En la aldea
23 abril 2024

Jhonn Zerpa / AFP

La “fórmula secreta” de las gotas milagrosas de Maduro lleva tomillo y embuste

He aquí la ficha técnica de la medicina contra el Covid-19 que el Gobierno quiso mantener oculta para que nadie se la plagiara. A los investigadores serios les produce desde risa hasta dudas porque no ha pasado por las tres fases de ensayo obligatorias ni revista científica alguna ha publicado los resultados de semejante descubrimiento, el tercero que Maduro anuncia para derrotar al coronavirus.

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Elizabeth Fuentes | 29 enero 2021

El ridículo planetario que ha hecho Nicolás Maduro sobre una supuesta  medicina milagrosa para erradicar el Covid-19 se ha estrellado bajo el microscopio de la realidad. Los pasos de la investigación así como los ingredientes básicos, develados en la ficha técnica de Carvativir -que aquí publicamos-, revela que su descubrimiento ha sido sometido a muy escasos ensayos con seres humanos y que la presunta aprobación de la Food and Drug Administration (FDA) fue sólo para uno de sus ingredientes, el Thymol, un aceite proveniente del tomillo y que años atrás fue autorizado como repelente contra los zancudos.

Esta es la tercera vez que Maduro hace el mismo anuncio pero con distintas medicinas. El 25 de octubre del año pasado reveló “el histórico hallazgo  logrado por el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), al confirmar que la molécula DR-10 es efectiva para aniquilar el 100% del Covid-19 en los pacientes afectados, lo que sería una posible cura para la enfermedad”.

Para entonces, Maduro aseguró que esa molécula se usaba como tratamiento contra la hepatitis C, el virus del papiloma humano (VPH), y el Ébola, así como otras enfermedades. Y que el IVIC realizó durante seis meses un estudio que dio como resultado la anulación del SARS-CoV-2 “sin ningún tipo de toxicidad que afecte las moléculas sanas para generar efectos colaterales negativos”.

Tal como ahora con sus gotas milagrosas, Maduro aseguró entonces que “en los próximos días se procederá a construir la ruta para, a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ratificar los resultados obtenidos por el IVIC”. Asunto que aún no sabemos en qué culminó, como quizás ocurra con las “gotas milagrosas”, unas que difícilmente obtendrán ninguna aprobación de la OMS porque, como se observa en la ficha técnica del Carvativir, el medicamento que “neutraliza el Covid-19 en un 100% al usarlo cada cuatro horas”, no ha pasado por ninguna de las tres fases de ensayo como lo exige la comunidad científica. Algo que hasta el propio Maduro  debería saber porque basta recordar que, en septiembre del año pasado, le ofreció a Rusia2.500 voluntarios nacionales para que participaran gratuitamente en la Fase III de ensayos de la vacuna rusa, cuando por esa misma actividad las farmacéuticas norteamericanas pagan una buena suma en dólares a cada voluntario, valga el detalle.

En marzo del 2020, Maduro también calificó como de “infalible contra el coronavirus y más” un remedio que le recomendó un naturista. En cadena nacional dijo que estaba “trabajando en eso”, la elaboración de un brebaje que consistía en mezclar malojillo, sauco, jengibre, pimienta negra, conchas de limón y miel de abeja… se hace un preparado que el (médico) dice que tiene cualidades antibióticas naturales”. Dos barbaridades por decir lo menos y no solamente por razones científicas sino porque todos los ingredientes que se necesitan son carísimos para la Venezuela que él dice gobernar, y porque de nada serviría tomárselo porque su “médico” le aseguró que eso tenía cualidades antibióticas y resulta que el Covid-19 no es una bacteria sino un virus. Lo que ratifica el viejo dicho de que la ignorancia es audaz.

“Tan polémico como el supuesto descubrimiento del Carvativir es el interés de Maduro en mantener en la clandestinidad el nombre de la ‘mente brillante’ que llevó a cabo la hazaña” (Foto: Jhonn Zerpa / AFP).

Pero tan polémico como el supuesto descubrimiento del Carvativir es el interés de Maduro en mantener en la clandestinidad el nombre de la “mente brillante” que llevó a cabo la hazaña y el afán de “proteger su integridad”, como si se tratara de un narcotraficante. Algo realmente irrisorio para la comunidad científica donde el nombre de un investigador no solo puede  llegar a formar parte del glosario cotidiano -el Bacilo de Koch, por ejemplo- sino que el reconocimiento planetario a su trabajo lo podría catapultar no solo hasta el Olimpo del Premio Nobel, como ha sido el caso de muchos, que han recibido  ganancias extraordinarias gracias a su trabajo. Basta con revisar la lista de nuevos millonarios surgidos el año pasado a raíz de la pandemia, para notar que la mayoría son médicos y científicos, como lo señaló la revista Forbes.

O recordar el caso de los investigadores Luc Montagnier y Robert Gallo, peleados para siempre porque ambos se atribuían la autoría de haber aislado el virus del Sida, lo que les generó reconocimiento internacional y muchísimo dinero.

En España, por mencionar un ejemplo reciente, la empresa PharmaMar  anunció -como Maduro- el descubrimiento de plitidepsina, un antiviral eficaz que funciona contra la mutación del Covid-19. Con la ligera diferencia de que esta investigación fue publicada por la prestigiosa revista Science, y allí se demuestra que el fármaco de la empresa española posee una actividad superior 27 veces a la del Remdesivir. Y si bien las pruebas del laboratorio han sido solo en roedores, dos reconocidos científicos, con nombre y apellido, son quienes avalan el descubrimiento: Adolfo García-Sastre, virólogo y codirector del Instituto de Salud Global en el Hospital Mount Sinai de Nueva York; y Nevan Krogan, biólogo molecular canadiense y profesor en el Departamento de Farmacología Celular y Molecular de la Universidad de California en San Francisco

De modo que en ningún caso, en ningún país y bajo ningún concepto, los investigadores permanecen en el anonimato para cuidar su integridad.

Quizás por eso la Academia Nacional de Medicina emitió un comunicado banalizando lo dicho por Maduro, al señalar que no se trataba de ninguna novedad: “Se supone que es un derivado del tomillo con el nombre químico de 2-metil-5-(1-metiletil)-fenol recombinado, mejor conocido como Carvacrol o 2-Metil-5-(1-metiletil) fenol. Y no tiene nada de novedad, pues tanto los extractos como los productos puros del tomillo tienen ya una larga tradición como nutricéuticos y agentes terapéuticos desde tiempos ancestrales”.  Y mientras Maduro sigue anunciando cada cierto tiempo curas milagrosas realizadas por investigadores en la clandestinidad, los venezolanos siguen esperando la vacuna china o la rusa o la cubana; mientras, hospitales y clínicas se pueblan con enfermos por el Covid-19, el personal de salud se sigue contaminando y muriendo, y muchísimos enfermos no aparecen en las cifras oficiales y fallecen sin saber ni siquiera por qué. Así es la nueva normalidad en Venezuela, la que ha impuesto el viejo socialismo.

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Fuente referencial: Academia Nacional de Medicina –  https://academianacionaldemedicina.org/publicaciones/cv-notas-sobre-el-carvacrol-25-01-2021/

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