En la aldea
02 diciembre 2024

Hay que recuperar el locus de control

Las estrategias son, por definición, autorreferenciales. Por tal razón el primer paso que debemos dar es hacia la recuperación del locus de control interno. Debemos recuperar la conciencia lúcida de nuestra responsabilidad indelegable como venezolanos para impulsar los cambios que el país necesita. Sin estrategia actualizada continuará la confusión, la dispersión de esfuerzos. El 23 de enero del año pasado lanzamos como consigna “Solos no podemos”. La nueva consigna para la nueva estrategia debería ser: “Solos sí podemos… si nos ayudan, podremos más rápido”. Hay que recuperar la confianza en nosotros mismos y ajustar la mira hacia un horizonte temporal más amplio.

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Manuel Antonio Narváez | 05 febrero 2021

Mi profesora de inglés era muy hermosa. Tenía ojos china blue que sonreían siempre; su voz florecía con un timbre delicioso y un acento británico encantador. Recuerdo que un día de lluvia y niebla, mientras sorbía delicadamente su taza de té, explicó el primer condicional partiendo de la siguiente frase: “Winston, how would I know what think if don’t hear what say?”(Winston, ¿cómo puedo saber lo que pienso si no oigo lo que digo?). Era fama, decía mi profesora, que así respondió Lady Churchill a su ilustre marido, quien le pedía que pensara un poco más antes de hablar.

La reminiscencia viene al caso porque en los actuales momentos la dirigencia de la oposición venezolana habla sin decir, no habla para entenderse; ni siquiera -como Lady Churchill- para saber lo que piensan. Son muchos quienes hablan, pero, en su mayoría, no lo hacen para comunicar planteamientos concretos; tengo la impresión de que hablan solo para generar un ruido que disimule su desconcierto: silban en la oscuridad.

“Lo que significa recuperar el locus de control interno puede ilustrarse con la frase que popularizó “Invictus”, la película biográfica sobre Mandela: ‘Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma’”

Bien nos valdría entonces, hacer una pausa, bajar el volumen y dedicar tiempo a la reflexión serena sobre las experiencias del pasado, los cambios ocurridos en el entorno y el reto que plantean las elecciones regionales y municipales que deberían -de acuerdo con nuestra maltrecha Constitución– celebrarse este año. Así podríamos definir una estrategia coherente que contribuya a resolver los desencuentros en el seno de la oposición y rehacer las fuerzas para avanzar. Sin estrategia actualizada continuará la confusión, la dispersión de esfuerzos y la estridencia de quienes hacen funcionar sus aparatos fonadores de manera primitiva.

Las estrategias son, por definición, autorreferenciales. Por tal razón el primer paso que debemos dar es hacia la recuperación del locus de control interno. Debemos recuperar la conciencia lúcida de nuestra responsabilidad indelegable como venezolanos para impulsar los cambios que el país necesita. Nadie hará por nosotros la tarea que nos corresponde. En términos poéticos, lo que significa recuperar el locus de control interno puede ilustrarse con la frase que popularizó “Invictus”, la película biográfica sobre Mandela: “Soy el amo de mi destino, el capitán de mi alma”.

El 23 de enero del año pasado lanzamos como consigna “Solos no podemos”. Se pretendía con ella concitar la acción internacional para ejercer presión sobre Maduro y provocar el “cese de la usurpación”. Desafortunadamente el resultado fue perverso: Caímos en una actitud pasiva que esperaba todo de los marines que enviaría Donald Trump; de una sentencia fulminante de la Corte Penal Internacional; de la “extracción quirúrgica” ejecutada por un comando de mercenarios; de la coalición que acaudillaría el TIAR; del poder mágico de una fórmula esotérica llamada R2P. En síntesis, perdimos el locus de control interno. La consecuencia es este estado de ánimo de descreimiento, autocompasión, frustración.

Hace un par de semanas falleció Hank Aaron, un beisbolista excepcional y, de acuerdo con la opinión de quienes le conocieron, un ser humano de calidad superior. En una crónica sobre él escrita por Juan Vené, encontré un perfecto ejemplo de la importancia de conservar el locus de control interno. Cuenta el veterano periodista: “A través de mensajes escritos y por llamadas telefónicas, Aaron se vio acosado por fanáticos blancos, cuando amenazaba con llegar al record del Babe. Entonces dijo: ‘Quizá ellos hacen lo que deben hacer, o lo que creen deben hacer. Es posible que estén en lo correcto’”. Enfocado en su objetivo -amo de su destino, capitán de su alma- Aaron siguió impertérrito haciendo bien lo que sabía y podía hacer. Así se llevó por delante el mítico récord de los 714 bambinazos y continuó golpeando la pelota hasta los 755. Hay que recuperar la confianza en nosotros mismos y ajustar la mira hacia un horizonte temporal más amplio. La nueva consigna para la nueva estrategia debería ser: “Solos sí podemos… si nos ayudan, podremos más rápido”.

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