Era el 13 de abril de 2020 y estaba tranquila la guardia en la emergencia del Centro Policlínico en Valencia, estado Carabobo, cuando dos mujeres llegaron a la sala. Estaban acompañadas de Carlitos (nombre ficticio para proteger la identidad del niño) quien, con un tapabocas puesto como medida de protección ante la pandemia del Covid-19, presentaba varias lesiones en su cuerpo presuntamente por una caída. Luego se sabría que esta versión no respondía a la realidad y que los médicos estaban ante un caso de abuso infantil, por lo que el Ministerio Público terminó imputando a los presuntos responsables por homicidio calificado en grado de frustración.
La noticia, que sacudió al país, encierra una historia de violencia y miedo que puso en peligro la vida de un niño de cuatro años, en la que no solamente estuvo involucrada su madre, Franlys Indira Aguana Silva, sino su pareja, Renan Argenis Flores Pineda, sobre quien pesó un operativo de búsqueda que finalmente culminó con una entrega controlada por parte de las autoridades. Sin embargo, todavía siguen las indagatorias.
La versión de la madre
Ese día en el Policlínico la madre de Carlitos insistía en que el niño había estado jugando en las áreas verdes de la residencia donde vivía con su mamá en Tulipán, San Diego, estado Carabobo, cuando cayó en el hueco que quedó abierto tras ser removido un pino que estaba en la entrada de su edificio, el Bloque F.
Las versiones obtenidas a través del personal médico, así como de los investigadores del caso, señalan que el niño tenía un ojo amoratado, escoriaciones y diversos hematomas en el cuerpo.
La pediatra que hizo la primera evaluación detectó que en varias partes de la cabeza de Carlitos no había cabello. Al parecer Aguana Silva argumentó que se trataba de tiña, pero la doctora podía notar que las lesiones respondían a otras causas.
En ese primer intercambio con la madre, la pediatra quiso saber más sobre la presunta caída del niño, a lo que Aguana Silva hizo algunas descripciones del lugar, de la profundidad del hueco y de las circunstancias. A la pregunta de ¿cuándo se cayó el niño?, la respuesta fue categórica: “El sábado”. Pero ese 13 de abril era lunes. Habían transcurrido dos días sin que los familiares actuaran. El argumento de la madre fue “es que hoy fue que empezó a sentirse mal”.
El personal médico detecta lesiones diversas, además de hinchazón y moretones en los testículos del niño. Comienzan así a indagar acerca de quiénes más mantienen contacto frecuente con él y quiénes están a cargo de cuidarlo, tratando de perfilar la situación. Aguana Silva afirma que es la única responsable de su cuido, nadie más interviene en el proceso.
El diagnóstico
Durante el examen y mientras hacen preguntas exploratorias, Carlitos solo miraba a su mamá. Quienes estuvieron presentes señalan que el niño repetía una y otra vez “me caí en un hueco”, pero la revisión revela que el pequeño pudo haber muerto. La madre se mantenía serena mientras que su acompañante, quien se presentaba como la abuela del niño, también secundaba la versión de la caída.
Fue llamado un cirujano, pues Carlitos ameritaba una intervención en su muñeca producto de las lesiones presentes. Determinan que el niño tenía una fractura previa de reciente data y que el hueso había sanado solo.
Los médicos diagnosticaron traumatismo craneoencefálico, fractura de radio izquierdo, fractura en la muñeca izquierda, fibrina testicular, hematomas y excoriaciones en varias partes del cuerpo. Muchas lesiones previas, lo que imponía la tesis del maltrato.
Cuando finalmente lograron hablar a solas con el niño, sin Aguana Silva presente, él les indica que Renan, un amigo de su mamá, “me estaba ahorcando duro. Él me trata como un hombre”. Las palabras quedaron registradas en un video, donde además se aprecian sus dificultades para hablar.
Según la psicóloga Zullmary Morgado, especializada en niños, el acto de mentir es aprendido. Si decir la verdad genera una consecuencia negativa, un niño prefiere decir una mentira para que no lo lastimen y eso es clave en cuadros de maltrato infantil. Mentir es una manera de escapar del castigo que recibe del maltratador haciendo o cumpliendo lo que él quiere.
En casos de abuso, la víctima puede ser manipulada desde el miedo. Una de las estrategias para modificar la conducta de un niño es el “disco rayado”, que consiste en la repetición exhaustiva, constante y frecuente de una misma instrucción. Esta técnica también funciona para instaurar una conducta negativa y es una de las maneras más eficaces para afianzarla al conectar con una emoción. Es mucho más fácil que la víctima entienda que la conducta adecuada es repetir lo que le piden, sostiene Morgado.
Carlitos fue intervenido quirúgicamente y luego fue entregado a su abuelo paterno. Se hicieron esfuerzos para contactar a otros familiares, pero no quisieron emitir opiniones sobre lo sucedido. Sin embargo, se pudo conocer que su padre estaría en un proceso de asilo en Estados Unidos lo que restringe su desplazamiento a Venezuela, además de las limitaciones de viajes asociadas al Covid-19. Si por alguna razón el padre del niño no se presenta para el proceso de custodia, buscarán a un tercero de la familia que pueda tenerlo. Podría quedar bajo un consejo de tutela, para luego gestionar en tribunales que el niño pueda ser trasladado a EE.UU. Lo último que haría el Estado es ponerlo en una casa abrigo.
