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03 mayo 2024

El Béisbol en Venezuela: La primera Serie del Caribe

El 20 de febrero de 1949 los jugadores de los equipos Indios de Mayagüez, Spur Cola Colonites, Alacranes del Almendares y Cervecería Caracas -campeones de Puerto Rico, Panamá, Cuba y Venezuela, respectivamente-, desfilaron en La Habana e izaron las banderas de sus países en la ceremonia inaugural de la primera Serie del Caribe. George Trautman lanzó la primera bola. El torneo se jugó bajo el formato de dos rondas todos contra todos. La única carrera del Caracas se produjo con el batazo de cuatro esquinas de Dalmiro Finol, que quedó registrado como el primer vuelacerca de la Serie del Caribe.

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La nueva Constitución de 1947 y las primeras elecciones universales, directas y secretas en Venezuela, se unían a los grandes cambios que experimentaba el país en la vertiginosa década de los cuarenta. El 14 de diciembre de ese año, Rómulo Gallegos fue electo presidente de los Estados Unidos de Venezuela con 871.752 votos (74,5%), contra 262.204 alcanzados por Rafael Caldera (22,4%), y 36.514 obtenidos por Gustavo Machado del PCV (3,1%). Cesaban así las funciones de la Junta Revolucionaria de Gobierno presidida por Rómulo Betancourt a raíz del golpe de Estado que dos años atrás había desplazado del poder a Isaías Medina Angarita.

En cuanto al béisbol, las cosas no podían marchar mejor. La joven Liga Venezolana de Beisbol Profesional culminó con éxito su segunda temporada, en la que los Sabios del Vargas levantaron una vez más la corona, y en la que el Cervecería Caracas, con su plantilla de puros criollos, se quedaba de nuevo con el subcampeonato.

En diciembre de ese año 1947, días antes de la elección en Venezuela, se produjo en Miami la reunión de la National Association of Professional Baseball Leagues (NAPBL) -desde 1999 Minor League Baseball (MiLB)-, instancia que desde 1902 ha regido los acuerdos y normas de las ligas menores de los Estados Unidos de América, y que a su vez mantiene acuerdos sólidos con la Major League Baseball (MLB). La urgencia por regular las relaciones entre las ligas invernales del Caribe y las de la tierra del Tío Sam llevó a representantes del béisbol organizado de Panamá, Puerto Rico y Venezuela, a reunirse en Miami con el fin de firmar con la National Association un acuerdo similar al que ya en julio de ese año habían sellado los cubanos. Con el acuerdo, la contratación de jugadores del sistema norteamericano por parte de equipos de estas cuatro ligas del Caribe quedaba regulada, así como también la protección y el respeto entre los clubes de estos países latinoamericanos en lo concerniente a la firma y negociación de sus jugadores, además de abrir las puertas de la región a las organizaciones de las Grandes Ligas para el establecimiento de granjas de formación de peloteros.

“Enrique ‘Conejo’ Fonseca, el último sobreviviente del Mundial del ‘41, nos dejó el pasado 10 de diciembre de 2020, con 102 años. Ahora todos pueden uniformarse en el cielo y jugar una revancha más”

La reunión en Miami podría considerarse el embrión de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe (CBPC), fundada de manera formal cuatro meses después cuando, entre el 8 y 9 de abril de 1948, representantes de Panamá, Puerto Rico y Cuba, se encontraron en el Hotel Sevilla de La Habana y acordaron crear esta instancia que agrupara a sus ligas profesionales, extendiendo la invitación a Venezuela que pronto aceptó unirse a la iniciativa. En esa reunión estuvieron presentes Robert Finch, delegado del comisionado de las Grandes Ligas; George Trauman, presidente de la NAPBL; Rafael Inclán, presidente de la liga cubana; los accionistas de los cuatro equipos cubanos, Almendares, Habana, Cienfuegos y Marianao; y Eduardo Santiago y José Jaín por Puerto Rico y Panamá, respectivamente.

