En la aldea
18 abril 2024

Del reconocimiento de la FAO en 2012, al Global Nutrition Report 2020

El informe de Global Nutrition Report descalifica prácticamente con su silencio a Venezuela al manejar data obsoleta y hacer mención en dos oportunidades: Una para decir que Venezuela ha disminuido la brecha de obesidad entre hombres y mujeres; y la otra para decir que no está en la vía de alcanzar las metas globales de nutrición. Suena confuso, inconsistente y resta. Además duele, duele a quienes hemos visto morir gente inocente, pero lo que más duele es la indolencia y el silencio de los no tan inocentes que pudieran alzar una voz para calmar el sufrimiento ajeno.

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El aprendizaje en Venezuela ha sido muy duro y largo. En primer lugar, porque hemos tenido que aprender algo que en general es extremadamente difícil: A vivir en retroceso. Me explico, en Venezuela para quienes vivimos las décadas de los ‘70, ‘80, y ‘90 aquí, tuvimos que reinventarnos y aprender una nueva forma de vivir, de entender, de estudiar y de aceptar que de “país rico” ojo nótense las comillas, me refiero al país, pasamos a “pobre”. Qué aprendizaje tan duro, sin embargo, para quienes hemos sobrevivido tiene una parte espectacular, que es nada más y nada menos que la experiencia obtenida al trabajar más duro, mas horas, más que nadie y venciendo todos los obstáculos. Al final solo te hace más fuerte, y afortunadamente en esto somos muchos. Y comienzo por acá, porque son años, ya más de una década trabajando, investigando en el área de nutrición, inequidades sociales, enfermedades crónicas no transmisibles, políticas públicas alimentarias y nutricionales -líneas de investigación de quien escribe- y cuando se investiga, uno tiene una ventaja: Uno entiende, uno llega al “meollo” del asunto en buen criollo.

También es importante explicar que no se investiga solo, se investiga en equipo, y es allí donde ocurre la magia, el equipo nutre, discute, colabora enriquece, y también se da cuenta de lo que ocurre, en consecuencia: Aprende, analiza y concluye. En esta introducción, vale explicar que el 2012, era el año donde todavía investigábamos sobre obesidad en Venezuela, y nos dábamos cuenta del incremento del sobrepeso y obesidad asociados a la inseguridad alimentaria. Es decir, no podemos acceder a alimentos saludables y a una dieta variada y entonces compramos alimentos más baratos y ricos en calorías, base del fenómeno descrito por autores como Popkin y Drewnowski, y en nuestro medio por la muy querida y respetada Dra. Mercedes López de Blanco para explicar los fundamentos del proceso de transición nutricional asociado a la doble carga de la malnutrición (la coexistencia de obesidad con desnutrición en una misma sociedad-comunidad-incluso en una misma familia).

En conclusión, el problema alimentario y nutricional de Venezuela tiene entonces ya más de década y media en curso, y las decisiones tomadas en relación a los programas y políticas no han llegado a satisfacer las verdaderas necesidades de la población.

“En el 2012, el mismo año donde investigábamos sobrepeso y obesidad, y el hambre oculta asociada a ella por la ingesta inadecuada de alimentos, la FAO da un reconocimiento anticipado a Venezuela por cumplir la meta de la reducción a la mitad de las personas con hambre en el país”

Sin embargo, en el 2012, el mismo año donde investigábamos sobrepeso y obesidad, y el hambre oculta asociada a ella por la ingesta inadecuada de alimentos, la FAO da un reconocimiento anticipado a Venezuela por cumplir la meta de la reducción a la mitad de las personas con hambre en el país. Aparte de lo que dirían nuestras abuelas, “no seas pavoso y no celebres anticipadamente”, en aquel momento no había evidencia científica para decir que había una reducción del hambre en Venezuela. El indicador de subnutrición, basado en calorías disponibles en aquel momento, no era suficiente. Tuvimos que pasar toda suerte de inconvenientes: Migraciones por inseguridad alimentaria; muertes por desnutrición; retardo del crecimiento en los niños; abuelos desnutridos; madres lactantes desnutridas; solo por mencionar algunas, en fin, las calamidades propias de una Emergencia Humanitaria Compleja.

Pero, finalmente a partir de 2019 y comienzos de 2020, varios informes de distintas agencias internacionales dieron cuenta de lo que sí ocurre en Venezuela, así pues solo por mencionar tres, el informe del Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional en América Latina y el Caribe 2019;  el informe del Programa Mundial de Alimentos (PMA) sobre Venezuela 2019, publicado en 2020; Evaluación de seguridad alimentaria y el informe de Crisis Alimentarias Globales (FSIN) 2020 comienzan a aclarar la situación de Venezuela. El primero mencionando el aumento de personas subalimentadas en una proporción de cuatro veces más que el trienio anterior; el segundo reportando más de 9 millones de personas viviendo en inseguridad alimentaria moderada y severa; y el tercero ubicando a Venezuela como el cuarto país entre las peores crisis alimentarias del mundo, solo por debajo de Yemen, la República Democrática del Congo y Afganistán. Para nuestra sorpresa y casi en la misma fecha de los otros reportes publicados este año, un nuevo informe llega del prestigioso grupo de Global Nutrition Report, grupo además que cuenta con el soporte de personalidades representantes de la FAO, Unicef, secretaria de salud de diversos países y pare usted de contar.

El título del reporte para este año es: Acciones en equidad para erradicar la malnutrición. Ciertamente el enfoque de vencer las inequidades sociales para erradicar las enfermedades es uno fundamental en estos momentos, no solo para Venezuela, sino a nivel mundial. La equidad, la inclusión, las garantías de Derechos Humanos, el ejercicio de las libertades y la agencia de los individuos, son factores fundamentales para lograr el desarrollo, pero principalmente para que en el camino al desarrollo tengamos una vía factible para lograrlo. En ese camino, hay que identificar los retos, los problemas básicos para darles soluciones asertivas y eficientes.

Pensábamos nosotros en el diagnostico más cercano a la realidad de los informes de la FAO, PMA y FSIN, para observar como el informe de Global Nutrition Report descalifica prácticamente con su silencio a Venezuela al manejar data obsoleta y hacer mención en dos oportunidades: Una para decir que Venezuela ha disminuido la brecha de obesidad entre hombres y mujeres; y la otra para decir que no está en la vía de alcanzar las metas globales de nutrición. Suena confuso, inconsistente y resta. Además duele, duele a quienes hemos visto morir gente inocente, pero lo que más duele es la indolencia y el silencio de los no tan inocentes que pudieran alzar una voz para calmar el sufrimiento ajeno.

IG @nutricionencrisis
Twitter @mherreradef

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