Tertulia en lga
14 diciembre 2024

Apuntes sobre la poética y la actitud crítica: ¿Poesía es crítica?

“La poesía como crítica expande sus posibilidades como interpelación, no solo al poeta, sino al lector, quien se convierte también en creador. Ambos deberán “atender su propia incompletud a través de la del poema”.

Coordinador: Ernesto Borges
Lee y comparte
Pablo Alas | 11 diciembre 2022

“Un poema exige ser leído, incluso si nadie lo lee
Giorgio Agamben1

“El sistema poético hase convertido en sistema crítico”
Ramón López Velarde

En 1916, el poeta mexicano Ramón López Velarde, incluido dentro del movimiento modernista por algunas genealogías académicas, publicó en Vida Moderna un ensayo crítico dedicado al escritor Leopoldo Lugones titulado “La corona y el cetro de Lugones”. En este artículo, además de hablar sobre la preponderancia del argentino en la poesía hispanoamericana, planteó la siguiente tesis: “El sistema poético hase convertido en sistema crítico”2.

Esta frase, cargada de un potencial no tanto innovador como rupturista, demuestra una voluntad de cambio hacia una poesía que no signifique una traducción estética de la biografía y la intimidad del escritor, sino un instrumento de cuestionamiento. El poeta y crítico literario venezolano Guillermo Sucre identifica esta propuesta poética -devenida en propuesta crítica y ética- como un signo característico de varios escritores de la transición del modernismo hacia los movimientos de vanguardia: Gabriela Mistral, Macedonio Fernández, José María Eguren, José Antonio Ramos Sucre y José Juan Tablada3.

Una generación de poetas que -aunque la terquedad academicista luche por ubicarlos cronológicamente entre uno y otro movimiento literario- dieron rienda suelta a sus preocupaciones, sentimientos y motivaciones con “una actitud crítica” diferenciadora y necesaria para desmarcarse del canon literario del momento4. Estos escritores no trataron temas nuevos -el amor, la muerte, la belleza, la vida, el lenguaje, Dios-, sino que los trataron desde una perspectiva distinta a la literatura dominante homogeneizadora. Mientras que Lugones, por un lado, trataba de afirmar la realidad a través de la palabra detentadora y central (Sucre cita a Jorge Luis Borges cuando dice que “Lugones no quería persuadir, sino intimidar”), López Velarde, por el otro, dudaba y cuestionaba a través de la palabra ironizante y excéntrica5.

“El primer objeto de estudio del hombre que quiere ser poeta es su propio conocimiento, completo; se busca el alma, la inspecciona, la prueba, la aprende”

Aquella forma desgastada de concebir a la poesía como una expresión ornamentada de lo íntimo y espiritual se transformó en una concepción del hecho poético como un tiempo/espacio de autocuestionamiento, donde la problematización del yo y del mismo lenguaje permitió a los escritores nuevas formas estéticas. Este paralelismo entre un sistema poético y un sistema crítico es el que nos conviene explorar ahora.

El poeta francés Arthur Rimbaud relaciona el autoconocimiento con la escritura poética. En sus famosas Cartas del vidente (nombre dado por la historiografía literaria, pero que en realidad se trata de un conjunto de cartas que escribió en 1871 a Georges Izambard y a Paul Demeny), Rimbaud describe y critica el panorama de la literatura de su tiempo y el devenir poético desde la época griega. Define al poeta como “el ladrón de fuego” que debe hurgar dentro de sí -en una suerte de ejercicio psicoanalítico, si lo vemos a la luz de hoy- para saldar su deuda con la sociedad y en el transcurso “hallar la lengua”6. La carta a Demeny, del 15 de mayo de 1871, reza lo siguiente: “El primer objeto de estudio del hombre que quiere ser poeta es su propio conocimiento, completo; se busca el alma, la inspecciona, la prueba, la aprende”7.

Más allá de esta reformulación de los postulados subjetivos románticos que propone Rimbaud, enfoquémonos en el carácter que tiene de autocrítica. Lo que propone es que, antes de una función embellecedora, pasional o mimética, el poeta debe partir de un estudio interior. Por encima del aparente egocentrismo que pudiera suponer esta afirmación, lo que realmente pone de manifiesto es que la poesía, primordialmente, requiere de un trabajo inacabable de fragmentación y problematización del “yo”, de incentivar una crisis de la conciencia e incitar a una concienciación de la crisis. A partir de esto, es lógico pensar que la realidad del poeta, siempre cambiante en esa búsqueda, transforma su obra, y en esta no hay nada de definitivo, nada de verdad única. La “videncia” como propuesta poética de Rimbaud no es tanto metafísica como de un trabajo autocrítico dirigido a descubrir lo que está más allá de lo dado, lo aún desconocido.

