están retirando y eso es grave, porque solo va quedando personal nuevo que no tiene experiencia, ni tiene idea de cómo es este trabajo”.