El poder de las conversaciones para generar estados de ánimo y lograr resultados en las interacciones humanas es un tema muy importante y fascinante a la vez.
La tradición de la filosofía del lenguaje desde John Austin, pensador inglés que escribió “Cómo hacer cosas con palabras”; John Searle, estadounidense ha tenido mucha influencia en disciplinas como la educación, la gerencia, la psicología, ciencias políticas, diplomacia y más recientemente en la práctica del coaching ontológico, organizacional y político.
Las conversaciones son una trenza o una danza entre el hablar y el escuchar, dice Rafael Echeverría en su libro “Ontología del Lenguaje” pueden realizarse entre un hablante y oyente o con nosotros mismos. Observar y diseñar conversaciones es una competencia clave tanto a nivel personal como en las organizaciones, mucho más en los roles de líderes o gerentes si queremos usar el poder de las conversaciones para generar futuros posibles.
Hay cuatro tipos de conversaciones según reaccionemos ante un evento:
- Las conversaciones sobre juicios personales
Cuando ocurre algo que demanda nuestra reacción, por más sencilla o catastrófica reaccionamos en primera instancia asignándole un sentido que puede ser un juicio, positivo o negativo, lo hacemos de manera espontánea. Si se genera una interacción hablante-oyente y utilizamos juicios, podemos establecer una interminable conversación que no conducen a ninguna acción.
Un claro ejemplo de este tipo de conversaciones las vemos en las redes sociales, en especial en Twitter donde se desarrollan “hilos” de descalificación de todo tipo. Ese es el reino de la conversación estéril con muchas consecuencias negativas que sólo generan estados de ánimos amenazantes, desconfianza, paralización.
- Conversaciones para generar acciones
Si reaccionamos buscando que algo pase de manera propositiva generamos un tipo de “conversación para coordinar acciones”. Solicitamos ayuda, damos una instrucción, hacemos una oferta, pedimos una aclaratoria, especificamos algunas condiciones de satisfacción.
En nuestra vida cotidiana mantenemos muchas conversaciones para coordinar acciones con las personas con quienes convivimos o trabajamos. La calidad de este tipo de conversaciones se puede cultivar especialmente en el ámbito del liderazgo y la gerencia, para ello existen programas de formación que han tenido mucho impacto en las organizaciones.
- Conversaciones para posibles acciones
Si no sabemos qué hacer frente a un evento es posible explorar acciones, especialmente con otros o nuestros grupos de interés. ¿Qué podríamos hacer? Se convierte en una pregunta clave que genera posibilidades para nuevas acciones. Así podemos buscar nuevas soluciones, innovar, incluir a otros. Si lo hacemos, ampliamos el espacio de posibilidades.
- Conversaciones para nuevas conversaciones
Este tipo de conversaciones abre la posibilidad de conversaciones estratégicas en el sentido que posibilita diálogos entre actores cuyos prejuicios, de cualquier tipo, les impiden iniciar conversaciones para coordinar acciones.
Toda conversación es una trenza entre lenguaje y emocionalidad, dijo Humberto Maturana. Si la emocionalidad no es la adecuada es difícil lograr algún resultado. Ante una amenaza generalmente se responde de manera defensiva. La conversación para posibles conversaciones exige respeto mutuo.
Observamos que las conversaciones públicas de los líderes políticos venezolanos, desde hace años, se han desarrollado en interlocuciones sobre juicios personales.
Se inicia con una descalificación del otro y se continúa con una amenaza. En esta trampa estamos encerrados como sociedad. A la incompetencia de los líderes para sostener conversaciones estratégicas se le agrega la misma secuencia de la opinión pública en las redes sociales.
La solución a los graves problemas que enfrentamos, entre ellos la pandemia de la Covid-19, los servicios públicos, las condiciones de salud y nutrición de la población requieren de la cooperación de los actores sociales en su conjunto, y esto no es posible sin conversaciones estratégicas.
La pregunta es si ¿queremos mantener la secuencia de conversaciones sobre juicios personales o abrir posibilidades para crear futuros posibles?