El debate sobre el presunto intento de “dividir” al estado Miranda enciende la campaña por la gobernación. La denuncia sobre el supuesto plan para desmembrar a la región ha hecho que el mandatario chavista, Héctor Rodríguez, prácticamente termine asumiendo el discurso de la oposición, mientras ya se publican encuestas que vaticinan su derrota en los futuros comicios.
“A Miranda nadie la divide, cualquier postura individual no contará con nuestro apoyo y no sucederá”, contestó Rodríguez a través de un video que colgó en Twitter para desmentir los “rumores de dividir Miranda”.
“Los rumores” en cuestión tienen su origen en la propuesta que expuso Jacqueline Faría de llevar al Parlamento chavista una ley para que el Gobierno del Distrito Capital (GDC) abarque los cinco municipios del Área Metropolitana de Caracas. Al momento de presentar esta iniciativa, Faría estaba al frente del GDC, pero este jueves 28 de enero Nicolás Maduro decidió reemplazarla por el ex concejal Nahum Jephte Fernández Molina.
No queda claro si el cambio entierra definitivamente la “postura individual” censurada por Rodríguez. Lo cierto es que lejos de argumentar a favor de la idea o de explicarla en detalle, el dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) adoptó una línea crítica similar a la enarbolada por Carlos Ocariz y David Uzcátegui, sus principales contrincantes.
Cuesta arriba
La firma More Consulting realizó una encuesta en el mes de diciembre 2020 para medir el sentir de los habitantes de Miranda. El cuadro general muestra que 24,1% se declara chavista, 31,4% se identifica con la oposición y 44,5% no se inscribe en ninguno de los dos bandos.
El sondeo arroja que la mayoría de los mirandinos (50,2%) tiene una opinión desfavorable de Rodríguez, castigado principalmente por opositores (86,2%) y no alineados (44,3%), y en menor medida por sus correligionarios (14,3%). El juicio favorable alcanza 26,1%, soportado básicamente por los chavistas (71,5%) y casi dos de cada diez “ni-ni” (17,1%). El restante 23,6% prefirió no desvelar su opinión.
La gestión tiene una peor valoración, según el mismo estudio. La reprobación del desempeño del gobernador asciende a 61,9%, impulsada por el rechazo de opositores (91,2%) y no alienados (67%). La aprobación llega a 32,6%, gracias al aval de sus copartidarios (84,8%), y 5,5% de los consultados no fijó posición.
Los aspirantes
De los dirigentes políticos de la oposición en el estado Miranda, ¿a quién preferiría usted como candidato de la oposición para la gobernación del estado?, preguntó More Consulting a los entrevistados. La lista la encabeza el dirigente de Primero Justicia (PJ), Carlos Ocariz, con 19,5% seguido por su compañero Henrique Capriles Radonski (7,8%), el ex gobernador Enrique Mendoza (5,5), y el antiguo concejal de Baruta, David Uzcátegui (4,6%).
Sacando del juego a Capriles Radonski, quien no está en carrera, midieron a los tres aspirantes solo entre los entrevistados identificados como opositores que manifiestan su disposición a votar, y eliminando de la muestra a los indecisos. Allí Ocariz obtuvo 63,5% de apoyo, muy por encima de Mendoza (18,7%) y Uzcátegui (17,8%). En un cara a cara entre Ocariz y Uzcátegui bajo idénticas condiciones -eliminando a los indecisos y solo contando a opositores con intención de votar-, el ex alcalde del municipio Sucre alcanza 77% y Uzcátegui 23%.
A Ocariz le favorecería el recuerdo de su gestión en Petare, según el sondeo: 53,9% la califica positivamente, 24,7% como negativa y 21,3% no lo evaluó. Entre quienes aplauden su legado como regidor, 19,1% son chavistas, 82,5% opositores y 52,6% no alineados.
En esta esquina…
More Consulting puso sobre la mesa las opciones de Ocariz y Rodríguez. Luego de filtrar la muestra para extraer a quienes no están convencidos de votar y los indecisos, el aspirante de Primero Justicia obtiene 61,9% de respaldo y el actual gobernador solo 38,1%.
Consultados directamente sobre si desean que Rodríguez siga en su despacho, 63,5% dijo no y 31,4% sí. De nuevo, el repudio de opositores (92,7%) y no alienados (68,6%) marca la diferencia, a pesar de que la base chavista (81%) apuesta por la continuidad.
Aunque no lo haya manifestado abiertamente, Ocariz está en campaña por la gobernación. Sin embargo, ni Juan Guaidó ni el G4 (Primero Justicia, Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Voluntad Popular) han anunciado si participarán o insistirán con la abstención.
¿Qué tan dispuesto estarían los mirandinos a votar en unas elecciones para escoger al gobernador del estado, si Guaidó y el G4 deciden no presentar candidatos? Según la encuesta, 38,8% está totalmente dispuesto, 10,1% algo dispuesto, 11% poco dispuesto, 36,2% nada dispuesto y 3,9% guarda silencio.
De ese 38,8% que dice estar totalmente dispuesto, 73,3% son chavistas, 41,3% no alineados y 21,9% opositores. Por el contrario, en este escenario la mayoría de los “nada dispuestos a votar” son opositores (56,2%), casi parejos con los no alineados (52,6%), mientras que los chavistas apenas suman 10,5%. En síntesis: Si el liderazgo de la oposición no se inscribe en la pelea, sus simpatizantes retroceden y despejan el camino a la reelección del PSUV.
Falta mucho
A esta hora nadie sabe cuándo serán los comicios regionales. Sin tiempo que perder, el mandatario regional mueve sus fichas. En un mensaje enviado a su estructura política, ordenaba desplegar “todo el gobierno y todo el partido” para apuntalar su campaña.
“Que se sienta el despliegue con fuerza”, demandó el gobernador a sus colaboradores para que se activen “clínicas móviles, ayudas sociales, distribución del CLAP, jornadas de limpieza, inspecciones, etc.”. El objetivo es claro: “Todo lo que hagamos debemos hacerlo de forma que acumulemos fuerza para las elecciones, así que debe tener el máximo impacto”.
De acuerdo con el estudio de More Consulting, el abanderado de Primero Justicia parte con ventaja. Sin embargo, lo mismo afirmaban las encuestas en 2017 y al final Ocariz fue uno de los grandes protagonistas de la debacle sufrida por la oposición en las elecciones de aquel año. Una derrota que fundió a la extinta Mesa de la Unidad Democrática y tiñó el mapa de rojo.
Esto apenas comienza.