En este primer encuentro en La Habana se planteó la realización de un torneo entre los campeones de Cuba y Puerto Rico, al que llamarían la Pequeña Serie Mundial del Caribe. Sin embargo, en una segunda reunión realizada los días 21 y 22 de agosto de 1948 en el Hotel Nacional de Cuba, y a la que asistió Venezuela, se retoma la idea original que Óscar “El Negro” Prieto y el presidente de la Liga Venezolana, Pablo Morales, habían presentado meses antes en la reunión de Miami: Un torneo entre los campeones de las ligas del Caribe, instancia esta que, años después, recibiría en su Pabellón de la Fama a un jugador que para el momento tenía apenas dos meses de haber nacido en Ocumare de la Costa, estado Aragua, pero que estaba predestinado a convertirse en Rey: David Ismael Concepción.

La idea del torneo de campeones de las ligas invernales había sido bien recibida en su momento en el evento de La Florida, como lo deja ver la nota de Edgar G. Brands del 10 de diciembre de 1947 en The Sporting News:

El prospecto de una Serie Mundial Panamericana entre los campeones de Panamá, Puerto Rico, Venezuela y Cuba, cuyos detalles están aún por trabajarse, surgió como resultado del encuentro de representantes de estos países y la National Association aquí en Miami”.

El trabajo se asumió con entusiasmo y en poco tiempo la primera Serie del Caribe era una realidad. Al finalizar los siguientes campeonatos de las ligas de invierno de los países miembros de la Confederación, la voz de playball se escuchó en el Gran Stadium del Cerro, en La Habana -que al abrir sus puertas tres años atrás había pasado a ser el mejor estadio de la Isla, honor que hasta ese momento ostentaba el mítico Estadio La Tropical-, sede inaugural de la justa. ¿Y cómo no iba a ser Cuba el primer anfitrión del torneo naciente? En aquellos tiempos el peso de la liga cubana, la más antigua y de mayor nivel y desarrollo en el área, era indiscutible. De hecho, la Isla fue el eje del movimiento alrededor del cual la Confederación cobró vida, cuya presidencia recayó sobre los hombros del mismo presidente de la liga cubana, Rafael Inclán, que ostentó el cargo hasta 1960 cuando el país insular abandonó la organización luego de que Fidel Castro prohibiera los equipos profesionales.

Y hablando de dictaduras, a finales de 1948 Venezuela estrenaba, una vez más, su propio gobierno autoritario. En noviembre de ese año, los rumores de un golpe militar contra el gobierno de Gallegos se hicieron realidad cuando Carlos Delgado Chalbaud, ministro de la Defensa, junto a los mayores Marcos Pérez Jiménez y Luis Felipe Llovera, derrocaron a Gallegos y tomaron el poder. Menos de un año había durado el sabor a democracia y libertad. Y tendría que pasar una década entera para volver a sentirlo.

En todo caso, el 20 de febrero de 1949, tres meses después del golpe a Gallegos, los jugadores de los equipos Indios de Mayagüez, Spur Cola Colonites, Alacranes del Almendares y Cervecería Caracas -campeones de Puerto Rico, Panamá, Cuba y Venezuela, respectivamente-, desfilaron en La Habana e izaron las banderas de sus países en la ceremonia inaugural de la primera Serie del Caribe. El estandarte de la Confederación fue elevado por Walter Mulbry, representante de la Oficina del Comisionado de la MLB. Acto seguido, George Trautman lanzó la primera bola del torneo. Las Grandes Ligas extendían sus dominios hacia el Caribe, realidad que no ha hecho otra cosa que acentuarse año tras año.

El torneo se jugó bajo el formato de dos rondas todos contra todos, con Cuba y los boricuas como favoritos. Quien terminara primero en la tabla de clasificación sería proclamado campeón del evento. El primer juego lo protagonizaron Puerto Rico y Panamá. Los del istmo se llevaron la victoria en un encuentro que tuvo que ser truncado en el octavo inning por el tiempo que había durado su desarrollo, y para dar oportunidad a que se efectuara la segunda tanda de la jornada entre el Cervecería y el Almendares, en la que los cubanos derrotaron con facilidad al club venezolano con pizarra de 16 por 1. La única carrera del Caracas se produjo con el batazo de cuatro esquinas de Dalmiro Finol, que quedó registrado como el primer vuelacerca de la Serie del Caribe. Adivinen quién fue el pícher del duelo… sí, Conrado Marrero, quien una vez más pudo enfrentar a varios de aquellos rivales de la Serie Mundial Amateur del ‘41.Para ser más exactos, a los siguientes ocho: Dalmiro “El Ovejo” Finol; Ramón “Dumbo” Fernández; Héctor Benítez “Redondo”; Julio Bracho; Daniel “Chino” Canónico; Enrique “Conejo” Fonseca; Luis Romero Petit; y al ahora manager José Antonio Casanova. Aquellos protagonistas del ‘41, del nacimiento de la LVBP y de la Serie del Caribe, parecen todas leyendas lejanas. Pues bien, el cubano Marrero falleció hace apenas seis años a la edad de 102, mientras que el “Conejo” Fonseca, el último sobreviviente del Mundial del ‘41, nos dejó el pasado 10 de diciembre de 2020, también con 102 años. Ahora todos pueden uniformarse en el cielo y jugar una revancha más.

