Sobre la pobreza hay muchos conceptos y alrededor de ellos enormes discusiones, según cómo se defina se intenta medirla. Algunos se enfocan en los ingresos, otros le agregan empleo, educación y servicios sociales.
Comparto la distinción de pobreza del economista Amartya Sen, como la privación de las libertadas humanas o las restricciones de lo que valoramos como digno de ser vivido.
¿Cómo interpretamos la dignidad humana?, ¿cuándo se vulnera nuestra dignidad?
La persona humana por el sólo hecho de serlo merece reconocimiento y respeto de su autonomía y libertad. En esto reside el centro, la fuente, el sustrato de todos los Derechos Humanos.
Dignidad humana significa que un individuo siente respeto por sí mismo al mismo tiempo que es valorado y respetado. Implica que todos los seres humanos sean tratados como iguales y que puedan gozar de los derechos fundamentales. Somos dignos en tanto somos moralmente libres, autónomos, iguales ante la ley.
En nuestra metáfora la medusa es la dignidad humana, y de ella se desprenden todos los tentáculos de las libertades instrumentales.
En Venezuela se ha vulnerado y se vulnera a diario la autonomía de pensamiento, una muestra de ello son los presos políticos; otra, el cercenamiento de la autonomía universitaria y las violaciones a la Constitución.
El asedio a las universidades autónomas mediante la supresión sostenida de presupuesto es una estrategia de doblegamiento por hambre, de “tierra arrasada”. Hemos visto caer a pedazos los campus de la Universidad de Oriente (UDO) y la Universidad Central de Venezuela (UCV), saquear sus instalaciones, quemar bibliotecas. “Todo arde en el fuego de la barbarie”.
Los míseros salarios de los profesores y empleados han provocado estampida, deserciones, innumerables campañas para recoger fondos por eventos de salud, historias de zapatos rotos y la indignante situación de no tener como pagar un entierro. En esto se igualan profesores y empleados de la administración pública.
Cada día uno de los tentáculos de la pobreza azota; un día el tentáculo de no tener ingresos te pega en la cara, otro día haces una cola y lees un letrero “no ha llegado la segunda dosis de la vacuna Sputnik”, y al siguiente toca la cola de la gasolina. Al regreso a casa pueda que no haya electricidad por varias horas o el suministro de agua se haya suspendido por varios días.
Vulnerar la igualdad ante la ley es solicitar el “carnet de la patria” para algún servicio esencial o distribución de las cajas CLAP por mecanismos controlados por Consejos Comunales, a su vez controlados por el partido de gobierno.
No todas las humillaciones a los ciudadanos venezolanos pueden esconderse tras los argumentos de las sanciones impuestas al Gobierno por Estados Unidos y la Unión Europea. Servicios básicos como la renovación de la cédula de identidad o el pasaporte no dependen de ninguno de estos argumentos. Las colas, el maltrato, la visible corrupción reservando o vendiendo gestiones vulneran la dignidad ciudadana.
¿Cómo luchamos contra la pobreza entendida como pérdida de dignidad y restricciones de las libertades humanas?
Volvamos Amartya Sen, devolvámosle a las personas el respeto, la autonomía y la libertad.
A los ciudadanos nos toca reconocer nuestra libertad personal sin doblegarnos, agenciar las libertades sociales, organizarnos y defender las libertades colectivas y nuestros derechos.