Por su parte, Paul Valéry, reforzaba aún más este concepto en sus reflexiones sobre su poesía nueva. El poeta, afirmaba, se realiza a medida que escribe, pues la creación poética es un ejercicio autocrítico que tiene lugar de forma simultánea a la escritura de los versos. En este sentido, el hecho poético era revelador, incluso para el mismo escritor que era sorprendido en el proceso. El poeta y traductor peruano Reynaldo Jiménez, en su prólogo a Cementerio Marino de Valéry, dice con respecto a la noción poética del francés: “La importancia de una obra, para el autor, está en relación directa con aquello que de imprevisible le aporta en el proceso de su elaboración”8.

En este punto, podemos considerar a la poesía como un proceso en el que se crea una escisión entre un “yo”, previo a la escritura, y “otro yo” recién transformado por la revelación del acto poético. Un instante de espontaneidad que rompe y reconfigura al sujeto. La obra nunca está acabada para el autor, pues esta siempre se abre y lo transforma:

La escritura de poesía, así, asume una franca confrontación autocrítica de manera que aquélla no derive meramente en fines estéticos -aunque en el plano artístico se libre la batalla- sino disponga a esa práctica paradójica que otorga al rigor, sueño de la voluntad, una vera, incalculable libertad9.

La libertad alcanzada es consecuencia de la infinitud del poeta que nunca cierra su propia autodefinición, porque siempre está en constante construcción y autocuestionamiento. La composición del poema, en este caso, es un proceso en el que el poeta se reconstruye a sí mismo con los fragmentos y residuos de sus conciencias anteriores. Es por ello que no tiene, en verdad, nada que comunicar, y ningún significado que detentar, porque, en el proceso de simbolización no existe autoridad. Es aquí cuando la poesía como crítica expande sus posibilidades como interpelación, no solo al poeta, sino al lector, quien se convierte también en creador. Ambos deberán “atender su propia incompletud a través de la del poema”, lo que implicaría una “incesante desaparición de esa superstición que llamamos identidad, ese supuesto núcleo detentador de sentido, en pos del encuentro con la revelación de los transpersonal”10.

(1)Agamben, Giorgio (2015). “¿A quién se dirige la poesía” en New Observations, Nº 130. (Traducción de Gerardo Muñoz para Infrapolitical-Deconstruction Collective: https://infrapolitica.com/2015/04/22/a-quien-se-dirige-la-poesia-giorgio-agamben/)
(2)López Velarde, Ramón (1916). “La corona y el cetro de Lugones” en la revista Vida Moderna. México
(3)Sucre, Guillermo (2016). “Un sistema crítico” en La máscara, la transparencia. Editorial El Estilete, pp. 67
(4)Ibid., p. 79
(5)Ibid., p.75
(6)Rimbaud, Arthur (1995). Iluminaciones y Cartas del vidente. Hiperión, p. 121
(7)Ibid., p. 113
(8)Jiménez, Reynaldo (1999). “Prólogo” a Cementerio Marino de Paul Valéry. Editorial elaleph.com, pp. 3-4 (9)Ibid., p. 4
(10)Ibid., p. 6-7

Bibliografía:
-Agamben, Giorgio (2015). “¿A quién se dirige la poesía?” en New Observations, Nº 130. (Traducción de Gerardo Muñoz para Infrapolitical-Deconstruction Collective: https://infrapolitica.com/2015/04/22/a-quien-se-dirige-la-poesia-giorgio-agamben/)
-Jiménez, Reynaldo (1999). “Prólogo” a Cementerio Marino de Paul Valéry. Editorial elaleph.com, pp. 3-9.
-López Velarde, Ramón (19 de octubre de 1916). La corona y el cetro de Lugones. Vida Moderna. México (Artículo recuperado de http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/prosas-dispersas-seleccion/html/1241710e-59d3-11e0-b521-00163ebf5e63_3.html#I_28_).
-Rimbaud, Arthur (1995). Iluminaciones y Cartas del vidente. Hiperión.
-Sucre, Guillermo (2016). “Un sistema crítico” en La máscara, la transparencia. Editorial El Estilete, pp. 67-110.

Lee y comparte
La opinión emitida en este espacio refleja únicamente la de su autor y no compromete la línea editorial de La Gran Aldea.
Más de Opinión