La Misión de Determinación de los Hechos que investiga las violaciones a los Derechos Humanos perpetradas por el régimen venezolano desde el 2014 probablemente va a recibir el respaldo del Consejo para que su mandato sea extendido por dos años más. Esto es una buena noticia, porque lo que ha sucedido en Venezuela, al igual que en otras dictaduras férreas, es que las mafias se han adueñado del país, y operan en total impunidad sin los límites que impone normalmente la ley. Así que los Expertos Internacionales Independientes y el equipo técnico tienen todavía trabajo por delante. Deben asegurarse de que el mecanismo aporte las pruebas necesarias, y documente suficientemente lo que ha venido sucediendo en Venezuela desde la llegada del chavismo al poder, o sea, desde que se inició el camino a la destrucción de la institucionalidad y el Estado de Derecho.
Una vez que el Consejo adopte la resolución para la extensión de su mandato (que debe ser el día 5 o 6 de octubre y ojalá con los 24 votos necesarios para que sea por mayoría absoluta), se reinicia un proceso de asignación de recursos por parte de la Asamblea General de la ONU, y la Misión volvería a arrancar en el mes de enero. Será entonces cuando los Expertos Internacionales Independientes definan cuáles serán sus siguientes pasos en la investigación, en qué áreas van a profundizar, y qué otras áreas van a indagar para que se pueda tener claro cuántos presos políticos ha habido en Venezuela desde al menos el 2014, cuántas desapariciones forzadas, a cuántos han torturado y a cuántos ejecutado, y así constatar la dimensión en vidas humanas de la tragedia de nuestro país.
En los informes que se han presentado durante estos últimos tres años, se ha ido determinando con pruebas, testimonios y otros materiales que se han cometido crímenes de lesa humanidad, que el sistema de justicia en Venezuela no funciona, y que se sabe ya a ciencia cierta quiénes son los principales perpetradores intelectuales y materiales de los crímenes que se han cometido en Venezuela desde el Estado. Es decir, los informes han podido determinar que estas violaciones a los Derechos Humanos han pasado a ser delitos penales, y, por lo tanto, pueden ser juzgados por la justicia internacional. Y también han señalado el nivel de responsabilidad que tiene la cúpula que controla el poder en Venezuela, pues, tal como ha señalado la Misión, “el nivel de responsabilidad suele aumentar a medida que el análisis se aleja de la persona que ejecuta las violaciones y los delitos para llegar a los rangos superiores de mando”. Es decir, más responsabilidad tiene el que manda a cometer el crimen que quien lo ejecuta materialmente, aunque ambos deben rendir cuentas por sus actos.
Asimismo, en su último informe, los Expertos de la Misión de Determinación de los Hechos también expresan lo siguiente:
“La información recopilada para este informe y las investigaciones anteriores de la Misión, muestran que los actos de violencia documentados no fueron realizados por individuos aislados y sin conexión actuando solos dentro del SEBIN y la DGCIM. Más bien, la Misión ha llegado a la conclusión de que estas violaciones, que, como se ha señalado, constituyen crímenes de lesa humanidad, fueron parte de una política deliberada del Gobierno para silenciar, desalentar y sofocar la oposición al Gobierno. El presidente Nicolás Maduro, y otras autoridades de alto nivel que le prestaron apoyo, fueron los principales artífices en el diseño, implementación y mantenimiento de una maquinaria con el propósito de reprimir la disidencia”.
Ahora bien, no basta con saber quiénes son los perpetradores, aunque es sumamente importante para poderlos llevar a la justicia internacional y para que las víctimas puedan iniciar demandas ante la Corte. No basta con saber que se identifica lo que sucede en Venezuela como una política dirigida por quienes controlan el poder para extinguir a toda persona que sea percibida como oposición. No basta con saber que los perpetradores intelectuales tienen un sistema de premios y castigos para los perpetradores materiales, en su mayoría hombres jóvenes, que una vez que dejen de ser útiles también serán descartados.
