“La primera Serie del Caribe será recordada por muchos años como la materialización del sueño de los líderes del beisbol de Cuba, Panamá, Puerto Rico y Venezuela”, declaró George Trautman, presidente de la National Association of Professional Baseball Leagues (NAPBL) de los Estados Unidos de América, luego de finalizado el evento histórico de 1949 que concluyó con la victoria del equipo cubano Alacranes de Almendares.
Trautman tenía razón. Aún hoy saboreamos los frutos de aquella iniciativa que, si bien ha atravesado diversas dificultades, de alguna manera ha sabido encontrar el camino para que cada febrero se celebre una edición más.
Venezuela experimentaba en aquel año los inicios de una nueva dictadura, luego del derrocamiento de Rómulo Gallegos en noviembre de 1948. La mayor parte de 1949 transcurrió bajo un régimen de suspensión de garantías constitucionales, persecuciones y exilios. En medio de todo esto el béisbol, como siempre, siguió su rumbo. El 12 de febrero el Cervecería conquistó su segundo campeonato en un juego decisivo contra el Magallanes, y ganó el derecho a representar al país en la primera Serie del Caribe. Meses después, el 19 de abril de ese año, se iniciaba la construcción del Estadio Universitario de la Universidad Central de Venezuela, obra de gran impacto para la pelota local. Y así llegó el 12 de octubre, día inaugural de la temporada 49-50 de la Liga Venezolana de Béisbol Profesional (LVBP), campeonato que agitaría una vez más las aguas del béisbol local.
El Cervecería Caracas venía de conquistar los dos últimos campeonatos, luego de haber quedado subcampeón en los dos primeros. Había hecho todo esto con su plantilla “puros criollos”. El dominio de los lupulosos seguía en aumento, y el nuevo torneo empezó con una cadena de 14 victorias al hilo para el Caracas. La liga decidió tomar acciones para hacer el evento más competitivo -“Aymara… tú entiendes”- y amplió el cupo máximo de importados permitidos por equipo. El efecto fue inmediato. El Magallanes pescó figuras extranjeras que fortalecieron los puntos débiles en su roster, y jugó sustituyendo estas piezas de manera estratégica durante el torneo. Por sus filas pasaron a lo largo de la temporada un total de diez norteamericanos y cuatro cubanos. Estos players, unidos a figuras locales como Vidal López, Chucho Ramos, y un muchacho que debutó en esa zafra y que se hizo acreedor del título novato del año, nada más y nada menos que Luis “Camaleón” García, hicieron que “una perturbación en la fuerza, todos sintieran” (espero lo haya leído visualizando a su maestro Yoda), y pronto fueron los Turcos quienes comenzaron a ganar todos los encuentros.
El 9 de febrero de 1950 en el Estadio Cerveza Caracas de San Agustín, el equipo Magallanes dirigido por el mánager-jugador cubano Lázaro Salazar, blanquea al Caracas seis por cero con labor completa del pícher norteamericano Melvin “Sudafrío” Himes, para asegurar su primera corona de la LVBP. Esa fue la cuarta victoria de Himes a expensas del Caracas en aquella temporada. Si tal cosa hubiese ocurrido en estos tiempos al estadounidense, en lugar de “Sudafrío”, le hubiesen apodado el “domador de leones”.
El paisano de Himes y estrella de las Ligas Negras -y pronto jugador de las Grandes Ligas-, Jim Pendleton, conquistó el campeonato de bateo con promedio de 387. El muchachote de Barlovento, Vidal López, se alzó con el título de empujadas (43) y terminó empatado con el toletero de Sabios de Vargas y jugador de las Ligas Negras, Howard Easterling, en el liderato de vuelacercas con 9. El mánager Salazar hizo también su parte desde la lomita, interviniendo en ocho encuentros y dejando un registro de cuatro victorias y una derrota. El Caracas, por su parte, terminó segundo en el torneo.
Magallanes, para alegría de su propietario Don Carlos Lavaud y de su extensa fanaticada, había ganado el primer tan ansiado título y con ello el derecho a representar a Venezuela en la II Serie del Caribe a disputarse del 21 al 26 de febrero de 1950 en San Juan de Puerto Rico. Para ello, los eléctricos incorporaron como refuerzos a sus filas a tres lanzadores, un receptor, un campocorto y un jardinero: Los cubanos Gilberto Valdivia (C) y Carlos “Sandy” Ulrich (P) de Patriotas de Venezuela; el “Chico” (SS) y el “Patón” Carrasquel (P) del Cervecería, el “Dumbo” Fernández (P) también del Cervecería, y Howard Easterling (OF) de Sabios de Vargas.
