De forma algo inusual, el Banco Central de Venezuela (BCV) publicó las cifras de inflación de octubre 2021 (6,8% la mensual y 1.576% la interanual). Viene a corroborar lo que otros índices adelantaban días atrás: La inflación sigue desacelerándose y además, inflaciones mensuales de un solo dígito empiezan a ser algo más frecuente.
Ya no tenemos una inflación interanual de millones de puntos porcentuales, como en 2019, hoy nos alegramos porque contamos una de miles, 1.600% para ser algo más precisos.
El costo de este relativo avance fue alto, dado que la principal medida para alcanzarlo fue la desaparición del crédito bancario, para así controlar los agregados monetarios. En otras palabras, para lograr dicho objetivo desaparecieron la principal forma de financiamiento en el mundo entero. Es fácil intuir el efecto contractivo de esta medida.
Por otro lado, también es oportuno repasar otras consecuencias de este proceso hiperinflacionario – desinflacionario. La primera es que a pesar de estar desacelerada, todavía contamos con una de las inflaciones más altas del planeta; podemos, es verdad, salir de la hiperinflación, pero seguirá con nosotros una tasa de inflación interanual de 3 dígitos que no es para nada benigna. En segundo lugar, una desconfianza casi total en nuestra moneda local, el venezolano terminó de perder la poca credibilidad y confianza que tenía en su moneda, para abrazar al dólar como su referencia estable en el tiempo.
La dolarización cambió la vida tanto de empresas como de ciudadanos. Nos ofrece previsibilidad y operatividad en un ambiente tan hostil como el hiperinflacionario. Su utilidad es tal que asomar que convivirá con nosotros por décadas sorprenderá a pocas personas. De igual forma, la supervivencia del bolívar o de nuestra moneda local (sin importar el nombre que tenga) dependerá de que la inflación sea finalmente dominada.
¿Podrá esta gestión bajar la inflación anual a un dígito? Tarea difícil si no se lleva adelante un plan de recuperación económica que sea ambicioso y robusto. Es decir, sin cambios importantes en las tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB), luce cuesta arriba disminuir la tasa de inflación hasta ese nivel. Y bueno, para lograr este escenario harían falta cambios institucionales, y para lograrlos tendría que haber otras modificaciones importantes en lo político…
En la dinámica inflacionaria, las expectativas de los actores económicos juegan un rol protagónico. Para cambiarlas hace falta credibilidad en quienes delineen las políticas económicas, confianza en el plan que se decida ejecutar, y eficacia en el cumplimiento de esas medidas. Cuando veamos que estas condiciones se cumplan, sabremos que vamos por buen camino. Es probable que ese proceso nos lleve unos años más, las lecciones nos deben quedar bien grabadas para no cometer los mismos errores en el futuro, que hoy luce lejano, pero que llegará.
@HenkelGarcia