Los Expertos de la Misión han identificado el modus operandi de las fuerzas de seguridad del Estado, la estructura de estas, y su cadena de mando; la Misión ha identificado centros clandestinos de torturas, han podido constatar que las recientes leyes aprobadas para supuestamente garantizar que un poder judicial independiente imparta justicia, no son más que letra muerta. Pero saben que su trabajo no se ha acabado.
Los casos documentados hasta ahora, muchos de ellos descritos de manera cruda y gráfica, son quizás los más impactantes. En ellos hay todo un manual de torturas violentas, de situaciones terribles cuya sola lectura mete el miedo en el cuerpo. Sin embargo, existen muchas situaciones que podrían constituir violación a los derechos más fundamentales, y esos también deben ser documentados.
Quienes creemos en la reconstrucción de nuestro país en democracia y hemos denunciado por veinte años lo que sucede en Venezuela, dando visibilidad a los cientos de casos que han llegado hasta Ginebra y otras ciudades del mundo; hemos insistido hasta ser escuchados, hemos procurado apoyar cada paso que nos acerque a la rendición de cuentas, la justicia para las víctimas y la reparación para ellos y sus familiares. Y una vez que se renueve el mandato de la Misión, seguiremos apoyando a las víctimas para que puedan dar su testimonio y presentar sus casos.
Pero muchos no saben que son víctimas porque hemos perdido la noción de lo que es un delito cometido desde el Estado, o porque se avergüenzan de lo que les sucedió y se sienten culpables, o les causa demasiado dolor para contarlo. Muchos se protegen con una actitud heroica o tomando los hechos con un falso humor. Muchos ni siquiera saben que tienen derecho a contarlo.
Eso es comprensible, porque nos han llevado a la cultura de la impunidad y el desamparo. Porque por muchos años nos han quebrado de manera intencional, infligiendo dolor y sufrimiento para destruirnos como personas. Todos hemos sido en mayor o menor grado víctimas del régimen y todos los ciudadanos venezolanos, y quienes viven en Venezuela, han sido objeto de ‘tratos crueles, inhumanos y degradantes’, tal como se desprende de los informes presentados por la Misión. No obstante, es importante identificar si una persona o a alguien de su entorno ha sido víctima de violación de sus derechos porque el silencio vulnera aún más nuestros derechos.
Por ejemplo, si te llevaron preso sin orden de captura y sin motivo, eso constituye una detención arbitraria. Si tuviste que esconderte por estar protestando o por haber publicado algo, si te amenazaron con que te iban a meter preso, si tuviste que salir del país porque corrías ese riesgo, o te hostigaron, eso es parte de un patrón sistemático y generalizado. Si estando preso, te tuvieron incomunicado por horas o días sin que pudieras hablar con tu familia o con un abogado, eso se califica como desaparición forzada. Si funcionarios te quisieron obligar o te obligaron a firmar un documento inculpándote, si te amenazaron para que lo hicieras, si te amenazaban para que confesaras algo que no hiciste, o para que proporcionaras información sobre otras personas, si te amenazaron con meterse con tus familiares, y si te insultaron, humillaron y vejaron, todo ello constituye parte del patrón de torturas y otros tratos crueles, inhumanos y degradantes que la Misión está investigando. Si escuchaste cómo torturaban a alguien, si oíste sus gritos o los golpes o te obligaron a presenciar un acto de tortura, incluyendo asfixia, descargas eléctricas, o violencia sexual, eso le interesa conocerlo a la Misión. Si viste cómo entraban en tu edificio buscando ajusticiar estudiantes durante las protestas del 2014 o del 2017, si el FAES entró en tu barrio y mató a sangre fría a un familiar o a un vecino, estamos hablando de ejecuciones extrajudiciales.
Todo esto lo está recopilando la Misión de Determinación de los Hechos para ayudar a que se establezcan las responsabilidades, y se avance hacia la rendición de cuentas, hacia la verdad, la justicia y la reparación de las víctimas, sus familiares, y nosotros todos como nación.
Si tú has sido víctima de violación de tus derechos humanos, tu testimonio también cuenta, y nada más que por eso, es necesario que siga la Misión.