Poco antes de viajar a Puerto Rico, la esposa de Lázaro Salazar falleció en la ciudad de Caracas. El trágico acontecimiento obligó a Vidal López a tomar las riendas del equipo durante la justa caribeña. Ya López había dirigido al Magallanes como mánager-jugador en los finales de las temporadas 46-47 y 48-49, en sustitución de Quincy Trouppe y de Manuel “Chivo” Capote, respectivamente.
El 21 de febrero se inauguró la Serie en el Estadio Sixto Escobar de la ciudad de San Juan con la participación de Alacranes del Almendares por Cuba, Criollos de Caguas por Puerto Rico, Carta Vieja por Panamá, y Magallanes por Venezuela. Los cubanos llegaron a la isla como los grandes favoritos para revalidar el título alcanzado el año anterior. Los boricuas, por su parte, compartían el favoritismo con el Almendares dada la sólida plantilla que presentaban y por su condición de locales. Mientras tanto, Carta Vieja de Panamá lucía como la cenicienta del torneo a pesar de contar en con una nómina repleta de peloteros norteamericanos, con la excepción de un canadiense y solo dos panameños. Esta peculiaridad llevó al resto de los equipos a apodarlos “los Yankees”.
El día inaugural se enfrentaron a primera hora Carta Vieja y Magallanes. En este primer encuentro, el Magallanes venció por la mínima diferencia (3-2) al Carta Vieja. Ulrich por los Turcos y el zurdo Scantlebury por los del Canal, lanzaron cada uno los nueve inning por sus divisas. A segunda hora, Puerto Rico venció a Cuba una por cero con las soberbias actuaciones de Dan Bankhead por el conjunto boricua y Conrado Marrero por los cubanos -algo inusual que el anfitrión no inicie la gesta jugando contra la novena considerada como la más débil-.
Panamá ganó su segundo encuentro también por la mínima diferencia (4-3) ante los Criollos de Caguas, con juego completo desde la lomita para el canadiense Jean-Pierre Roy. Magallanes enfrentó ese segundo día al Almendares y cayó derrotado en otro encuentro ajustado (2-1).
En la tercera fecha del torneo se enfrentaron a primera hora Carta Vieja y Almendares. Los de Cuba dominaban el encuentro 8 por 7 cuando el equipo panameño les montó una emboscada en la novena entrada para anotar dos carreras y vencer al favorito de la contienda con pizarra de 9 por 8. Magallanes jugó a segunda hora contra el Caguas y corrió con la misma suerte que los Alacranes. En un duelo de lanzadores que ganaba el conjunto venezolano 1 por 0 en la novena entrada, la estrella de las Ligas Negras, Wilmer Fields, la sacó del parque con uno en base para dejar en el terreno a los Eléctricos. Magallanes caía derrotado una vez más por la mínima diferencia (2-1).
Terminaba así la primera vuelta del torneo con la inesperada actuación del Carta Vieja que marchaba igualado con Criollos con balance de 2-1, seguidos por Cuba y Venezuela con 1-2. Sin embargo, aún quedaban tres jornadas por delante en las que ya nadie subestimaría a los del istmo.
Al inicio de la segunda vuelta se producen las primeras pizarras con más de una carrera de diferencia. A primera hora Carta Vieja venció a Magallanes 4 por 2 con un ataque tempranero al pícher abridor, el veterano “Patón” Carrasquel. Luego, Criollos de Caguas apaleó al Almendares 6 por 1, en un encuentro en el que la novena cubana permitió doce inatrapables y cometió cuatro pecados.
En la penúltima fecha el Almendares comete de nuevo cuatro errores a la defensiva, pero consigue ligar de manera oportuna y, con nueve inatrapables, aprovecha el descontrol de los lanzadores del Magallanes para anotar nueve rayitas y derrotarlos 9 por 5. En el segundo encuentro del día los panameños vuelven a sorprender a Caguas y los vencen con facilidad cinco carreras por una, con labor completa del lanzador norteamericano de 1,75 metros de estatura, Tony Jacob, que se las arregló para abanicar a nueve rivales.
Así llegó el día final del torneo, con un Carta Vieja que exhibía balance de 4 victorias y una derrota, seguidos por el conjunto boricua con 3-1, y las novenas cubanas y venezolanas ya eliminadas con balance de 2-2 y 3-1, respectivamente. Al equipo panameño le bastaba vencer al Almendares o que Magallanes derrotara al representante de Puerto Rico para titularse campeón. Sucedió exactamente lo contrario. Los Alacranes le colgaron nueve cerosa Carta Vieja y Caguas venció a Magallanes tres por dos. Las novenas del Canal y de la isla bonita quedaron igualados cada uno con cuatro triunfos y dos reveses, obligando a un juego extra el día siguiente.