Las autoridades
Mientras transcurría la evaluación ese 13 de abril, los médicos alertaron al jefe de seguridad de la Clínica, lo que dio paso a una llamada a las autoridades. El arribo de una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), Delegación Municipal Las Acacias, para hacer las indagatorias terminó de aclarar la situación. Fue entonces cuando separaron a la madre del niño, por lo que Carlitos pudo dar su propia versión.
Franlys Indira Aguana Silva no estaba ese día acompañada por la abuela del niño, cosa que tampoco era verdad, pues luego se supo que las abuelas de Carlitos están en Estados Unidos. Se trató de una vecina que la convenció de buscar atención médica para el niño.
Los funcionarios le pidieron a la madre que los llevara al lugar donde ocurrió al accidente del niño, pero su historia carecía de sustento.
Además de Carlitos, Aguana Silva tiene otra hija fruto de una relación que terminó hace unos tres años. Se supo que llevaba un par de meses en una relación con Renan Argenis Flores Pineda, quien aparentemente habría sido el responsable de las golpizas al niño.
En Tulipán, los vecinos no tenían mucho que comentar sobre la situación. A la central de la Policía Municipal de San Diego nunca hubo una llamada que alarma sobre violencia familiar y tampoco hubo alertas ante el Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes. Nadie escuchó algo atípico.
Aguana Silva quedó detenida y los cuerpos de seguridad activaron la búsqueda de Flores Pineda. Sus fotografías con la alerta de “Se busca” circularon por redes sociales señalándolo de agresor de un menor de edad, mientras los operativos de captura se desplegaron.
El 17 de abril se informó que había sido localizado y detenido. El propio Douglas Rico Arias, director del Cicpc, hizo el anuncio. Se divulgó el video de su traslado a la sede policial y se le señaló de ser responsable del ataque a Carlitos.
Para Dixon Pérez, abogado penalista, exponer a una persona a través de redes sociales oficiales y señalarlo de agresor o culpable es someterlo al escarnio público, al odio y a la intolerancia, lo que es penado por la ley. Tal conducta puede generar anarquía, llevar a la colectividad a tomar la justicia por sus propias manos en desconocimiento de la Constitución y las leyes vigentes.
Flores Pineda jugaba para el equipo de softbol Socios de Vargas, cuya organización lo expulsó del equipo tras lo sucedido y expuso públicamente su posición al respecto; pero poco después emitió otro comunicado donde se excusaba por haberlo señalado sin haber una investigación previa y sin haberse esclarecido los hechos.
La Asociación de Softbol del estado Carabobo, por su parte, informó que Flores siempre mantuvo una conducta intachable, algo en lo que coincidieron otras organizaciones deportivas, como la Federación Venezolana de Softbol que apoyó al “10 de Oro”, como es conocido entre sus compañeros. Flores Pineda también vestía la camiseta con el 40 de una liga del softbol del Penal de Tocuyito.
El día de la entrega controlada al Cicpc, circuló por redes sociales un audio donde presuntamente Flores Pineda hablaba de sus conexiones con internos del Penal de Tocuyito y de cómo habría “cuadrado” un abogado, un fiscal y a los funcionarios que lo detendrían.
Tarek William Saab, fiscal general designado por Nicolás Maduro, se refirió a este caso y dijo que el delito a imputar a los involucrados es por «homicidio calificado en grado de frustración». Pero las averiguaciones todavía están en curso. Los expertos que llevan las investigaciones habrían realizado un allanamiento la noche del sábado 18 de abril en el apartamento donde vivía Carlitos para hallar posibles evidencias.
Dixon Pérez añadió que si una persona es señalada de cometer un delito debe ser sometida a un proceso penal y una investigación objetiva e imparcial; y solo cuando exista una sentencia condenatoria y firme se puede decir que es culpable.
Lo que viene
Ya habiendo pasado más de 240 horas desde la detención de Aguana Silva, en principio la audiencia de presentación había sido diferida para el 21 de abril, pero por razones que no han sido precisadas, quedó pospuesta para el próximo martes 28 de este mismo mes. En situación similar se encuentra Renan Flores.
Un abogado consultado estima que en este caso es posible que se haya dado un diferimiento por solicitud de la Fiscalía, con la finalidad de continuar recaudando pruebas y armar la acusación con los elementos probatorios suficientes. Es muy probable que Aguana y Flores sean privados de libertad, pero con las bases suficientes para poder enfrentar la siguiente fase del proceso.
Se trata de un caso complicado y se deben demostrar varias cosas. Además de la evidencia del maltratoa un menor con pruebas médico-forenses para evitar que los señalados queden libres tras la primera audiencia, es preciso determinar la data del maltrato. Si el Ministerio Público determina que hubo maltrato previo, puede desvirtuarse la investigación y beneficiar a una de las partes, lo que podría explicar el diferimiento de la audiencia.
Aunque se contactó a la familia de Flores Pineda, tampoco fue posible obtener su opinión del caso.