Conocí a Paula Vásquez Lezama un miércoles de octubre de 2018, en un café cercano a la estación de metro de Bir-Hakeim en París. El profesor Tomás Straka había servido de puente; «the french connection», como él lo llamó. Era un momento en que me debatía entre el optimismo y el vértigo de estudiar y vivir en la ciudad que no acaba nunca, como alguna vez tituló Vila-Matas. Al encontrarme con Paula lo primero que pude notar fue su sonrisa y una mirada apasionada cuando hablaba de Venezuela. De ese instante nació una complicidad perdurable. De ahí en adelante nos reunimos con frecuencia en su apartamento. Entre sus libros, la gata, sus amigos y familia, me hizo sentir en casa. Su agenda siempre estaba llena de compromisos en congresos, foros y declaraciones para los medios. Se había convertido, en Francia, en una voz de sindéresis ante la compleja y muchas veces mitificada realidad venezolana. Pero ella tenía su rol muy claro: «Soy socióloga y antropóloga; estoy involucrada en la vida pública y trato de no servir a ningún dogma», como dijo en la introducción de una de sus obras. Esta autoridad la llevó a coordinar el número 697, dedicado a Venezuela, de Les Temps Modernes, la icónica revista fundada por Sartre y de Beauvoir en 1945, y que para principios de 2018 continuaba dirigiendo Claude Lanzmann.
Su pasión por el país se traducía en una espléndida trayectoria académica. Socióloga de la Universidad Central de Venezuela y doctora en Antropología Social y Etnología, de la Escuela de Estudios Superiores en Ciencias Sociales (EHESS), era además investigadora permanente del Centro Nacional para la Investigación Científica en Francia (CNRS) y miembro del Centro de Estudios Sociológicos y Políticos Raymond Aron. Más allá de su resumen curricular, su trabajo nos dejó herramientas fundamentales para comprender el país y para transformarlo. De explicación pedagógica, de pluma suelta, supo combinar el trabajo de campo al abordar las tragedias de Vargas y Amuay o la muerte de Franklin Brito, en conjunto con el rigor del análisis académico. Esto produjo una generación de conocimiento sobre el control político a través de los desastres naturales y el Estado de Excepción.
Publicó tres títulos ineludibles para entender nuestra contemporaneidad: Poder y Catástrofe. Venezuela bajo la tragedia de 1999 (2008), Le chavisme: un militarisme compassionnel (2013), y Pays hors service (2019). Este último, a medio camino entre la crónica, el análisis metódico y la inquietud sobre el futuro. En 2021 apareció la edición en español bajo el título de País fuera de servicio. Sobre este libro trató una de las últimas conversaciones que tuvimos. A pesar de su estado de salud delicado, pude notar su alegría por la nueva edición.
Ahora quiero recordar la última vez que nos vimos. Fue en su apartamento más reciente, el que tiene una ventana que da a la colina de Montmartre. Una tarde de domingo, junto a mi novia, conversamos de política, autores y música. Escuchamos unos vinilos que había traído de Caracas. Como amante empedernida del tango, Paula recitó alguno de memoria. También era una entusiasta de la salsa brava y el bolero. Por eso, una forma de conocerla y mantenerle presente es escuchando las canciones de su playlistLa Vásquez en París, en Spotify. Escribo estas palabras desde el dolor por la partida de una amiga, pero también por la pérdida para Venezuela de una de sus mentes más claras en la hora actual.
Paula Vásquez Lezama nació en Caracas el 9 de febrero de 1969 y falleció en París el 22 de marzo de 2021.
