En la aldea
19 abril 2024

🎥Cuarenta años sin John Lennon

El mismo día de su muerte declaró: “Mi carrera no estará terminada hasta que esté muerto y enterrado, y espero que eso pase en mucho, mucho tiempo”. Pocas horas después John Lennon sería asesinado, con apenas 40 años de edad. El mundo hubiera sido un poco mejor si aquella noche del 8 de diciembre de 1980 Lennon se hubiese quedado en casa, en lugar de ir al estudio a terminar la mezcla de un sencillo de Yoko. En “Beautiful Boy (Darling Boy)” nos recuerda que “la vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”.

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José Ignacio Hernández G. | 08 diciembre 2020

John Lennon murió dos veces para mí. La primera, cuando lo asesinaron. La segunda, cuando lo descubrí.

Guardo un recuerdo borroso de cuando asesinaron a John Lennon, aquel 8 de diciembre de 1980, hace cuarenta años. Entonces, mi conocimiento sobre Lennon se limitaba a los dibujos animados sobre The Beatles, que algún canal de televisión pasaba. Lo que fue una conmoción mundial, para mí solo fue, apenas, una noticia que no comprendí del todo.

Pasó el tiempo. En 1989, hurgando en una gavera de refrescos llena de discos polvorientos, encontré algunos discos de The Beatles. Por curiosidad tomé uno al azar. Resultó ser Yesterday and Today, el disco americano publicado en 1966. Fue la primera vez que escuché a The Beatles de manera consciente. A medida que pasaban las canciones (Drive My Car, I’m Only Sleeping, Nowhere Man, And Your Bird Can Sing, Day Tripper,…) descubría un mundo nuevo. Desde entonces, no ha pasado un solo día en el que no vuelva, una y otra vez, a su música.

Al poco tiempo ya tenía toda la colección de discos de The Beatles que se editaban en Venezuela (principalmente, la colección británica). Como buen fanático, tuve que tomar partido sobre cuál era mi Beatle favorito. No me costó mucho tomar la decisión: Era John Lennon. Piezas como Help!, You´re Going to Lose That Girl, In my Life, Strawberry Fields Forever y All You Need is Love se convirtieron en mis favoritas

Mi decisión estuvo influenciada por el documental de Andrew Solt, Imagine: John Lennon, editado un año antes y que, no sin pocos esfuerzos, pude ver en 1989. El disco doble, con el autorretrato de John en la portada, fue una puerta de entrada para la carrera en solitario de John Lennon.

Y allí John Lennon volvió a morir, esta vez, para mí. Ese año Paul McCartney había sacado un nuevo disco, Flowers in the Dirt, su retorno al mundo musical luego de una década ciertamente inestable. Cloud Nine, de George Harrison, había sido editado dos años antes, y RingoStarr estaba ensamblando su proyecto del All-Starr Band. Pero de Lennon ya no sería posible, nunca más, escuchar una nueva canción.

Esto llevó a volcarme a los discos en solitario de Lennon, que si apartamos los de contenido experimental, son (apenas) ocho. De todos ellos, el que más me gustó es Double Fantasy, su último disco, editado un mes antes de su muerte. Luego de leerme algunas biografías de Lennon -mi fanatismo ha sido ilustrado- comprendí que aquel disco no solo fue el regreso de Lennon al mundo musical, sino también, la muestra de que finalmente había logrado hacer las paces consigo mismo, luego de la turbulencia de la beatlemanía.

Desde Help!, de 1965, Lennon había buscado desesperadamente ayuda. Lo intentó todo. Luego del nacimiento de Sean -su segundo hijo, pero el único que tuvo con Yoko Ono– se recluyó en su apartamento en el Dakota de Nueva York. Pasaba el tiempo horneando pan y cuidando a Sean, mientras seguía buscando el equilibrio en su vida. Hasta que, en junio de 1980, y luego de un viaje en velero desde Rhode Island hasta Bermuda, tuvo una especie de revelación, en la que se reencontró consigo mismo y con la música. Volvió a tocar guitarra y a componer. En el Jardín Botánico de Bermuda, paseando con Sean, vio una Freesia que le dio título al que sería su último disco de estudio.

