En la aldea
12 octubre 2024

El momento de todos a una

Del optimismo de “Venezuela está condenada a tener éxito”, hemos pasado a sufrir un pesimismo viral con la consecuente resignación. La dimensión de la crisis impone traducir ideas en estrategias viables y eficaces para cambiar el país. Si se logra la meta de la vacunación masiva contra la Covid-19, además de los beneficios para la salud pública, tendrá como consecuencia directa rescatar a los ciudadanos de la desesperanza. Es el momento de Fuenteovejuna para alcanzar un objetivo que sea de provecho para toda la sociedad venezolana. Es el momento de ¡Todos a una!

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Ramón Piñango | 09 abril 2021

Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible
y, de repente, estarás haciendo lo imposible

Francisco de Asís

Es más que evidente que los venezolanos padecemos tiempos de calamidad en muchos sentidos: Una economía hiperinflacionaria; servicios públicos en franco deterioro; aumento continuo de la población de muy escasos recursos; emigración de más del 15% de la población, gran parte de ella buscando sobrevivir en algún país que ofrezca mejores oportunidades; pérdida creciente del territorio por la acción de grupos guerrilleros de origen diverso, e incluso acciones armadas delincuenciales en zonas urbanas, incluyendo la toma de un club social de un cuerpo policial. Y ahora la pandemia, que, si bien es cierto afecta gran parte del planeta, aquí es atendida de la peor manera por quienes detentan el poder.

Llegamos al punto en que nos sentimos acechados por la muerte. Los muertos se cuentan por días en un número que, de acuerdo con la información que manejan personas que dominan el tema, supera significativamente las cifras oficiales. Incluso, a muchos ciudadanos les llega día tras día noticias de algún conocido o familiar contagiado o fallecido. El número diario de personas contagiadas o fallecidas supera a las de la jornada anterior. No es raro que muchos sepamos de familiares, amigos o conocidos que han sido víctimas mortales del Covid-19. En cualquier momento cualquiera puede ser la próxima víctima, sea cual fuere su procedencia o condición social.

Para enfrentar efectivamente el problema de la pandemia y su mal manejo por los responsables de atenderlo desde el ámbito público, es necesario estar plenamente conscientes de lo ocurrido en la historia reciente del país. Entre otras cosas, hay que considerar que llevamos más de veinte años en los cuales, a pesar de algunos intentos, no se ha logrado un cambio en los lineamientos que siguen quienes han tenido el poder, lo que nos ha traído al desastre de hoy. Por una u otra razón, la oposición no ha podido alcanzar el tan indispensable y anhelado cambio. Sin embargo, el resto de los ciudadanos no podemos evadir responsabilidades. Hay razones para creer que los venezolanos que deseamos el cambio no hemos exigido, o no hemos sabido exigir, a la dirigencia de la oposición para que rectifique y sea capaz de tomar decisiones efectivas que nos conduzcan a una situación positiva para todos.

Entramos en el segundo trimestre del presente año viviendo en un estado de sitio, acosados por todos lados en el mismo país. Hay quienes están convencidos de que no hay razones para ser optimistas. Del optimismo “de hay para todo”, o el de “Venezuela está condenada a tener éxito” hemos pasado a padecer un pesimismo viral que, de manera progresiva, deviene en resignación.

En esta circunstancia es inevitable que los venezolanos que hemos decidido quedarnos aquí nos preguntemos: ¿Qué podemos hacer entre todos para enfrentar lo que nos está pasando? Se trata de responder esta pregunta ubicados en el presente, en lo que nos preocupa, en lo que hoy sufrimos día tras día. En tal sentido, debemos ubicarnos con toda crudeza en la “realidad real”, tal como la padecemos, percibimos y sentimos.

El país está viviendo días en que eventos muy diferentes ocurren unos tras otros, con la percepción de que las cosas van empeorando cada día más y más. Esta circunstancia tan negativa la podemos vivir con la convicción de que no hay nada que hacer, pero también podemos y debemos tratar de encontrar oportunidades para actuar y cambiar el curso de los acontecimientos.

“La dimensión del problema exige la pronta acción concertada de toda la sociedad”

Lo antes señalado conforma el trasfondo de frustraciones políticas y sociales acumuladas, en las cuales tenemos que actuar para enfrentar el estado de calamidad que se ha agravado por la pandemia. Gran parte del país comparte la preocupación por las consecuencias que la pandemia tiene para todos. La necesidad de enfrentar un peligro mortal reconocido como tal por toda la colectividad, constituye una oportunidad para practicar una acción colectiva que conduzca a la inmunización de toda la población. Se trata de una concertación o convergencia de esfuerzos, en principio de la sociedad civil, para alcanzar una meta de obvios beneficios para toda la población.

Con la expresión “sociedad civil” hacemos referencia a todos, sin distingo de ninguna naturaleza. Se trata de un llamado, con carácter de suma urgencia, a todas las personas y grupos, unidos por la necesidad de vencer la amenaza de muerte percibida por muchos como inminente. Pocas veces hemos enfrentado amenazas similares en la historia de la nación, en lo que se refiere a una enfermedad que ya el mundo sabe cómo atenderla.

Recordemos la conocida frase de Ortega y Gasset: Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo. La esencia de esta frase, de manera consciente o inconsciente, comienza a sonar y resonar en unos cuantos venezolanos de estos tiempos. Podemos expresarla diciendo: Somos nosotros y nuestra circunstancia, y si entre todos no salvamos esta circunstancia no nos salvaremos.

Es el momento de la acción. No de la elegancia analítica de corte académico o intelectual, sino de planteamientos claros y concretos. La dimensión de la crisis impone traducir ideas en estrategias viables y eficaces para cambiar el país. Eje de esa estrategia debe ser lograr la convergencia efectiva de esfuerzos al actuar para que todos seamos vacunados y bien atendidos sanitariamente.

Sin duda no va ser fácil. Es de esperarse que alcanzar una meta compartida por más del 80% del país por iniciativa de la sociedad, no va ser del agrado de quienes detentan el poder. Pero si se logra la meta de la vacunación de todos contra la Covid-19, será una meta que, además de los obvios beneficios para la salud pública, tendrá como consecuencia directa rescatarnos de la desesperanza y la resignación.

El propósito de estas líneas es respaldar el esfuerzo de quienes están tratando de hacer algo en este momento de crisis, señalando que la dimensión del problema exige la pronta acción concertada de toda la sociedad.

Esa acción concertada podría expresarse en términos concretos, por ejemplo, en una rueda de prensa en la cual participen representantes de iglesias, gremios empresariales y sindicales, academias, instituciones de educación superior, entre otros. Se trataría de un evento en el cual le hablarían al país nacional representantes de los más diversos sectores de Venezuela. Unidos exigiendo vacunas para toda la población.

Es el momento de Fuenteovejuna para alcanzar una meta que beneficie a toda la sociedad venezolana. Es el momento de actuar para vacunarnos protegiéndonos de un virus y contra la resignación, demostrándonos a nosotros mismo que sí podemos. Es el momento de todos a una.

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La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
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