Regresemos a la Serie del Caribe del ‘49. El equipo cubano no tuvo problemas para llevarse el torneo, ganando todos y cada uno de los encuentros disputados. El Cervecería Caracas, que luego de quedar subcampeón en las dos primeras temporadas de la LVBP había ganado el derecho a representar a Venezuela luego de haber conquistado su segundo campeonato en fila (tercera y cuarta temporada de la LVBP), terminó segundo en la Serie con récord de 3 victorias y 3 derrotas, siempre bajo el mando de José Antonio Casanova y con su plantilla de puros criollos. El Spur Cola de Panamá terminó tercero con balance de 2 y 4, mientras que Puerto Rico ocupó el último lugar con un juego ganado y cinco perdidos.

Como dato curioso, el líder bate del torneo fue Al Gionfriddo (533), del Almendares, quien había jugado con Jackie Robinson en los Dodgers de Brooklyn cuando el player afroamericano debutó en la Gran Carpa y rompió la barrera racial. Ese año, 1947, Gionfriddo participó en la Serie Mundial contra los Yankees de Nueva York, siendo protagonista con una atrapada de feria mientras jugaba como reemplazo en el jardín izquierdo: El norteamericano le robó un imparable por la raya de cal a Joe DiMaggio con dos en base. La jugada fue clave para el partido, ya que la Serie estaba 3-2 a favor de los de la Gran Manzana y el juego se encontraba 8 por 6 en la sexta entrada, que terminó siendo el score final. Aquel día Gionfriddo salvó a los de Brooklyn, en lo que resultó ser su último encuentro como jugador de las Grandes Ligas. El día siguiente, los Yankees ganaron el séptimo de la serie: Al no vio acción, y fue bajado a las menores para no volver nunca más. Año y medio después, Gionfriddo se convirtió en el primer jugador en haber participado tanto en una Serie Mundial de la MLB, como en una Serie del Caribe.

El torneo caribeño resultó un éxito y continuó celebrándose año tras año de manera ininterrumpida, rotando sedes y respetando la secuencia: Cuba, Puerto Rico, Venezuela y Panamá, hasta 1960 cuando se suspende por diez años para regresar en 1970 y, sorteando momentos difíciles en el plano financiero, mantenerse hasta el presente con una sola interrupción en 1981 debido a una huelga de peloteros.

La Serie Interamericana, torneo anual organizado en Caracas desde 1946, y que contaba con la participación de equipos invitados de los Estados Unidos de América, México, Cuba y Venezuela, fue la inspiración para la propuesta que Prieto y Morales llevaron a la reunión en Miami. Con la creación de la Serie del Caribe, el torneo de Caracas perdió empuje y terminó desapareciendo en 1950. Algunos hijos devoran a sus padres. Sin embargo, luego de la interrupción de la Serie del Caribe a partir de 1961, la idea de la Serie Interamericana fue rescatada con la participación de equipos de Puerto Rico, Panamá, Nicaragua y Venezuela. El torneo se jugó durante cuatro años, para desaparecer de manera definitiva en 1965.

Para finalizar, quizás usted se pregunte por qué el movimiento de finales de los cuarenta que condujo a la fundación de la Confederación de Béisbol Profesional del Caribe tuvo dos grandes ausentes: México y República Dominicana. Pues bien, la liga mexicana se encontraba en ese momento en conflicto con el sistema del béisbol organizado en los Estados Unidos, a raíz de la cruzada de Jorge Pasquel Casanueva por captar peloteros de la MLB y hacerlos desertar hacia la liga azteca. La República Dominicana, por su parte, se encontraba en aquellos años bajo la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo, quien en su afán por apoderarse del béisbol terminó destruyendo la liga profesional dominicana a finales de los años treinta, que no retomó su camino sino hasta 1951.

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