Las letras de las canciones de Lennon en Double Fantasy reflejaban el equilibrio que había finalmente logrado. En (Just Like) Starting Over, Lennon le canta a Yoko que “el tiempo vuela muy rápido”, pero que su amor es una invitación a “comenzar de nuevo”. A Sean le compuso Beautiful Boy (Darling Boy), que refleja no solo el amor de todo padre por sus hijos, sino también, la impaciencia por verlos crecer:

“En el océano navegando lejos
apenas puedo esperar
para verte crecer,
pero supongo que los dos tenemos que ser pacientes
porque es un largo camino por recorrer,
un trayecto muy duro para avanzar”

No dejaba de ser irónico que poco después de escribir sobre su intención de comenzar de nuevo y recorrer un largo camino con su hijo, Lennon fuera asesinado.

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Mi frustración solo creció cuando descubrí, en mi investigación bibliográfica, que el mismo día de su muerte Lennon declaró que “mi carrera no estará terminada hasta que esté muerto y enterrado, y espero que eso pase en mucho, mucho tiempo”. Pocas horas después Lennon sería asesinado, con apenas cuarenta años.

Para tratar de entender lo que había pasado, leí The Catcher in the Rye, de J. D. Salinger, que el asesino de Lennon tenía en sus manos, y que incluso usó durante su juicio para tratar de explicar lo que había hecho. Nunca logré encontrar explicación alguna entre aquel evento y las vivencias de Holden Caulfield. Hay ciertas cosas que, simplemente, no pueden explicarse, o quizás, no pueden entenderse.

Así lo señaló Gabriel García Márquez, al escribir el 16 de diciembre de 1980 un artículo para El País, en el cual reflexionó sobre el absurdo asesinato de Lennon:

“En un siglo en que los vencedores son siempre los que pegan más fuerte, los que sacan más votos, los que meten más goles, los hombres más ricos y las mujeres más bellas, es alentadora la conmoción que ha causado en el mundo entero la muerte de un hombre que no había hecho nada más que cantarle al amor”

Ese fue el legado de Lennon. La música de The Beatles, como resume All You Need is Love, fue esencialmente un canto al amor -una de las palabras más repetidas en sus letras-. De hecho, como cantaron en The Word, esa era la palabra. Así lo resumió Lennon en Imagine (1971), considerada una de las mejores canciones de la música popular. En un mundo donde las diferencias llevan a guerras y desencuentros, Imagine es un testimonio de la importancia de reconocernos unos a otros. Pues como Lennon dijo en Mind Games (1973), el amor es la respuesta

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También Lennon dejó, en sus letras, frases de gran sentido común. Lennon nació y se crio en Liverpool, que como todo puerto, es lugar de encuentro de diversas culturas que sobrellevan las limitaciones del lenguaje a través de refranes. Quizás por ello las letras de Lennon están llenas de frases cortas de gran sentido común. “Vivir es fácil con los ojos cerrados, confundiendo todo lo que ves”, cantó en Strawberry Fields Forever (1967). La frase, por cierto, da título a la hermosa película de David Trueba, de 2013, que narra el encuentro -en 1966- de un profesor español con Lennon, mientras este filmaba en AlmeríaHow I won the War.

Su último disco está llenó de esas frases. En Beautiful Boy (Darling Boy), nos recuerda que “la vida es lo que te sucede mientras estás ocupado haciendo otros planes”. En Watching the Wheels, habla de quienes solo formulan preguntas perdidos en su confusión, cuando en realidad “no hay problemas, solo soluciones”.

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El mundo hubiera sido un poco mejor si aquella noche del 8 de diciembre de 1980 Lennon se hubiese quedado en casa, en lugar de ir al estudio a terminar la mezcla de un sencillo de Yoko. Pero como él mismo dijo, la vida es lo que sucede cuando estás liado en otras cosas. Nos queda su legado, pero sobre todo, su música.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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