Mientras tanto, Almendares y Magallanes regresaron a casa con las alforjas vacías. No obstante, uno de los jugadores de Venezuela podía reclamar haber salido victorioso de la isla. Vidal López, un soltero empedernido, declaró que intentaron detenerlo durante su permanencia en Puerto Rico bajo el cargo de ruptura de promesa matrimonial. Vidal había jugado en la isla boricua en los años 1939, 1941 y 1942. Durante ese período, el jugador le prometió a una muchacha que se casaría con ella. El muchachote de Barlovento, que una vez declaró que el matrimonio le gustaba como el boxeo: “Desde afuera”, jamás cumplió la promesa. Al parecer la joven y sus familiares no olvidaron el desplante y en 1950, una década después, le esperaron con la sorpresa de la demanda, de la que López se pudo zafar.
Quienes sí permanecieron un día más en la isla fueron los del Carta Vieja. El 27 de febrero de 1950, el Sixto Escobar de San Juan de Puerto Rico se abarrotó de fanáticos que esperaban ver al equipo local, Criollos de Caguas, titularse campeón de la Serie. Ese día, en un estadio construido para albergar a 10.000 fanáticos se apilaron 12.000 almas. Sin embargo, el Carta Vieja tenía otros planes y arruinó el día para los boricuas. Con pizarra de 9 por 3, el equipo panameño dio cuenta del Caguas y se alzó con la II Serie del Caribe de 1950. La cenicienta se convirtió en soberana.
Este torneo significó la única corona del Caribe conquistada por un equipo de Panamá hasta que los Toros de Herrera lo consiguieran en 2019, en el regreso del país centroamericano a este torneo desde su última participación en 1960, cuando se cerró lo que se conoce como la primera etapa de la justa. Como dato curioso, los Toros de Herrera fueron invitados a última hora a la Serie de 2019 en la que, por cierto, también eran considerados la cenicienta.
El Magallanes finalizó último en 1950. Sin embargo, de los seis juegos disputados ganaron uno, y tres de las cinco derrotas fueron por la mínima diferencia en duelos cerrados. Quizás la clave para el desastre estuvo en el picheo. Para muestra, el liderato de boletos otorgados recayó sobre Melvin “Sudafrío” Himes, que más que sudar frío parece haberle caído la gota fría que le llevó a otorgar 12, se lee doce, bases por bolas en la Serie. La defensa de los Turcos cometió también 10 errores, lo que suma como explicación al desafortunado balance. Eso sí, en este departamento ningún equipo estuvo siquiera cerca de los cubanos, que acumularon la impresionante cifra de 19 pecados durante el torneo, y al bate dejaron un pobre promedio colectivo de 204. ¡Óyeme, tú!
A continuación, el roster completo del Magallanes y del campeón Carta Vieja en la Serie del Caribe de 1950
Magallanes
Johnny Ritchey (C); Gilberto “Chino” Valdivia (C); Jesús “Chucho” Ramos (1B); Pete Coscarart (2B); Luis “Camaleón” García (3B); Alfonso “Chico” Carrasquel (SS); Alfredo González, Humberto “Pipita” Leal, Jim Pendleton (OF); Félix “Tirahuequito” Machado (OF); Howard Easterling (OF); Lloyd Davenport (OF); Nicolás “Zamurito” Bermesia (OF), y Vidal López (OF).
Lanzadores: Santiago Ulrich; Melvin Himes; Terry McDuffie; Bob Griffith; Alejandro “Patón” Carrasquel; Theolic “Fireball” Smith; Ramón “Dumbo” Fernández, y Domingo Barboza.
Manager: Vidal López.
Carta Vieja
Receptores: Stan Andrews (C); Roy Easterwood (C); Bobby Reid (1B); Forrest Jacobs (2B); Joe Tuminelli (3B); Al Leap (SS); Dale Lynch (OF); Thad Cieslack (OF); Wayne Blackburn (OF).
Lanzadores: Pat “Lord” Scantlebury; Chet Brewer; John Miken; Dick Burgett (también jardinero); Jean-Pierre Roy; Tony Jacobs; John Fitzgerald; Frank “Binbin” Austin, y Pete (Woe) Wojciechowski.
Manager: Wayne Blackburn.